Por el Ministerio de Comunicación de la Comunidad cristiana Hay paz con Dios
En la actualidad se sabe que el sobrepeso aumenta el riesgo de padecer enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y diabetes, y que la obesidad, definida como un peso superior al 20 por ciento del valor normal, resulta cada vez más frecuente. Según algunas estimaciones, en 2030 habrá en los Estados Unidos 65 millones de obesos más que hoy, lo que elevará en seis millones o más los casos de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, y en ocho millones los casos de diabetes de tipo 2. Muchos médicos se han encontrado ya con familias en las que los abuelos están más sanos y viven más que sus hijos y nietos.
Por si esos datos alarmantes no bastaran, algunos estudios realizados durante los últimos cinco años han demostrado que los costes de la epidemia de obesidad van todavía más lejos. Diferentes investigaciones han confirmado que el exceso de peso puede incidir sobre la salud mental (al empeorar la depresión o la enfermedad de Alzheimer), sobre la salud sexual y reproductiva, y sobre la calidad de vida, especialmente a medida que se envejece. Se cree que quizás el 25 por ciento de algunas enfermedades graves, entre las que se incluyen el cáncer de colon, de riñón y de esófago, están provocadas por el aumento de las tasas de obesidad y la inactividad física.
Las consecuencias, como puede observarse arriba, en las imágenes realizadas por TheVisualMD.com y basadas en los últimos datos conocidos, ofrecen un «viaje anatómico» aleccionador sobre los efectos a largo plazo de la obesidad en el organismo.
El estilo de vida actual genera altos niveles de estrés y ansiedad, lo que puede repercutir en el desarrollo de hábitos alimenticios perjudiciales, que en la mayoría de los casos derivan en sobrepeso y obesidad.
La ansiedad y depresión pueden llevar a un individuo a un mayor consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas, y a consumir porciones extra grandes que, sumados a un constante sedentarismo, pueden causar graves problemas en la salud.
Estos factores influyen en los altos niveles de sobrepeso y obesidad en la población, pero hay un agente que se olvida con frecuencia al abordar este padecimiento: el manejo de las emociones.
"Realmente no existe una única causa para la obesidad y el sobrepeso. Las causas van desde el aumento del consumo de alimentos, el sedentarismo, el estrés y factores genéticos", asegura Erika Escalante, coordinadora de la Especialidad en Obesidad y Comorbilidades de la Universidad Iberoamericana.
La especialista considera que el tratamiento de una persona con obesidad debe incluir un acercamiento a la parte psicológica, y no enfocarse únicamente en la corrección de hábitos alimenticios.La ansiedad y depresión pueden llevar a un individuo a un mayor consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas, y a consumir porciones extra grandes que, sumados a un constante sedentarismo, pueden causar graves problemas en la salud.
Estos factores influyen en los altos niveles de sobrepeso y obesidad en la población, pero hay un agente que se olvida con frecuencia al abordar este padecimiento: el manejo de las emociones.
"Realmente no existe una única causa para la obesidad y el sobrepeso. Las causas van desde el aumento del consumo de alimentos, el sedentarismo, el estrés y factores genéticos", asegura Erika Escalante, coordinadora de la Especialidad en Obesidad y Comorbilidades de la Universidad Iberoamericana.
Hay dos emociones que persisten en los pacientes obesos: la ansiedad y la depresión, los cuales son exacerbados por un estilo de vida estresante, así como un entorno en el que abundan alimentos con bajo contenido nutricional, altos en grasas y carbohidratos, y a precios muy accesibles, asegura la experta.
"La causalidad no está del todo establecida: no sabemos qué es primero, si la depresión por padecer obesidad, o la obesidad por padecer depresión. Sin embargo, sabemos que existe una correlación entre ambas; la parte afectiva juega un papel importante en el tratamiento", aclara.
La académica detalla el papel que juega la bioquímica cerebral y los neurotransmisores en el desarrollo de la obesidad, sobre todo con respecto a los efectos de gratificación en el cerebro que produce la ingesta de ciertos alimentos, un tema poco estudiado en las academias.
Uno de los neurotransmisores más importantes que tienen que ver con esta correlación es la serotonina, sustancia producida por el hipotálamo que inhibe el apetito y que aparece en niveles anormales en personas con depresión.
Un estudio realizado por la Universidad de San Francisco en 2008, indica que dicho neurotransmisor puede intervenir en la acumulación de grasa, por lo que es posible que un déficit de ésta genere problemas de peso.
Por ello, el tratamiento a las personas que padecen obesidad o sobrepeso debe ser multidisciplinario e implicar un cambio total del estilo de vida: además de incluir las perspectivas de nutriólogos y médicos especialistas, también debe contar con el apoyo de psicólogos y expertos en el manejo de las emociones, afirmó la también coordinadora de la Maestría en Nutriología Aplicada de la Ibero.
Lo importante, asegura la especialista, es comprender que el tratamiento es ante todo un cambio de los hábitos nutricionales, y se debe dar el papel predominante a los médicos y expertos en nutrición, en tanto se investigan los agentes biológicos y psicológicos causales del padecimiento.
La académica detalla el papel que juega la bioquímica cerebral y los neurotransmisores en el desarrollo de la obesidad, sobre todo con respecto a los efectos de gratificación en el cerebro que produce la ingesta de ciertos alimentos, un tema poco estudiado en las academias.
Uno de los neurotransmisores más importantes que tienen que ver con esta correlación es la serotonina, sustancia producida por el hipotálamo que inhibe el apetito y que aparece en niveles anormales en personas con depresión.
Un estudio realizado por la Universidad de San Francisco en 2008, indica que dicho neurotransmisor puede intervenir en la acumulación de grasa, por lo que es posible que un déficit de ésta genere problemas de peso.
Por ello, el tratamiento a las personas que padecen obesidad o sobrepeso debe ser multidisciplinario e implicar un cambio total del estilo de vida: además de incluir las perspectivas de nutriólogos y médicos especialistas, también debe contar con el apoyo de psicólogos y expertos en el manejo de las emociones, afirmó la también coordinadora de la Maestría en Nutriología Aplicada de la Ibero.
Lo importante, asegura la especialista, es comprender que el tratamiento es ante todo un cambio de los hábitos nutricionales, y se debe dar el papel predominante a los médicos y expertos en nutrición, en tanto se investigan los agentes biológicos y psicológicos causales del padecimiento.
Fuente:
Peligros ocultos de la obesidad
El lado oculto de la obesidad
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