MUJER Y REINO DE DIOS
LIDERAZGO DE LA MUJER EN EL REINO DE DIOS
Apóstol Daniel Guerrero
INTRODUCCIÓN
Me pregunto... Si la MUJER no tiene liderazgo en el Reino de Dios, entonces ¿por qué la Iglesia, que es la Mujer de Jesucristo, sí lo tiene? ¿Qué es superior el símbolo o la realidad? Si la Mujer es símbolo de la Iglesia, y la Iglesia reina con Cristo, el Nuevo Hombre ¿por qué le impedimos a nuestras mujeres reinar junto con nosotros en el Reino de Dios, si Cristo no se lo impide a Su Mujer?
¿Será esa la razón por la cual las mujeres son el 70% de la fuerza misionera en todo el mundo?
MENTIRAS HISTÓRICAS
Hay un excelente libro que le recomiendo a todas nuestras consiervas en Cristo Jesús, del autor J. Lee Grady, "10 mentiras que la Iglesia le dice a las mujeres". Y estas son:
1. Dios creó a la mujer como un ser inferior, con el propósito de servir a su esposo.
2. La mujer no está preparada para asumir un papel de liderazgo en la iglesia.
3. La mujer no puede enseñar ni predicar a los hombres en la iglesia.
4. La mujer debe ver a su esposo como el "sacerdote de su hogar".
5. El hombre necesita "cubrir" a la mujer en sus actividades ministeriales.
6. La mujer que muestra fuertes cualidades de liderazgo plantea un serio peligro para la iglesia.
7. Es más fácil engañar a la mujer que al hombre.
8. La mujer no se sentirá realizada ni será espiritualmente eficaz sin un esposo e hijos.
9. La mujer no debe trabajar fuera de la casa.
10. La mujer tiene que someterse obedientemente a su esposo en todas las situaciones.
¿COMPAÑERA O SIRVIENTA?
Liderazgo y reino van de la mano. Y eso lo estableció el Creador para el Hombre (varón y hembra), desde el principio como símbolo de lo que Él ya tenía listo para el final. El tema es más amplio y el espacio aquí no nos permite extendernos. Pero solamente les invito a ver la vida y las Escrituras desde una perspectiva "Z", para que podamos captar con mayor claridad la mente de nuestro Creador. Para Él, en Su Reino, el hombre y la mujer están al mismo nivel de señorío, autoridad y dominio, porque Él ya tenía en mente un Plan mucho más grande: la Unión entre Su Hijo y la Iglesia. Ese es el gran cuadro (Ef. 1:15-23; 5:25-32).
Creo que basicamente el problema ha sido la gran influencia, la gran carga histórica-cultural, de muchas interpretaciones bíblicas hechas por un circulo reducido de líderes espirituales masculinos (recordemos que por siglos la mujer no tenía derecho a la educación). Y mucho del error, en el contexto cristiano, ha sido ignorar el punto A y el punto Z del Diseño de Dios para el Hombre y para toda la creación. Y como consecuencia las implicaciones redentoras de la obra de Jescristo para traer liberación de toda maldición a toda la Humanidad (varón y hembra).
Comencemos con el Punto A.
Éste se encuentra en Génesis 1:26-28, donde encontramos que el HOMBRE:
1. Varón y Hembra fueron hechos a imagen y semejanza de Dios (vv.26-27).
2. Varón y Hembra se les dio SEÑORÍO sobre todo lo creado (vv. 26,28).
3. Varón y Hembra se les dio el mandato de "llenar la tierra, y sojuzgarla (dominar), y señorear" sobre todo los animales (vv. 28).
4. Varón y Hembra se les entregó toda la vegetación y la fauna, para que la usaran para comer (vv.29)
Ese es el punto A, ese es el DISEÑO original de Dios, el Plan de Dios, para la Humanidad y el orden que estableció en Su Creación. Allí, ni el hombre ni la mujer se dominan, ni se están peleando para determinar quién es superior o mayor, o quién sirve la ensalada o quién va a agarrar el pollo o el cordero para cocinarlo. ¡Tampoco había problemas para determinar quién lavaba la vajilla, ni quién lavaba ni quién planchaba!
Este punto A, es el momento HISTÓRICO más olvidado o ignorado, tanto por la tradición hermenéutica judía como la cristiana. Pero resulta, que este Punto A nos muestra el Diseño, el Plan original del Creador. Nos dice cómo Dios quería y quiere que la HUMANIDAD exista:
1. En Unidad/Unión
2. En Armonía
3. En Señorío
También vemos que la mujer fue hecha "ayuda idónea", no un ser inferior ni de segunda, sino una ayuda (ézer; Strong 5828), palabra o atributo que también se le da a Dios (Dt. 33:7, 26, 29; Sal. 33:20; 70:5; 115:9-11; 146:5), como ayudador (ázar; Strong 5826) y aún a Jesús (boedsós; Strong 998; cita de Sal.118:6 "está conmigo"). Así como Dios es nuestra "compañía y ayuda", la mujer también lo es para el hombre, y el hombre para la mujer. No hay nada en ese atributo que diga o sugiera descalificación, degradación o bajeza. Alguien que es de ayuda es porque es igual o mejor que nosotros, que califica para complementarnos o superarnos.
La mujer fue hecha "ayuda idónea" para el varón, no porque a Dios se le olvidó o se le pasó por alto; sino porque Él tenía PROPÓSITO, porque tenía Diseño y Plan, no para una circunstancia o necesidad temporal, sino para todas las Edades. Si Ud. no ve esto, lamentablemente, debo decir con mucha tristeza que no conoce cómo Dios piensa, actua y ejecuta sus planes. No siempre Dios responde inmediatamente a lo "obvio", sino que deja que nosotros lo veamos, lo sintamos y estemos de acuerdo sobre esa necesidad. Entonces, Él provee lo que ya tenía preparado para nosotros.
Él sabía que no era bueno que el Hombre estuviera solo en su existencia y en su misión de reinar sobre la Creación (Gén. 2:18); pero, como suele Él hacer, deja que sea el Hombre mismo quien se de cuenta de ello, tanto por percepción espiritual, mental, emocional como física (Gén. 2:18-20). En Génesis 2:20 se dice claramente que, de todos los animales, bestias y aves de la tierra, no se halló "ayuda idónea", es decir compañera, alguien de su misma clase o especie no solo en lo genético, pero en lo espiritual o misional. Adán sintió la soledad del liderazgo como señor de la creación.
Así que dicho lo anterior, debemos erradicar esa distorción, que la mujer como "ayuda idónea", fue creada como la "sirvienta" de Adán. TODO LO CONTRARIO, fue creada como la Socia, la Compañera, que Él necesitaba para que estuviera completo y pudiera ejecutar debidamente su señorío sobre la creación.
Como dijimos anteriormente, AMBOS fueron creados conforme a la Imagen y la Semejanza de Dios; se les dio señorío sobre la tierra; se les dio el Mandato cultural y a la vegetación y la fauna para comer. Por cierto, en este último punto no se menciona en el relato del Génesis quién cocinaría o serviría la comida... ¿Será por eso que los mejores cocineros en el mundo son hombres?
¿MALDITA O REDIMIDA?
Entre el Punto A y el Punto Z tenemos el espacio C, es decir la Caída. La Caída sí dañó el Diseño original, así como distorcionó la Imagen de Dios en el Hombre (varón y hembra). La Caída trajo las siguientes consecuencias:
1. La serpiente, que era el ser creado más astuto de todos los animales, fue maldita. Maldita entre todos las bestias y los animales; se iba a arrastrar y a comer polvo (aquí hay un cuadro profético que en otra oportunidad les compartiré. Vean Isaías 14:9-15).
2. La enemistad entre la serpiente y la mujer, entre la simiente de ambas; y el futuro desenlace de esta enemistad (batalla): la simiente de la mujer sería herida por la simiente de la serpiente; pero a la final la simiente de la mujer mataría por la cabeza a la simiente de la serpiente. ¡Por favor, vean el rol de la mujer y su simiente en esta gran batalla decisiva de los siglos! Batalla que ya tuvo un primer encuentro, pero falta el encuentro final...
3. La mujer fue maldita para que diera a luz con mucho dolor a su simiente, su deseo esté sujeto a su marido, y éste se enseñoreara de ella.
4. El hombre fue maldito para que comiera con dolor del fruto de la tierra (también maldita), el ambiente le será hostil, trabajará con mayor esfuerzo hasta que se envejezca y sus fuerzas mengüen hasta su muerte.
Por causa del tiempo y el espacio, vamos a concentrarnos en las consecuencias para la mujer y el hombre.
Sí, la situación ideal entre el hombre y la mujer de unidad, armonía y señorío compartido sobre la Creación cambió después de la Caída. Tanto el hombre como la mujer quedaron bajo maldición. Y comenzó lo que llamo el espacio C, y digo espacio porque tuvo que pasar un período de aproximadamente 4,000 años hasta Jesucristo. En este espacio C es de donde proviene mucha de la opresión socio-religiosa y distorción histórica-cultural contra la mujer, porque a la "serpiente" le convenía, porque tenía (y sigue teniendo) una lucha contra la mujer y su simiente.
Pero Jesucristo, el Hijo del Hombre, marcó la DIFERENCIA. Jesús, el Segundo Adán, vino para reconciliar TODAS las cosas y hacer la paz mediante la cruz (Col. 1:20) y remidirnos (liberarnos) de toda maldición por causa del pecado y la iniquidad (Tito 2:11-14). Desde entonces, el Hombre, varón y hembra, puede ser liberado por la fe en la obra completa y perfecta de Jesucristo, de toda maldición, incluyendo la muerte eterna. Y por la fe, nos unimos a Él por Su Santo Espíritu, por lo cual nos constituimos Su Cuerpo, Su Esposa, Su Iglesia.
Y aquí voy a tratar de ser breve, y espero lo suficientemente claro, para que captemos parte de nuestro gran error en nuestra interpretación y aplicación de la obra redentora de Jesucristo a favor de toda la Humanidad, varón y hembra.
Jesús vino a reconciliar, a restaurar y a recuperar la Imagen, Diseño, Propósito y Reino del Hombre. Eso incluye al hombre y a la mujer. Y de los tres regañados en Génesis 3:11-19, quien sale siempre perdiendo, hasta el final, es la serpiente. Veamos qué implica la obra redentora (liberadora) de Jesucristo:
1. Al hombre y a la mujer se les restaura su Imagen, ahora son hechos Hijos de Dios.
2. Al hombre y a la mujer se les restaura su Diseño, ser uno y aún ser uno en Cristo, el Hijo de Dios.
3. Al hombre y a la mujer se les restaura su Propósito, ser señores, ser reyes y sacerdotes en Cristo.
4. Al hombre y a la mujer se les restaura su Reino, ser coherederos y participes del Reino de Dios en la Tierra.
Y debo añadir, que en el caso de la Humanidad, salimos mejor parados con respecto a los intentos malignos de la "serpiente".
1. Antes nuestra autoridad, poder y dominio era sobre lo creado, ahora en Cristo, tenemos autoridad en el cielo y en la tierra, sobre todo principado y autoridad.
2. Antes nuestra unión era entre un hombre y una mujer, ahora también es una unión espiritual, cósmica, entre nosotros, TODOS nosotros, y Cristo. Nosotros que fuimos creados "poco menor que los ángeles" ahora somos coronados con gran poder y gloria en Cristo Jesús, nuestro Señor, Rey y Redentor.
Cristo nos liberó de TODA maldición. No solamente a los hombres, sino también a las mujeres. Cuando un cristiano, es decir un hombre o varón redimido por Cristo, sigue tratando mal a su esposa, como una sirvienta, realmente se está comportando como un hombre o varón caído. Todavía no ha captado el alcance y profundidad de la redención, de la obra de Cristo en la cruz. Y esa no es la primera vez que los líderes espirituales masculinos son lentos para captar verdades espirituales que claramente encontramos en las Sagradas Escrituras. Veamos algunos ejemplos:
1. El pueblo de Israel optó por una actitud y postura arrogante contra las naciones gentiles, porque se llenaron de orgullo y arrogancia espiritual. Y cerraron su corazón aún a la obra misionera a los gentiles. El caso más patético es el del profeta Jonás.
2. La iglesia de Jerusalén, siguiendo el mismo error socio-religioso e histórico-cultural, igualmente al principio estuvieron cerrados a la obra misionera a las naciones gentiles; y una vez que vieron que el Espíritu del Señor comenzó a obrar en medio de los gentiles, quisieron imponerles las leyes y ordenanzas de la ley de Moisés.
3. La iglesia cristiana católica hasta el siglo XVI mantuvo en error un concepto sobre la salvación lograda por Jesucristo, que no tenía concordancia con las claras enseñanzas de los escritos del Nuevo Testamento.
4. La iglesia cristiana en general mantuvo privados, aún por más siglos, a muchos hombres y mujeres que por razones políticas, sociales y económicas fueron hechos esclavos. La esclavitud fue abolida en muchas naciones CRISTIANAS durante el siglo XVIII. ¡Tardamos 18 siglos para entender el valor, dignidad y derecho de TODOS los seres humanos!
Podríamos hacer una gran lista de nuestra lentitud para conocer, entender y aceptar verdades que han estado en las Sagradas Escrituras, que por razones de índole culturales, históricas, económicas, políticas y religiosas, no hemos querido aceptar; pero que Dios tiene que levantar a hombres y mujeres de Reino para rescatarlas, restaurarlas o traer las necesarias reformas de manera que vivamos más conforme a lo que realmente enseñan la Biblia.
Con el proceso de rescatar o restaurar el valor, dignidad, propósito y derechos de la mujer ha sido un proceso aún más lento, doloroso y en muchos casos criminal... ¡aún en NACIONES CRISTIANAS!
Hemos sido hombres redimidos (por gracia) que nos hemos comportado como hombres caídos. No ha sido así nuestro Redentor, quien redimió a Su Mujer, Su Cuerpo, y le ha dado dignidad, valor, propósito y reino desde el mismo comienzo de su obra. ¿Hemos hecho nosotros lo mismo con nuestras mujeres? ¿Hasta cuándo seguiremos siendo ciegos y sin entendimiento?
¿REINAS O SIRVIENTAS?
En Efesios 1:15 al 23 encontramos el liderazgo del CUERPO de Cristo, en el cual, Él como esposo es la Cabeza y la Iglesia como la esposa es el Cuerpo. Ese Cuerpo, TODO ese Cuerpo (de la Cabeza a los pies), tiene liderazgo: autoridad, poder y dominio en el Reino de Dios, sobre todo principado y potestad. Esta VERDAD de las Sagradas Escrituras no se ve reflejada en muchas parejas ni iglesias Cristianas.
Es por eso por lo que el apóstol ora: "para que sepáis... cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos" (varones y hembras sin distinción). Y él la llama "la Iglesia (Su Mujer), la cual es Su Cuerpo, LA plenitud de Aquel que TODO lo llena en TODO".
Yo me pregunto:
¿En qué parte del Cuerpo de Cristo están las mujeres que no pueden señorear y reinar juntamente con los hombres? ¿Dentro del Cuerpo de Cristo de qué son hechas las mujeres que no pueden ser líderes?
¿Qué les falta que los hombres sí tienen?
¿No será que la serpiente sigue atacando a la mujer, aún dentro del seno de la Iglesia del Señor, a través de los hombres que no han entendido la obra redentora de Jesucristo, la Cabeza del Cuerpo?
Todos concordamos en nuestro valor y posición en Cristo, eso es innegable e incuestionable. Que nuestro reconocimiento de lo que somos en Cristo (por Su amor, gracia y misericordia) no tiene por qué limitar nuestro estudio y aceptación de quién SOY realmente en Cristo. Porque precisamente esa es la oración que el apóstol Pablo hace en Efesios 1:15-23, que todos sepamos quiénes somos y lo que tenemos en Cristo. Por lo tanto, una mujer cristiana no falla como hija de Dios cuando pide que se le respete su dignidad, valor y posición en el Reino de Dios. Eso no es falta de humildad ni de sujeción. Eso es llamar las cosas como son y poner orden dentro de la Casa del Señor.
También podemos concordar que en el matrimonio hay un orden, orden que vemos claramente entre Cristo y la Iglesia. Y un orden que vemos en otras instancias de nuestra sociedad y en el mundo; pero eso no tiene por qué limitarnos en lo que realmente somos, en especial a las mujeres. Ni tampoco en nuestra responsabilidad mutua de honrarnos en cuanto al amor y sujetarnos los unos a los otros en cuanto a nuestras funciones o roles.
Porque en Cristo, en Su Cuerpo y en Su Reino, ya no hay mujer ni varón. Somos UNO en Él, el segundo Adán. Lo mismo pasó en el primer Adán: tanto Adán (varón) y Eva (hembra) eran uno, no sólo por la relación sexual que los unía, sino porque genéticamente, espiritualmente y por destino eran UNO ante Dios como Sus representantes y los señores que dejó sobre toda Su Creación en la Tierra.
Hemos dicho que el pecado dañó el propósito original de Dios para el Hombre (varón y hembra), pero precisamente Jesús, el Segundo Adán, vino a restaurar y a reconciliar todo eso que pasó.
Es a esta verdad, a esta realidad eterna y trascendente a la que deseo que prestemos atención, porque eso es lo que finalmente va a prevalecer, la unión del Nuevo Hombre todo en Cristo, en un mismo Cuerpo, en el cual todos (varón y hembra) disfrutamos de un mismo Espíritu y un mismo Cuerpo glorificado (1Cor.6:15-20; 15:45-50).
Esta limitación en nuestra teología de captar nuestra UNIDAD o UNIÓN (Jn. 17:17-23) en Cristo es la que ha distorsionado el acercamiento de los hombres con respecto a las mujeres en la Iglesia del Señor.
Y ahora yo pregunto: Si la mujer no es líder, ni en su hogar ni en su iglesia ¿por qué entonces es la que siempre tiene que servir? Si el hombre es el líder ¿no debería ser entonces él el que debería servir? Y precisamente ¿no es ese el ejemplo y modelo que Jesús nos dio como nuestro máximo líder y Cabeza de la Iglesia (Mr. 10:45; Jn. 13:13-15)? ¿Por qué entonces los hombres ni en la casa ni en la iglesia siguen ese modelo, sino que le relegan ese rol a la mujer?
Pues yo digo, según las claras enseñanzas de la Palabra de Dios y los principios del Reino de Dios, que nosotros, los hombres, haciendo eso a nuestras mujeres, estamos declarando, aunque en ignorancia, que nuestras mujeres son líderes y mayores que nosotros; porque en el Reino el que es mayor debe servir al que es menor (Mt. 23:11; Lc. 22:24-27). Y el que se humilla será exaltado, más el que se exalta será humillado (Mt. 23:12; Lc. 14:11; 18:14; Stgo. 4:6,10).
Muchos hombres cristianos, tanto en sus casas como en la iglesia, se comportan más como los reyes de este mundo, que como nuestro Señor Jesucristo en Lucas 22:25,27. ¡Son hombres redimidos que se comportan como hombres caídos!
Pero eso lo hacen porque ignoran las Escrituras, el Plan y el Diseño original y final de nuestro Señor y Dios. Pero Dios no; y por eso, muy a pesar de nosotros mismos, los hombres, Él sigue llamando y usando a las mujeres (símbolo y señal de la Mujer, la Iglesia, a quien ama), para la gloria de Su Santo Nombre y la extensión de Su Reino.
EL PUNTO Z
Finalmente, para tener una visión y postura correcta sobre la mujer y su rol dentro del Reino de Dios, debemos prestar atención al Punto Z del Plan de Dios ¿Cómo nos muestra Dios el Cuadro final de la Humanidad, de la Creación?
1. La serpiente terminará echada por tierra, de hecho derribada a la Tierra, juntamente con todos los reyes de la Tierra. ¡Oid esposos cristianos que se comporten con sus esposas como los reyes de la Tierra!
2. Somos hechos hijos de Dios, nuestra Imagen es restaurada.
3. Somos reyes y sacerdotes, nuestro propósito es restaurado.
4. Somos parte del Cuerpo de Cristo, TODOS seremos la Esposa y nos uniremos a nuestro Esposo Redentor.
5. Somos colocados en nuevos cielos y nueva tierra.
¿Ve usted a la mujer en ese Cuadro final jugando un rol secundario o diferente al que tendrá el hombre?
¿Ve usted alguna distinción entre lo que serán los roles para los hombres y los roles para las mujeres? ¿Puede citar algún pasaje bíblico para respaldar esa distinción de roles en el Reino de Dios?
¿Usted sigue esperando que el Reino de Dios es para el futuro o no sabe que ya se hace presente HOY, mediante la presencia del Espíritu del Señor en Su Iglesia?
Cuando nosotros sabemos el Punto Z de un Plan, entonces podemos tomar las debidas y necesarias decisiones y acciones en el proceso de llegar a ese Punto. Así piensa y se mueve nuestro Dios Eterno; por eso nada le toma por sorpresa, por eso Él sabe el final desde el principio, por eso Él reina y Su reino es un reino eterno inconmovible. Por eso lo llaman el Alfa y la Omega, en nuestro idioma sería el A y la Z. ¡Él lo cubre todo desde el principio hasta el final!
Para terminar le hago algunas preguntas a los hombres para su reflexión:
1. ¿Cómo llegó a la vida Jesús el Mesías?
2. ¿Conoce usted si hubo alguna mujer, de los discípulos de Jesús, que lo traicionó o negó ante las autoridades de Jerusalén?
3. ¿Puede contar cuántos discípulos varones y cuántas discípulas hembras estuvieron con Jesús hasta el final de su muerte en la cruz?
4. ¿Puede contar cuántos discípulos varones y cuántas discípulas hembras acompañaron a enterrar al cuerpo de Jesús?
5. ¿Puede contar cuántos discípulos varones y cuántas discípulas hembras fueron temprano en la mañana para visitar la tumba de Jesús?
6. ¿Sabe quiénes fueron los primeros testigos y mensajeros de la resurrección de Jesucristo?
7. ¿Sabe cuánto tardaron los discípulos varones en creer en el mensaje de la resurrección que las discípulas le llevaron?
8. ¿En Pentecostés cayó el Espíritu Santo solamente sobre los discípulos varones y fueron estos los únicos en profetizar y proclamar las maravillas de Dios o también cayó sobre las discípulas allí presente? ¿por qué pasaría eso o por qué pasaría de esa manera?
CONCLUSIÓN
Es mi oración, al igual que la del apóstol Pablo, que nos sean abiertos los ojos de nuestro entendimiento.
Que tanto nuestras hermanas y nuestros hermanos en Cristo puedan entender mejor las Escrituras y lo que el Señor (y no los hombres) nos dicen que somos en Él.
Que valoremos más la obra redentora de nuestro Señor. Que lo alabemos porque nos ha hecho libres de toda maldición y nos ha restaurado a Su Diseño, Plan y Propósito original.
Que nuestras mujeres sepan valorarse más en su dignidad, valor y posición como parte del Cuerpo de Cristo. Y nosotros los hombres también sepamos valorarlas, honrarlas y respetarlas de la misma manera que el Señor lo hace.
Que nuestras mujeres latinoamericanas dejen de ser machistas y dejen de inculcar en nuestros hijos esos valores y conductas machistas, que tanto daño hacen a nuestra sociedad, a nuestros matrimonios y familias, y a la Iglesia del Señor. ¡Los peores machistas no son los hombres, son las mujeres que los crían y los educan como tales! ¡Basta!
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