C.C. Hay Paz con Dios

2. La Fiesta de los Panes sin levadura cuyo principal significado es la purificación, así como la preparación para el servicio a Dios. Y para nosotros, los discípulos de Jesucristo, esta Fiesta nos recuerda el mandato del Señor de ser santos como Él es santo; que purifiquemos y consagremos todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo a nuestro Dios, para que en todo glorifiquemos Su santo Nombre (Mt. 5:48; 1Pe. 1:14-16; 1Tes. 5:23; 4:2-8).

El mismo día que el Señor inauguró la vida nacional del pueblo de Israel, les dejó impreso en sus mentes y corazones ese mensaje:  Ustedes son santos para Dios, ustedes son un pueblo especial, apartados para el servicio a Dios (Éx. 12:1.2; 19:5-6).  Y eso lo estableció Él mediante tres actos proféticos: el inicio de Su Calendario, la redención por medio del Cordero pascual y la consagración por medio de los panes sin levadura.  Así también, el pueblo del Nuevo Pacto en Cristo, de la misma manera, somos llamados a ser santos y consagrados al servicio a Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo (1Pe. 1:14-16; 2:4-5, 9-10; 1Tes. 4:2-4; Ap. 1:5-6).  Así que, esta Fiesta nos da un tiempo oportuno para preguntarnos: ¿Soy más santo este año? ¿Estoy viviendo en santidad? ¿Todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo está consagrado al Señor?

3. La Fiesta de las Primicias cuyo significado principal es recordarnos que necesitamos colocar a Dios en el primer lugar de nuestra vida, que el Señor Jesucristo sea nuestro centro y la razón de nuestra vida.  

En la Fiesta de las Primicias, debemos recordar lo que Dios quiere enseñarnos a través de ella:
1. Que Él desea ser el Primero en nuestra vida y en nuestras labores.
2. Que Él desea que le demos a Él lo primero, lo mejor y escogido del fruto de nuestras manos, del resultado de nuestra labor (sea en ofrenda monetaria, material o en frutos).

Así que, es una extraordinaria oportunidad que Dios nos da para evaluarnos y preguntarnos: ¿Dios ocupa el primer lugar en mi vida? ¿Dios es la Primera prioridad en mi vida? ¿Lo tengo a Él de primero y le doy a Él de primero de mi tiempo, fuerzas y recursos?

Así cuando decimos que Jesús es nuestra Pascua, no estamos hablando de una fiesta religiosa más, no nos referimos a una festividad, rito o ceremonia en la que nombramos a Jesús, pero nuestro corazón está lejos de Él.  No, ¡queremos enfocarnos en Él, que Él sea lo primero y lo último en nuestras vidas!  Es una hermosa oportunidad para recordar Su amor y que en Él estamos completos, que Él es el cumplimiento de todas las Fiestas y profecías dadas en la antigüedad. 

¡Eso es lo que queremos celebrar una vez más durante la Fiesta de la Pascua!  Y para ello hemos preparado una extraordinaria programación que nos permitirá proclamar y celebrar a Cristo, su obra, Su victoria y Sus bendiciones a favor de Su pueblo.

Y si desea seguir un orden Cristo-céntrico y bíblico de la celebración de la Cena de la Pascua, le recomendamos que baje un documento que nos ha servido de guía en nuestras celebraciones: "Cómo celebrar la Pascua"

EL PRIMER LIBRO

EL REDENTOR: Su primera venida.  

"Sufrimientos del Cristo"

Capítulo 1: Las Bendiciones adquiridas
CAPRICORNUS: El pez-cabra. El macho cabrío de expiación muere por causa de los redimidos.

Esta constelación está rodeada por otras tres constelaciones:
1. SAGITTA: La Flecha. La flecha que Dios envió.
2. AQUILA: El Águila. La caída del Herido
3. DELPHINUS: El Delfín. El que estuvo muerto resucitó.

Capítulo 2: Las Bendiciones aseguradas
ACUARIO: El Portador de Agua. Las aguas vivas de bendición vertidas sobre los redimidos.

Esta constelación es acompañada también por:
1. PISCIS AUSTRALIS: El Pez del Sur.  Las bendiciones otorgadas.
2. PEGASUS: El Caballo alado. Las bendiciones  vienen rápidamente.
3. CYGNUS: El Cisne. El que te bendice seguramente regresará.

Capítulo 3: Las Bendiciones en espera
PISCIS: Los Peces. Los Redimidos son bendecidos aunque limitados.

Cerca de esta constelación también están otras tres constelaciones:
1. LA BANDA, El redimido puede atar a su gran enemigo Cetus, el monstruo marino.
2. ANDROMEDA: La mujer encadenada. Los redimidos en esclavitud y aflicción.
3. CEPHEUS: El Rey. El Redentor viene a gobernar.

Capítulo 4: Las Bendiciones consumadas y disfrutadas
ARIES: El Carnero o Cordero. El Cordero que fue inmolado está preparado para la victoria.

Esta constelación es también acompañada por:
1. CASSIOPEIA: La Mujer entronada. El cautivo es liberado y se prepara para su marido, el Redentor.
2. CETUS: El monstruo de mar. El gran enemigo aprisionado.
3. PERSEUS: El Heridor o Golpeador. El que libera a Sus redimidos.


Capítulo 1: El Mesías, Ungido, la Venida del Juez de toda la Tierra
TAURO: El Toro. El Mesías que viene a gobernar.

Cerca de esta constelación también están otras tres constelaciones:
1. ORION, La Luz irrumpe en la persona del Redentor.
2. ERIDANUS: El río del Juez.  La Ira que brota contra sus enemigos.
3. AURIGA: El Pastor. Seguridad para los redimidos en el día de la ira.

Capítulo 2: Reinado del Mesías como Príncipe de Paz
GEMINIS: Los Gemelos. La doble naturaleza del Rey.

Esta constelación está rodeada por otras tres constelaciones:
1. LEPUS: La Liebre o el Enemigo hollado.
2. Can Mayor: El Perro, o SIRIUS, la venida gloriosa del Príncipe de príncipes.
3. Can Menor: El Segundo perro, o PROCYON, El Redentor exaltado.

Capítulo 3: Las Posesiones de los redimidos del Mesías
CANCER: El Cangrejo. La posesión se mantuvo firme o asegurada.

Esta constelación es también acompañada por:
1. URSA MINOR: La Osa Menor. El Redil menor.
2. URSA MAJOR: La Osa Mayor. El Redil y el Rebaño.
3. ARGO: El Barco. Los redimidos peregrinan a salvo hasta la Casa.

Capítulo 4: El triunfo consumado del Mesías
LEO: El León. El León de la Tribu de Judá despertó por la herida hecha por el Enemigo.

Cerca de esta constelación están también otras tres constelaciones:
1. HYDRA: La Serpiente. Esa serpiente antigua, el Diablo, es destruida.
2. CRÁTER: La Copa. La Copa de la ira divina es derramada sobre el enemigo.
3. CORVUS: El cuervo o cuervo. Las aves de presa devoran al enemigo.

Esta es la gloriosa obra de Dios, el glorioso Evangelio narrado en la bóveda celeste, según Buillinger, que día y noche es proclamado y anunciado por las estrellas de las constelaciones (Mazzarot): ¡El Redentor viene, tiene planes para los Redimidos y al final del tiempo el Redentor vendrá a juzgar y a reinar sobre todos Sus enemigos!

Pero Bullinger, basado en las Sagradas Escrituras y en el movimiento estelar, también concluye que no sólo hay un mensaje o mensajes por las posiciones, formas y los nombres de los cuerpos celestes; también hay verdades que aprender de los movimientos estelares.

Él concluye: "Cuando Dios los creó y los puso en el firmamento del cielo, dijo, en Génesis 1:14--
"Que sirvan de señales para las estaciones".

Aquí la palabra "señales" es othoth (plural de OTH, de la raíz "venir"). Por lo tanto, es una señal de algo o alguien que está por venir. En Jeremías 10:2 Jehová dice: "Y no temas delante de las señales del cielo, aunque las naciones las teman."  La palabra "estaciones" [Heb. moedim] denota mucho más que lo que llamamos las cuatro estaciones del año, sino los ciclos de tiempo. Es el tiempo establecido  (del verbo asignar o establecer, nombrar). Esta palabra ocurre tres veces más en Génesis, cada vez en relación con la simiente prometida--
Génesis 17:21, "Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene."
Génesis 18:14, "Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo."; y
Génesis 21:2, "Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho."

Por lo tanto, Génesis 1:14 es: "Ellos (el sol, la luna y las estrellas) serán por señales (lo por venir) y para los ciclos (tiempos señalados)."

Aquí, entonces, tenemos una declaración inequívoca de parte de Dios, que los cielos no sólo contienen una revelación acerca de lo que vendrá por medio de las "señales"; sino también en relación con los tiempos señalados o establecidos, en los movimientos maravillosos del sol, y la luna y las estrellas.

La palabra "estaciones" (del Heb. moedim, Strong 4150) se traduce en el Antiguo Testamento frecuentemente como "tiempos señalados, o lugares o asambleas establecidas".  En la Concordancia de Strong online comparten la ocurrencia y las traducciones de esta palabra así:
Señalado o designado (3), fiesta señalada (3), fiestas señaladas (11), el festival nombrado (2), lugar de encuentro designado (1), el lugar designado (1), concertados (1), tiempo señalado (21), los tiempos determinados (8), el nombramiento (1), montaje (2), de tiempo definido (1), fiestas (2), reuniones festivas (1), festivales fijos (3), reuniones (147), lugar de encuentro (1), lugares de reunión (1), estación (4), estaciones (3), el tiempo establecido (1), el tiempo (3), tiempos (1), tiempos señalados (1).

LA HISTORIA DE JESÚS EN LAS ESTRELLAS

Cuando leemos atentamente, sin ojos religiosos ni dogmáticos, el Evangelio de Jesucristo, no podemos sino quedar asombrados de cómo Dios comunica el glorioso mensaje del nacimiento, muerte y reino de Su Hijo a través de las estrellas.

1.  La Estrella de Jesús

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque SU ESTRELLA hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle." (Mt. 2:1-2)

Esta señal, que por lo regular es ignorada por los estudiantes bíblicos, resulta ser la prueba más fehaciente de la historicidad y mesianismo de Jesús, pues esa señal astronómica, que puede ser ahora trazada y verificada por instituciones científicas y por actualizados programas computarizados, demuestra la historicidad y la veracidad del relato del Evangelio, pues además del registro estelar (que no puede ser alterado o manipulado por el hombre), nos da también una fecha histórica real "en los días del rey Herodes" y un lugar real geográfica e históricamente verificable: "nació en Belén de Judea".  Con lo cual, los ateos y críticos de la autoridad bíblica no tienen argumentos para descalificar.

El cielo y las estrellas durante el Nacimiento de Jesús -3 a.C.

Esta señal estelar consolida la historicidad del nacimiento de Jesús y el carácter mesiánico de Su nacimiento.  Y corrobora fehacientemente que Jesús no nació el 25 de diciembre como el cristianismo pagano y sus aliados han querido sustentar, sino durante la Fiesta de Tabernáculos del 3 a.C.  Voy citar aquí lo que escribí en el mensaje ¿Cuando nació Jesús?  Primera parte:
"Al parecer en septiembre del año 3 a.C., durante la celebración de la Fiesta de las Trompetas (Año nuevo judío o Rosh-ha-Shanah) el planeta Júpiter (astro relacionado con los reyes de la tierra) tuvo un comportamiento peculiar en su trayectoria, que le hizo hacer una conjunción con la estrella “Regulus” o “Rey”, conocida por los babilonios como “Sharu”, y por los romanos como “Rex” (rey). Los sabios del oriente interpretarían las conjunciones del planeta rey con la estrella real como el presagio de la venida de un rey entre los judíos. Menciono “las conjunciones”, ya que normalmente cada 12 años Júpiter hace conjunción con la estrella Regulus; pero entre el año 3 al 2 a.C., Júpiter hizo un segundo movimiento, que se conoce como movimiento de retrogradación (efecto visual sobre la bóveda celeste producida por el movimiento de la tierra alrededor del sol, que hace ver como si los astros se regresaran en sus trayectorias orbitales) y volvió a hacer una conjunción con la estrella real, ese mismo año. Y meses después regresó a su trayectoria y volvió a hacer una tercera unión con la estrella real, lo cual llamó la atención de los sabios del oriente; ya que con sus movimientos el astro rey hizo una corona alrededor de la estrella real, dentro de la constelación de Leo. El león es la bestia rey y su símbolo está asociado a la tribu de Judá (Gén. 49:9). Y luego lo haría con la constelación de Virgo, la virgen (Ap. 12:1), para culminar, en dirección del poniente, en junio del año 2 a.C., su unión con otro planeta, Venus, “el planeta materno” [vea cuadro arriba de esa alineación estelar].

En otra famosa obra pionera sobre el tema ·"Mazzarot o las Constelaciones" de Frances Rolleston (1862), ella dice que la estrella asociada con la venida del Mesías desde los tiempos de Enoc es Coma (p. 176 en el documento PDF).  Para el momento del nacimiento del Mesías, Coma estaba junto a la constelación de Virgo (Bethula, la Virgen).  Esa aparición coincidiría con la profecía dada por Balaam (Núm. 24:17, Heb. kokáb, Strong 3556).  Rolleston dice al respecto: "La predicción de Balaam era doble, y doblemente cumplida: que el Mesías, la Brillante Estrella de la Mañana, debe salir de Jacob, de la posteridad de Jacob; y también que una estrella literal debe venir sucesivamente en o sobre la tierra de la herencia de Jacob, para anunciar que ha llegado el momento de esa gran Venida, la primera aparición del Deseado [Coma] de todas las naciones." (Rolleston, p. 176)

2. El Sacrificio de Jesús en las Estrellas

"Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados."

Isaías 53:4-5

En el año 32 d.C. aconteció otro fenómeno estelar que involucró a la Luna y la constelación de Libra (Heb. Monzanaim: La Balanza).  Específicamente, el 15 de abril de ese año, ocurrió un eclipse de Luna roja durante la celebración de la Pascua.  Y como podemos ver, en la foto arriba a la izquierda, ocurrió mientras la Luna pasaba por la constelación de Libra, llevando el mensaje que el tiempo había llegado para que el pecado de Israel y la humanidad fuera pesado y pagado.

Otra vez podemos ver otra importante alineación estelar, en esta oportunidad que involucra a la Luna, durante la celebración de una de las Fiestas del Señor, La Pascua.  De hecho, este evento está enmarcado dentro de una Tétrada de lunas rojas; pues además del eclipse de luna roja del 15 de abril, hubo otras el 07 de octubre del 32 d.C., en la Fiesta de Tabernáculos; otro ocurrió el 03 de abril del 33 d.C, en la Fiesta de la Pascua; y otro eclipse de luna ocurrió el 27 de septiembre del 33 d.C, en la Fiesta de Tabernáculos.

Como vimos arriba, Bullinger considera que la constelación de Libra es parte del mensaje sobre el Primer Libro, El Redentor: "Su Primera venida", en el Capítulo 2: La obra expiatoria del Redentor; cuya principal constelación precisamente es LIBRA: La Balanza, que porta el mensaje: "El precio deficiente es equilibrado por el precio que lo cubre."  O sea, ese mensaje milenario tuvo su fiel cumplimiento en Jesús, exactamente un año después, durante la celebración de la Fiesta de la Pascua, tal como el Rey del universo lo había estipulado "desde el principio de la Creación".

Por su parte, Rolleston en su obra nos dice que Libra proclama la obra del Mesías Redentor, la cual consistía en comprar y redimir; obra que es ilustrada en la balanza pesando el precio en relación a la posesión comprada (p. 16).

LAS ESTRELLAS EN EL APOCALIPSIS

Las Pléyades y las Siete iglesias
"Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias."Apocalipsis 1;16.20

Mapa de las Siete iglesias del Apocalipsis en Asia menor

El libro de Apocalipsis dentro de su río de simbolismo comienza en su primer capítulo con un misterio, el misterio de las Siete estrellas en la mano derecha del Señor.  Misterio que es descifrado por el mismo Señor al apóstol Juan, conectando el símbolo de las siete estrellas en Su diestra con la existencia de siete ángeles (seres angelicales) que Él ha comisionado para velar o ministrar a las siete iglesias, que a su vez son representadas en la simbología de la visión por siete candeleros de oro (vv. 12-13).   Pudiéramos concluir también que estos siete candeleros que tienen siete estrellas, a su vez representan a toda la iglesia de Jesucristo de todos los tiempos, que están bajo el poder y autoridad real de la diestra del Señor, cuya presencia está en medio de ella.

Ahora esta relación de significado de los ángeles con las estrellas no es nueva en la Biblia.  En Apocalipsis de hecho, vemos que las estrellas también pueden significar ángeles caídos que se rebelaron junto con Lucifer (Satanás) contra Dios (Ap. 12:3-4).  Esta visión es posterior a otra imagen estelar que analizaremos más tarde, el de la mujer (Ap. 12:1-2).  En Isaías, en la visión profética se compara al rey de Babilonia con un ser angelical que tuvo gran poder, pero que cayó de la corte celestial del reino de Dios, a quien Isaías llama Lucifer (Lucero, portador de luz, estrella).  Este ser quiso elevarse al trono de Dios para estar "junto a las estrellas de Dios" para ser semejante al Altísimo (Is. 14:13-14).  Estas estrellas aquí pueden significar seres angelicales o los hijos de Dios, o ambos (compare con Job. 38:7).

Las estrellas también pueden significar a personas o grupos de personas (Gén. 15:5; 37:9-10; Dt. 1:10; 28:62; Jd. 13), también a gobernantes humanos/espirituales (Is. 14:13: Ju. 5:20; Núm. 24:17; Mt. 2:1-2); en la antigüedad también a los dioses se les conectaba con las estrellas y de allí surgió la astrología y la idolatría estelar (Is. 47:13-15; Ez. 21:20-22).

Diagrama de las estrellas de las Pléyades

Pero algunos estudiosos bíblicos también relacionan las Siete estrellas de Apocalipsis con un símbolo celestial: las Pléyades (Gr. palomas; Heb. kimá), que está constituida por un cúmulo básico de siete jóvenes estrellas: Maya, Electra, Taygete, Astérope, Mérope, Caleno y Alción; otros estudios mencionan una octava y aún una novena estrella: Atlas y Pleion. Las Pléyades se encuentran entre las constelaciones de Tauro, Aries y Perseo.

Las Pléyades son mencionadas en la Biblia tres veces (Job 9:9, 38:31; Amós 5:8); y en esas tres oportunidades se nos enfatiza que Dios mismo las creó y las mantiene unidas.

Y si observa atentamente al mapa de ubicación de las siete iglesias del Apocalipsis y lo compara con el diagrama de las Pléyades de la foto de arriba parecieran coincidir en forma y ubicación.  Así, Pérgamo estaría alineada a Astérope, Esmirna con Taygete, Éfeso con Caleno, Tiátira con Maya, Sardis con Electra, Filadelfía con Merope y Laodicea con Alción.  Las Pléyades entonces podrían ser una representación de la Iglesia, que se encuentra en medio de Jesucristo (Ap. 1:10-20; 5:1-7), representado en el cielo en Aries, como el Cordero que fue inmolado; en Tauro, el Mesías que viene a gobernar; y en Perseos, el Mesías que viene a defender a los redimidos (ver arriba la descripción que hace Bullinger de las constelaciones).

Y si es cierta esta relación entre las Pléyades y la Iglesia de Jesucristo, este símbolo o comparación coincide con la doctrina apostólica que enseña que Jesús es la Cabeza de la Iglesia y ésta está bajo su autoridad (diestra), gobierno, cuidado y protección (Ef. 1:15-23; 4:15; 5:21-32; 1Cor. 11:3; Col. 1:18; 2:10), tal como lo vemos expresado en la visión que el apóstol Juan tuvo del Señor (Ap. 1:10-13).

Virgo y la Iglesia
"Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas."
The witness of the stars, E. W. Bullinger,1893, libro en PDF
Mazzaroth o las Constelaciones, Frances Rolleston, 1862, libro en PDF
Las estrellas y la Biblia
La historia de Jesús (vídeo en inglés)
He calls them by name
The Gospel in the stars
El misterio de los Mazzaroth
Signs in the Heavens 1
Signs in the Heavens 2
El zodiaco bíblico
http://www.mazzaroth.com/


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Veamos de manera sistemática cómo se relacionan los meses, tribus y signos estelares en los siguientes gráficos, junto con algunos de sus mensajes:

Dios quiere que Su pueblo sea santo, es decir, sea especial, apartado y consagrado para Él y Sus propósitos.  Y aunque las naciones paganas se rigen por la adivinación de las estrellas, la astrología y el horóscopo, Él desea más bien que Su pueblo se rija y se oriente más por la revelación que Él trae por medio de Su Palabra y Espíritu.  Las naciones paganas y sin Dios se rigen más por el conocimiento del "árbol de la ciencia del bien y el mal"; pero el pueblo fiel de Dios sigue la revelación que trae Jesucristo, la fuente de vida, el "árbol de la vida" que está en la ciudad de Dios. 

Sí, es posible que Dios le permita al príncipe y dios de este mundo que traiga conocimiento, ciencia y aún revelación por medio de las estrellas (astrología, horóscopo) a sus seguidores; pero la fuente y el resultado de ese conocimiento es maligno y lleva a la muerte (Pro. 14:12; 16:25).  En cambio, Dios bendice a Su pueblo con la revelación especial que Él trae por medio de Su Palabra, por medio de Su Hijo, por medio de Su Espíritu, Sus apóstoles y profetas.  ¡La revelación a la que tiene acceso el pueblo de Dios es mayor que la que tiene el mundo! (Dan. 2:19-28).

Pero a su vez, Él quiere que Su pueblo sea entendido en los tiempos, y por eso basados en la Palabra y guiados por el Espíritu podemos conocer y entender las señales de los tiempos, las señales que el Rey del universo nos ha dejado y nos envía también por medio de los astros celestes, de manera que estemos preparados y apercibidos de Su agenda y Sus planes para las naciones y la creación (Mt. 24:29-30; Hch. 2:18-20; Mt. 16:2-3).  ¡Dios quiere que Su pueblo conozca y entienda las señales de los tiempos, pero fundamentados en Su Palabra y Espíritu!

EL MENSAJE PROFÉTICO DE LAS ESTRELLAS

En el estudio que hicimos sobre el Calendario hebreo vimos que Dios ha diseñado a todo el universo, como un gran reloj, por medio del cual Él también revela a la humanidad Su plan eterno, y aún el Evangelio eterno de nuestro Señor Jesucristo.

Este mensaje profético lo entendieron los profetas y hombres de Dios de la antigüedad.  Por ejemplo, la promesa de la venida del Rey Mesías fue hecha desde el principio de la creación del mundo (Lc. 1:67-70; Hch. 3:20-21; Gn. 3:15), así como Su Segunda venida para juzgar a las naciones (2Pe. 3:4; Ju. 1:14-15).   ¿Cómo estos hombres de la antigüedad pudieron entender el mensaje del Evangelio si todavía no había Escritura?   Pues, según estudios bíblicos, la humanidad estuvo alrededor de 2.500 años sin Escritura  ¿Cómo estos hombres basaban su fe y esperanza en Dios?  Respuesta: por la revelación que Él les daba por medio del Espíritu y el mensaje que Él ha dejado en el cielo y las estrellas.

Como bien lo explica Bullinger en la Introducción de su obra maestra "El Testimonio de las estrellas" (The Witness of the Stars, 1893):
"Por más de 2500 años el mundo estuvo sin revelación escrita de Dios.  La pregunta es, ¿Dios se dejó a sí mismo sin un testimonio? La pregunta se responde muy positivamente por la Palabra escrita que Él no lo hizo. En Romanos 1:19 se declara que, "porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa."  Pero, ¿cómo se conocía de Dios? ¿Cómo fueron sus "cosas invisibles", es decir, sus planes, sus propósitos y sus consejos, conocidos desde la creación del mundo? Se nos ha dicho por el Espíritu Santo en Romanos 10:18.  Después de haber declarado en el v. 17 que "La fe viene por el oír y el oír por la Palabra (lo hablado, los dichos) de Dios,"  Él pregunta: "Pero yo os digo: ¿No han oído? Sí, en verdad." Y podemos preguntarnos: ¿Cómo han oído? La respuesta sigue - "Su voz ha salido por toda la tierra, y sus palabras (su enseñanza, mensaje, instrucciones) hasta los confines de la tierra." ¿Qué palabras? ¿Qué instrucciones? ¿Cuál mensaje? ¿Cuál enseñanza? Sólo hay una respuesta, y es, ¡LOS CIELOS!  Esto se ha solucionado solo por el simple hecho de que el pasaje cita el Salmo 19:4, [una] parte de la cual está ocupada con la Revelación de Dios escrita en el cielo, y la otra parte de la Revelación de Dios escrita en la Palabra."

Así el diseño celestial que Dios nos ha dejado desde el principio de la creación proclama un mensaje: ¡la venida del Redentor!  Cada símbolo de las mazzarot fueron diseñados por el Creador para conservar, exponer, y perpetuar la primera gran promesa y profecía de Génesis 3:15, que toda esperanza para el hombre, toda la esperanza de la Creación, estaba conectada a la venida de un Redentor; a Aquel que debía nacer de una mujer; quien debía sufrir primero, y después gloriosamente triunfar; a Aquel que primero debía ser herido por ese gran enemigo que fue la causa de todo pecado, dolor y muerte; pero que finalmente debía aplastar la cabeza de "la serpiente antigua, el diablo".

Estas antiguas imágenes de estrellas revelan al que Viene. Ellas proclamaban y siguen proclamando "los sufrimientos de Cristo y las glorias después de ellas." (1Pe. 1:10-11)

En la próxima entrega veremos algunos de los mensajes particulares que han sido descifrados por medio de las estrellas y que han sido registradas en las Sagradas Escrituras, en algunos casos de manera velada y en otras oportunidades muy bien expuestas.  Pero que ahora, con este estudio se abrirán nuestros ojos y veremos que Dios desde el principio de la creación ha venido anunciando y proclamando el glorioso mensaje del Evangelio de la salvación en Cristo Jesús, el Hijo de Dios por medio de las estrellas (mazzarot).

CONCLUSIÓN: 
Y quiero concluir citando el clásico libro de E. W. Bullinger, "El Testimonio de las Estrellas", como una forma de honrar uno de los estudios más completos y detallados sobre el mensaje del Evangelio que podemos encontrar en las estrellas o constelaciones creadas por Dios.
Si desea continuar con la Segunda parte del mensaje sobre el Lenguaje de Dios por medio del Cielo y las estrellas, haga click aquí.

Fuentes:
The Witness of the Stars, E. W. Bullinger,1893
Mazzaroth o las Constelaciones, Frances Rolleston, 1862
El misterio de los Mazzaroth
Signs in the Heavens 1
Signs in the Heavens 2
El zodiaco bíblico 
El Calendario hebreo II
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Y en esta entrega vamos a ver que el Dios de la Biblia también se revela por medio de los idiomas humanos.  Y entre los idiomas que Dios escogió para comunicar Su Palabra, el hebreo tiene predominancia, tanto por su ocurrencia en los 66 libros de la Biblia, de los cuales, por lo menos, 39 fueron escritos en este idioma; además que es innegable que sienta las bases para los escritos del Nuevo Testamento y la debida interpretación de los mismos.

EL HEBREO: Su origen

Según podemos leer en Wikipedia:
"El Hebreo (hebreo: עִבְרִית, romanización: ʿivrit) es una lengua semítica de la familia afro-asiática hablada, escrita y leída por más de seis millones de personas en Israel y por las comunidades judías de la Diáspora, que comprenden más de 80 países. Desde la antigüedad, el hebreo es la lengua escrita, litúrgica y de oración empleada por el judaísmo, donde funciona como Lengua Sacra; consecuentemente allí se la denomina "Lashon ha-Kodesh" (לשון הקודש)."

En cierto sentido, el Hebreo ha surgido de las mezclas de los idiomas cananeo, fenicio y arameo antiguo. El hebreo pertenece al grupo nor-occidental de las lenguas semíticas y más concretamente al subgrupo cananeo. Este subgrupo incluye también al fenicio-púnico, al moabita y al amonita. El otro subgrupo de las lenguas semíticas nor-occidentales es al que pertenece el arameo, cuyas similaridades con el hebreo aún son evidentes aunque algo más distantes que con el fenicio.

El hebreo es una lengua con treinta siglos de historia escrita. Obviamente en un período tan largo la lengua ha sufrido procesos de cambio lingüístico entre el hebreo antiguo y el hebreo actual, lo que hace que más que la misma lengua puedan considerarse lenguas emparentadas, pero que difieren en pronunciación, gramática y léxico.

EL HEBREO: Su significado pictográfico

El hebreo en particular, comunica una imagen y por lo tanto un significado pictórico, es decir cada letra expresa un símbolo o imagen que comunica una idea (ver cuadro a la izquierda).

En la antigüedad la escritura de los principales idiomas se escribía con imágenes o símbolos.  A eso se le llama escritura pictográfica, de las cuales quizás la más conocida sea la escritura jeroglífica egipcia; pero también el arameo antiguo (del cual proviene el hebreo) y el fenicio.

Es importante conocer este significado antiguo porque muchas de las palabras del hebreo surgieron de esta fuente primitiva, que tiene más de 3,000 años de historia y ese legado se mantiene vivo y activo en la revelación bíblica, especialmente en los libros del Antiguo Testamento.

Veamos dos ejemplos de la conexión del significado de las letras y la composición de palabras hebreas.
1. PADRE: la palabra padre en hebreo es "Ab" (Abba es el diminutivo "Papi"), formada por las letras Alef y Bet.  Alef significa el principal, el líder y también tiene el valor numérico del "uno"; mientras que Bet significa casa o habitación y tiene el valor numérico del "dos". Combinadas forman la palabra "padre" o "el principal o líder en la casa".
2. CONOCIMIENTO: "da'at": o la unión de Dalet - Ayin - Tav. Y "yadah": Ayin - Dalet - Hey. La letra Dalet en hebreo representa "la puerta" y la letra Ayin representa "la visión". De allí la relación e importancia de las "puertas" espirituales, para adquirir visión y conocimiento de Dios (Gn. 28:10-17; Ap. 4:1).  "Yadah": Ayin + Dalet + Hey, podría traducirse literalmente como "el ojo en la puerta del Espíritu", es decir: revelación, conocimiento o entendimiento espiritual (1Cor. 2:9-11; Ef. 6:17; Heb. 4:12).

EL HEBREO Y LOS NÚMEROS

Una de las características también interesantes del hebreo y del griego es que en ambos idiomas escritos no existen caracteres numéricos.

En nuestro idioma español o castellano tenemos números y letras, pero estos idiomas bíblicos tienen sólo letras. De manera que, en cada uno de estos idiomas, las letras también son usadas como números.

Así que, la combinación de letras también expresan un valor numérico; por ejemplo 75 sería Ayin + Hey, o sea 70 + 5.

Esta relación entre las letras hebreas y su valor numérico es lo que se ha desarrollado en el área de la interpretación bíblica lo que se conoce como la Gematria, que tiene su origen en los estudiosos bíblicos hebreos, quienes la usaban como un método, una metátesis (alternación del orden de las letras en una palabra) que depende, como hemos dicho, del hecho de que cada carácter hebreo tiene un valor numérico. Cuando la suma de los números de los caracteres que componen una palabra da el mismo resultado que la suma de los caracteres de otra palabra, que sin embargo no es la misma, se percibe una analogía entre ellas y se considera que deben tener necesariamente una conexión o relación, ya sea espiritual o de significado.

Un ejemplo de lo dicho anteriormente son las palabras hebreas "uno y amor". En la teología bíblica hebrea, Dios, también conocido como El-Eterno (HaShem), es uno y es amor. Y esta verdad la podemos confirmar por medio de la gematria de estos atributos, veamos. Deuteronomío 6:4 dice:"Oye Israel: HaSheM nuestro Dios, HaSheM uno es". La palabra UNO (heb. echad) contiene la gematría del número 13: Alef= 1, Chet= 8, Dalet= 4, que suman 13. Y Deuteronomio 6:5 enseña: "Y amarás a HaSheM tu Dios, de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas (o lo que puedas)", donde la palabra amar (heb. ahavah) también contiene la gematría del número 13: Alef=1, He= 5, Bet= 2, He= 5, que suman 13. El valor numérico del trece (13) en ambas palabras sugiere que están conectadas y unidas espiritualmente en El-Eterno (Ha-Shem); es decir, Dios es uno y es amor (ver en Jn. 17:11,21-22; 1Jn. 4:7-9; Ef. 4:1-6).

Este uso del significado numérico del idioma hebreo es sano dentro del campo de la interpretación bíblica (hermenéutica), comúnmente llamada numerología bíblica; pero hay un mal uso y exceso en el tema que raya en el misticismo y esoterismo, que se halla en la Cábala. Ésta es una interpretación mística y alegórica del Antiguo Testamento propia de la tradición judía, desde el exilio babilónico, que pretende revelar un saber oculto acerca de Dios y del mundo; y se desarrolló como doctrina a partir del siglo XIII.  Los seguidores de la Cábala la describen como una ciencia que pretende penetrar el sentido oculto de la Torá, desarrollando a tal efecto un saber esotérico, profundo y misterioso.

El otro mal uso del significado de los números es la típica numerología esotérica, que persigue adivinar el futuro de las personas. Y como lo definen sus seguidores esta numerología permite, a partir del análisis del nombre y apellido y de la fecha de nacimiento, conocer a una persona desde el punto de vista de su comportamiento psicológico y los acontecimientos más trascendentes de su vida; es decir, que en forma semejante a la Astrología, permite conocer los acontecimientos pasados, presentes y futuros del individuo, como así también ciertas tendencias que inevitablemente se irán cumpliendo a lo largo de su vida.  En vista que entra en el campo de la adivinación, la magia y la especulación esotérica esta práctica también está prohibida en las Sagradas Escrituras (Dt. 18:10-11; Jer. 14:14; Ez. 13:23).

Y como lo hemos dicho anteriormente y ya hemos visto en esta entrega, sobre la numerología bíblica podemos decir que, es prominente y regular en la revelación que Dios da a Su pueblo en las Sagradas Escrituras. A través de los números, Dios revela Su diseño, Su tiempo y Sus planes para la humanidad, la creación y Su pueblo, a través de todas las edades, desde el principio de los tiempos (Gén. 1:1-2:3; Ez. 40:1-42:20; Ap. 21:9-21).

Sin embargo, no debemos caer en el error extremo de darle demasiada importancia y significado al uso de los números en la Biblia; pero tampoco deberíamos caer en el otro error extremo de ignorarlos y aún descalificarlos, pues es claro y evidente el uso que Dios y Sus profetas hacen de los mismos a través de las Sagradas Escrituras, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, desde Génesis hasta Apocalípsis.

LOS NÚMEROS Y LA PROFECÍA

Para concluir este tema sobre el idioma Hebreo y los Números, veamos la presencia de los números en la revelación profética de la Biblia.

Los Números en los Diseños de Dios
1.- La presencia de los números está claramente presente en el diseño que Dios le da a Moisés en la construcción del Tabernáculo de reunión en el desierto.  El Señor le dijo a Moisés: "Conforme a TODO lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis." (Éx. 25:9)

Y hemos visto que el Tabernáculo es uno de los Tipos más importantes que apuntaban a la persona y obra del Mesías.  En este diseño profético el Señor le dio instrucciones específicas a Moisés no sólo sobre los materiales, colores y mobiliario, sino de sus medidas y dimensiones.  Y ya los estudiosos bíblicos reconocen que en los números contenidos en esas medidas y dimensiones hay mensajes proféticos que apuntan a la obra de gracia y redención de nuestro Señor Jesucristo.

¡TODO, absolutamente todo, en el Tabernáculo de Moisés tiene un número, una medida, una dimensión!  Y Moisés debía seguir fielmente la construcción y elaboración del mobiliario y del Tabernáculo de acuerdo a las especificaciones numéricas dadas por Dios mismo (Éx. 25-27).

No me voy a detener en cada punto del Tabernáculo y su mobiliario, pues haría este mensaje y estudio muy largo para nuestros fieles lectores; pero lo que deseo subrayar es la verdad bíblica y espiritual que Dios sí usa los números y su lenguaje simbólico en Sus diseños, para comunicar Su voluntad y Sus obras.

2.- Los números también están presentes en el diseño y construcción del Templo de Salomón, así como de todo su mobiliario (1Rey. 6; 7:7:13-51).

Este diseño de medidas celestiales es de suma importancia en la revelación bíblica, pues sus medidas son tomadas tres (3) veces...

La primera vez aparece en el contexto de un evento histórico, en libros de naturaleza histórica: en 1 Reyes 6:1-38, cuando Dios le entrega el diseño al rey Salomón y le ordena su construcción.  Y la segunda versión de este evento aparece en 2 Crónicas 3:1-14.  Preste atención aquí a la referencia que hacen los escritores de estas crónicas reales sobre el tiempo del inicio de la construcción: en el segundo (2) mes, en el segundo (2) día, en el cuarto (4) año del reinado de Salomón.  Y la duración de la construcción: siete (7) años (1Rey 6:38).

Curiosamente, las otras veces que aparecen las medidas del templo ocurren en libros de naturaleza profética...  La segunda vez es en Ezequiel 40:1-42:20, cuando el Señor ordenó al profeta entrar al Templo, describir su diseño y tomar sus medidas.  Otra vez, esta visión profética tiene un tiempo y números: "En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me llevó allá." (Ez. 40:1)  Y si la cuenta es correcta, esto sucedió en el mes de Tishri (primer mes del año civil), en la Fiesta del Perdón (Yom Kippur o Día del juicio/expiación), que acontecía en el décimo día de ese mes (Lev. 23:27-28).

Y la tercera vez, en el último libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis (Ap. 11:1-2), donde se le pide al apóstol-profeta que mida con una caña al "Templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él."  Evidentemente, éste no es ni el Templo de Moisés ni el de Salomón, sino el Templo de Dios.  Y este Templo se encuentra en el cielo, donde ocurren todas las visiones que describe Juan en su libro de la Revelación de Jesucristo (Ap. 11:19; 14:17; 15:5).  En esta oportunidad no se nos dicen las medidas del Templo de Dios, es posible que son las mismas dadas por Salomón y por Ezequiel...

Yo no se usted, pero esto yo lo veo sumamente interesante e importante, porque son pocas las veces en la Biblia que cosas, eventos o atributos se repiten tres (3) veces ¡y los números y las medidas del Templo se miden y comunican tres veces en la Biblia!  ¿Será que a Dios sí le interesan los números en Su revelación profética, en Sus planes y diseños?

3.- Pero al final del Apocalipsis aparece otro diseño, con nuevos números y medidas, se trata de la Ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén (Ap. 21:9-22:5). Y el diseño, los números y los materiales varían con respecto a los Templos terrenales.

En la Nueva Ciudad de Dios, ¡no hay Templo! "Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero" (Ap. 21:22).  Pero sí se anuncia el arribo del Tabernáculo de Dios "Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios" (Ap. 21:2-3)  O sea, ¿La santa Ciudad, la Nueva Jerusalén, será el nuevo Tabernáculo de Dios, en la cual Él morará con Su pueblo en la tierra?

¡Recordemos que estamos tratando con el profuso lenguaje simbólico de la apocalíptica de Juan!...  Así que, es posible que estemos ante un símbolo o un tipo, que requiere de nuestra interpretación y discernimiento espiritual.

En esta visión profética de la Nueva Jerusalén, el apóstol-profeta Juan nos dice que Dios la diseñó con ciertos materiales, números, cantidades y medidas.  Veamos...

1. Su fulgor, que refleja el material de sus muros, es "como de piedra de jaspe, diáfana como el cristal", o sea su fulgor es de color rojo, rojo carmesí brillante (Ap. 21:11,18).
2. Esta ciudad tiene cuatro (4) grandes muros, y cada uno de ellos tiene tres (3) puertas, que hacen un total de doce (12) puertas.  Cada puerta tiene un ángel vigilante o guardián; y cada puerta tiene un nombre de cada uno de los hijos de Israel; es decir, es prácticamente seguro que esta ciudad sigue el mismo orden de alineación del campamento en el desierto (Ap. 21:13).  Así que, hay doce (12) puertas, doce (12) ángeles y doce (12) nombres.  ¡El número doce (12) se repite tres (3) veces en la Ciudad de Dios!...
3. También estos muros tienen doce (12) cimientos o fundamentos "y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero" (Ap. 21:14).  Otra vez aparece el número doce (12), dos (2) veces repetido.
4. Esta ciudad es un cuadro o cuadrada, o sea tiene cuatro (4) lados, que tienen la misma medida (Ap. 21:16), en este caso son doce mil (12,000 = 12 x 1,000) estadios, aproximadamente 2.160 kilómetros (calculando un estadio equivalente a 180 metros).  Si esa medida es correcta, su sumatoria da nueve (9) = 2+1+6+0, el mismo número al cuadrado del Templo de Salomón (ver ilustración arriba).
5. Y sus muros miden ciento cuarenta y cuatro (144) codos; es decir doce (12) multiplicado por doce (12).  ¡Otra vez dos veces doce!  Esta medida en metros equivale a 6.480 metros ó 6,48 kilómetros.  Y nuevamente su sumatoria da nueve (9) = 6+4+8+0 = 18 = 1+8 = 9...
6. Ahora el profeta centra su atención en los materiales de la Ciudad santa.  Sus muros son de jaspe, pero la ciudad es toda de oro (Ap. 21:18).
7. Y los materiales de los cimientos de la Ciudad eran de diferentes piedras preciosas. "El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista" (Ap. 21:19-20).  Y esta descripción nos traslada automáticamente al pectoral que el Sumo sacerdote necesitaba usar cuando entraba al Lugar Santísimo cada año, que por cierto, también era cuadrado (Éx. 28:15-21).  ¡Son doce (12) piedras preciosas que representan las doce (12) tribus de Israel!
8. Las doce puertas del muro eran de perlas, y las calles de la Ciudad son de oro cristalino, transparente como vidrio (Ap. 21:21).
9. Y en el medio de la ciudad, del trono de Dios y del Cordero sale un río cristalino, que en sus riveras está el Árbol de la vida, que sus hojas serán para sanidad de las naciones (Ap. 22:1-2).  Y este Árbol de Dios da exactamente doce (12) frutos a su debido tiempo, cada mes...

4.- Y por último, Dios también asignó números y medidas en las ofrendas que Él quería que Su pueblo presentara ante Él.  Si desea conocer más sobre este punto, le animo que lea y estudie el mensaje "Sembrar, Cosechar y Avanzar". O haga click aquí.

CONCLUSIÓN
¡Los Números son parte del Lenguaje de Dios, del Lenguaje profético del Espíritu de Dios!

Y tanto el idioma hebreo como el griego nos dan pistas de su valor numérico en su escritura.  Valor que no debemos ignorar, así como tampoco su significado.

Entendemos que no debemos abusar en la interpretación y en el uso de los números, ni mucho menos incurrir en usos místicos ni esotéricos que pueden guiarnos al campo de la adivinación y la magia.  Pero tampoco debemos incurrir en el error de ignorarlos, de manera que podamos adquirir una mayor comprensión y entendimiento del Lenguaje profético de Dios y lo que Él desea transmitirnos por medio del idioma, los símbolos, tipos, números y medidas en Sus planes y diseños, que encontramos en las Sagradas Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

En la próxima entrega sobre el tema del Lenguaje de Dios veremos los mensajes que Dios comunicó por medio del cielo y las estrellas.  Si desea continuar con la Séptima entrega, haga click aquí.

Fuentes:
Hebreo en Wikipedia
Hebrew language on wikipedia
Tablas en tiempos bíblicos