Despertando un espíritu misional potente en la Iglesia del siglo XXI
Segunda Parte
Por Alan Hirsch
Traducido por apóstol Daniel Guerrero
Segunda Parte
Por Alan Hirsch
Traducido por apóstol Daniel Guerrero
INTRODUCCIÓN
Por apóstol Daniel Guerrero
En la Primera parte de este mensaje vimos que, para que la Iglesia del siglo XXI pueda recuperar un espíritu misional potente, el autor plantea que ésta debe recuperar varios elementos importantes, que con el transcurrir de los siglos la Iglesia ha perdido o descuidado.
El hermano Hirsch opina que la Iglesia necesitará hacer muchos cambios y reajustes, cito: -"Recuperar a Jesús como nuestro centro es lo más importante en este reajuste. Pero la realineación también incluye la recuperación del discipulado como nuestra tarea central; el desarrollo de un "ethos" [carácter] en el movimiento y estructura apostólica; y recuperar el impulso de la misión encarnacional. Estos cuatro fenómenos inherentes a un "ethos" de movimiento recae en el corazón de todos los movimientos que crecen exponencialmente, como ocurrió a principios de la Iglesia y, en nuestros días, en China, India y Cuba, así como en Occidente con los movimientos de plantación de iglesias. La recuperación y la reactivación de estos fenómenos de movimiento, permitirá que la iglesia occidental pueda prosperar una vez más".
También en la Primera parte de este mensaje el autor explicó la necesidad de recuperar los "Caminos olvidados" y de recuperar la centralidad de Jesucristo en Su propio movimiento. Ahora en esta Segunda parte, veremos los otros tres elementos necesarios para que, que según Alan Hirsch, la Iglesia del siglo XXI obtenga un espíritu misional potente, que le permita ser y hacer todo lo que el Señor diseñó y planificó para Su Iglesia.
2.- La recuperación del discipulado como nuestra tarea central
El discipulado cristiano es básicamente una creciente adhesión a Jesús. Como un discípulo de Cristo, una persona se esfuerza por ser más como Él, para convertirse en un "pequeño Jesús". Durante Su vida terrena, Jesús trabajó para integrar Su vida y el Evangelio en las vidas de Sus discípulos (Hirsch 2006:102-103), y si no hubiera realizado esta tarea allí, no sería el Cristianismo de hoy. Claramente, el discipulado es crucial para la supervivencia y la transmisión de la fe. Como cristianos, tenemos que encarnar las enseñanzas de Jesús y también buscamos transmitir esas enseñanzas a la vida de los demás. Los seguidores de Jesús todos deberíamos esforzarnos por ser como Él, porque eso es lo que significa ser su discípulo.El hermano Hirsch opina que la Iglesia necesitará hacer muchos cambios y reajustes, cito: -"Recuperar a Jesús como nuestro centro es lo más importante en este reajuste. Pero la realineación también incluye la recuperación del discipulado como nuestra tarea central; el desarrollo de un "ethos" [carácter] en el movimiento y estructura apostólica; y recuperar el impulso de la misión encarnacional. Estos cuatro fenómenos inherentes a un "ethos" de movimiento recae en el corazón de todos los movimientos que crecen exponencialmente, como ocurrió a principios de la Iglesia y, en nuestros días, en China, India y Cuba, así como en Occidente con los movimientos de plantación de iglesias. La recuperación y la reactivación de estos fenómenos de movimiento, permitirá que la iglesia occidental pueda prosperar una vez más".
También en la Primera parte de este mensaje el autor explicó la necesidad de recuperar los "Caminos olvidados" y de recuperar la centralidad de Jesucristo en Su propio movimiento. Ahora en esta Segunda parte, veremos los otros tres elementos necesarios para que, que según Alan Hirsch, la Iglesia del siglo XXI obtenga un espíritu misional potente, que le permita ser y hacer todo lo que el Señor diseñó y planificó para Su Iglesia.
2.- La recuperación del discipulado como nuestra tarea central
Los movimientos sólo crecen en proporción a su capacidad para hacer discípulos. No hay discípulos, no hay movimiento. Algunos discípulos, algo de movimiento; pero muchos discípulos crean una base real en la que los movimientos pueden generarse y desarrollarse. Por lo tanto, el discipulado y hacer discípulos son en realidad las actividades misionales estratégicas de nuestro tiempo.
Como seguidores de Jesús, tenemos que recuperar el arte perdido de hacer discípulos - no es tanto que nos reproduzcamos a nosotros mismos y que sigan nuestra agenda; sino que podamos llegar a ser como Aquel que amamos y seguimos. Yo pienso que debemos admitir que la mayoría de las iglesias fallan en este punto crítico. Es una falla en gran escala que ha resultado en que el público en general ha adquirido una visión negativa del Cristianismo, como Kinnaman y Lyon describen en su libro "No-Cristiano". Si fallamos en ser y hacer 'pequeños Jesús', fallaremos también en otra parte. El discipulado es por lo tanto, un asunto extremo para la Iglesia de hoy: ¡No hay discípulos, no hay movimientos; no hay movimiento, no hay crecimiento exponencial! - un crecimiento que es necesario para restablecer al Cristianismo como una fuerza vital en nuestros días.
Otro punto clave es reconocer que el discipulado establece las bases adecuadas para el liderazgo en la iglesia. De hecho, debería ser la única base para el liderazgo en el Camino de Jesús. El liderazgo es directamente proporcional al discipulado: si tenemos un liderazgo malo en la iglesia, lo más probable es porque no nos tomamos en serio el fundamento de ser a la semejanza de Cristo, que se requiere en todos aquellos que siguen al Señor. Llegar a ser como Cristo es el punto determinante de todo buen discipulado.
Otra razón para la recuperación del discipulado y el hacer discípulos como un arte perdido, es que vivimos en una cultura que es profundamente buena en discipular a la gente en la religión predominante de nuestros días: el consumismo. Debido a que la gente viene a la iglesia como consumidores experimentados, apelar a la gente como consumidores (lo que es tan común hoy en día en muchas prácticas de la iglesia ) en realidad va en contra de la conversión y el discipulado cristiano. El discipulado es aferrarse a Cristo. Y por lo tanto, también significa eliminar todo lo demás que compite por nuestra lealtad y fidelidad. La iglesia americana de hoy funciona en gran parte por las luces del consumismo. Pero los enfoques consumistas en la iglesia y en el evangelismo son enemigos para el verdadero discipulado. El consumismo como una búsqueda de significado, de identidad, de propósito y pertenencia, es idolatría, y nos está matando (desde adentro). El Reino [de Dios] no se extiende a través de algún tipo de recurso a lo Disneylandia; sino cara a cara, una persona a la vez, buscando a Cristo. Cualquier otra búsqueda tendrá resultados desastrosos tocante a la Misión y a la Iglesia misional.
3.- La recuperación del Ethos / Estructura de los Movimientos Apostólicos
No tengo ninguna duda de que si va a haber algún avance de la iglesia occidental en el siglo XXI, ésto estará marcado por la recuperación de la forma del movimiento apostólico de la Iglesia. Si por alguna razón fallamos en redescubrir este modo de Iglesia, creo que eventualmente perderemos todo impacto cultural significativo y nos convertiremos en no más que en una nota marginal en La historia de Occidente.
Nuestras formas moldean nuestro pensamiento y comportamientos en maneras profundas e intensas, y todavía tenemos que escapar de la hegemonía eclesial que nació y fue alimentada por la idea de iglesia establecida por Constantino. Pero si queremos realmente volver a descubrir la forma de "movimiento" en el Occidente, primero tenemos que destronar a Constantino; y por lo tanto, liberar a la Iglesia occidental de su actual cautiverio a esa idea excesivamente institucional. Lo que hoy básicamente tenemos son inflexibles, retrogradas, temerosas y defensivas formas de Iglesia. Pero lo que hoy necesitamos son movimientos multiplicadores misionalmente sensibles, culturalmente adaptables y organizacionalmente ágiles. Estos movimientos movilizan a todo el pueblo de Dios, se están reproduciendo y son reproducibles, están estructuralmente conectados en redes (evitan la centralización del poder y la función), y emplean modos de liderazgo misional y ministerial. Vamos a explorar cada una de estas características en mayor detalle.
Movimientos movilizan a todo el pueblo de Dios. La verdadera revolución llega cuando todo el pueblo de Dios, llega a asumir su destino dado por Dios como agentes activos del Rey. Sin duda alguna, una de las doctrinas eclesiales más potentes en el Nuevo Testamento es el sacerdocio de todos los creyentes, sin embargo, rara vez ésta se vivió. Nosotros, el clero, podemos ser monstruos del control. Tenemos que reconocer que Jesús es muy capaz de conducir a Su pueblo y lo que Él hace no requiere de profesionales para mantener Su movimiento en el carril, como la fenomenología de los movimientos perseguidos así lo revelan claramente. Hay muchas más cosas vinculadas a esta dependencia a los profesionales de la iglesia de lo que nosotros nos damos cuenta. Yo he sido ampliamente desafiado por lo que encuentro en todos los movimientos exponenciales en todo el mundo; por sus historias que pueden enseñarnos mucho acerca de la Iglesia que Jesús edificó.
La declaración de un movimiento clandestino chino, -"cada creyente es un fundador de iglesia, y cada iglesia es una iglesia que funda iglesias"-, lo resume todo para mí. Todo el peso de lo que yo llamo el Genio Apostólico (la fuerza vital de los movimientos exponenciales de Jesús) recae en dicha declaración; y demuestra que la posibilidad de expansión espontánea está escrita en el propio código genético de la Iglesia.
Dicho de otra manera, podemos decir que cada creyente lleva dentro de sí mismo/de sí misma el potencial para la transformación del mundo; es decir, cada creyente lleva dentro a sí mismo/de sí misma la posibilidad de Ekklesia. ¡No es tan descabellado como parece a simple vista! Por ejemplo, en una chispa está el potencial para una llama, y en una llama está el potencial para un incendio. En una semilla está el potencial de un árbol, y en un árbol está el potencial para un bosque. En ambos casos, tanto el incendio como el bosque, están contenidos, en su potencial por lo menos, en la semilla inicial. Así es con todo el pueblo de Dios. Si permitimos que la realidad de esto se filtre en nuestra imaginación excesivamente institucionalizada, podríamos ver nuevos potenciales en cada creyente y en cada iglesia.
Los movimientos se están reproduciendo y son reproducibles. En realidad, gran parte de lo que actualmente hacemos como iglesia es difícil de manejar y muy difícil de reproducir - en gran parte a causa de nuestra esclavitud a las formas institucionales. Por el contrario, movimientos misionales exponenciales prosperan en una rápida y espontánea expansión y se pueden lograr por todos los agentes en el sistema. Es por eso que son capaces de lograr lo que Roland Allen llama "expansión espontánea". Para decirlo de otro modo, la reproducción requiere reproduci-bilidad y la reproducibilidad requiere una Eclesiología lo suficientemente simple para que cualquier discípulo pueda reproducirla. Sólo así puede estar orientada a la rápida multiplicación por medio de "no-profesionales". Los movimientos requieren liderazgo, pero no requieren la presencia de un ministerio profesional o una clase elitesca [clero]. De hecho, la aparición de una élite, de una clase clerical "profesional" tiende a desacelerar las cosas ya que le resta poder a la gente en sus propias funciones sacerdotales dadas por Dios. Una reproducción fácil es consistente con la Eclesiología bíblica: ¡Pablo, por ejemplo, podía ir a Tesalónica y plantar una iglesia en algún lugar entre nueve y cuarenta días! Posteriormente, escribe de nuevo a esa iglesia y les dice que son una ekklesia de Dios y ¡que no tienen necesidad que él (Pablo) les enseñe nada! ¡Ahora eso sí es plantación de iglesias!
Pero nosotros lo hacemos mucho más elitista, y nuestra Eclesiología es mucho más compleja. Si, por ejemplo, nuestra idea de iglesia requiere un presupuesto de millones de dólares, de bandas [de adoración], de edificios y de mucho personal para salir al campo, entonces nuestra idea de iglesia es demasiado compleja para convertirse en un movimiento. Del mismo modo, si nuestra idea de liderazgo requiere de siete años [de entrenamiento] para "conducir la liturgia" y mantener la cabeza alrededor de los temas centrales de la iglesia, entonces nuestra idea de liderazgo es demasiado compleja y va en contra de la posibilidad de un movimiento de crecimiento exponencial. Todo comienza con la forma en que concebimos a la Iglesia en su forma básica.
Los movimientos emplean modos de liderazgo misional y ministerial. Esto significa que si queremos tener formas misionales de iglesia, simplemente tenemos que encontrar nuestro camino de regreso para aceptar formas de liderazgo misional - y este liderazgo debe tener al menos cinco formas: apostólico, profético, evangelístico, pastoral y teológico [didáctico] (Ef. 4:07 ss). Curiosamente, la palabra raíz missio es el equivalente latino de la palabra griega apostello. Y ahora nos resulta difícil, incluso poner la palabra en nuestros labios, porque nosotros hemos deslegitimado los ministerios apostólicos, proféticos y evangelísticos y hemos dejado solamente dos de las formas [pastoral y didáctica]. Durante demasiado tiempo nuestras ordenaciones al ministerio han sido limitadas a las de pastor y teólogo. Pero éstas son las formas del ministerio de mantenimiento y no se ajustan ni para impulsar ni sostener a un movimiento. Lo que necesitamos es más de la energía generadora de las otras formas ministeriales mencionadas en el texto de Efesios 4. Debemos ampliar nuestra comprensión de ministerio y del liderazgo, para incluir al menos una forma más de las cinco.
4.- La recuperación de un impulso de misión encarnacional
La Misión ("enviar") es un tema primordial en la historia bíblica. A pesar de que a menudo pensamos en la "Misión" en términos de lo que hacen los cristianos en obediencia o respuesta a Dios, es mejor verla como una característica de quién es Dios, y ver nuestra propia Misión solamente en esa luz. Por lo tanto, la Misión es un subconjunto de la Teología propiamente dicha y no de la Eclesiología (donde la hemos situado normalmente). La Misión precede a la Iglesia, y la Iglesia misional sigue el ejemplo de la Missio Dei [la Misión de Dios].
La Misión por lo tanto, incorpora el aspecto de envío de la Iglesia y la fundamenta en el Dios enviado y que envía. Debemos sentir este sentido de envío (de salir) en el corazón mismo de lo que que significa ser el pueblo de Dios. Pero también debemos permitir que la forma en que Dios entra al mundo informe a nuestra imaginación y a nuestra práctica. Debemos permitir que nuestra imaginación sea moldeada por la Encarnación. En otras palabras, nosotros mismos debemos ser la Encarnación.
En la Encarnación de Jesús, Dios establece el modelo de cómo nosotros debemos entrar al mundo. Si la Misión es la propulsión hacia el exterior, entonces la Misión encarnacional significa ir abajo, profundamente dentro de la cultura y hablar de una manera significativa desde su interior. Es a través de un enfoque encarnacional que podemos ir profundo en nuestro ministerio hacia los demás. Estos dos - impulso para salir y para entrar profundamente - deben mantenerse juntos, cada uno informando y acondicionando al otro: Hacia afuera y profundizando, otra vez nos conduce hacia afuera, y otra vez profundizando, y así sucesivamente. Aquí radica la base teológica para cualquier idea misional de la Iglesia.
Reflexiones finales: Jesús estornudó
Como aquellos a los que se les ha confiado el Evangelio de Jesús, estamos llamados a salir y a difundir el mensaje de Su amor a todas las personas posibles. Y en esta práctica de difundir el Evangelio, podemos aprender mucho de los virus. El Evangelio se propaga como un virus: lo "estornudamos", otros lo reciben, y a su vez, estos lo estornudan y se lo transmiten a más gente. Lo único que se necesita es el conjunto adecuado de condiciones para que el virus pueda ser "estornudable" y, una vez que se ha estornudado, se adhiera a otros.
Como ya he presentado en este mensaje, lo primero [que hay que hacer] en nuestros esfuerzos por hacer que el Evangelio pueda ser "estornudable", es la recuperación de Jesús como el Centro de Su propio movimiento. También debemos mantener el Discipulado como nuestra tarea central y recuperar el espíritu de los movimientos apostólicos. Y por último, tenemos que aprender de nuevo el ministerio encarnacional, por el cual todas las personas, de todas las clases, carreras, tiempos y asociaciones, puedan ser envueltas y abrazadas en el amor de Dios.
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Notas
1. Historia parafraseada del libro de Gordon MKenzie, "En órbita alrededor de la bola de pelo gigante: Una Loca Guía Corporativa Guía para sobrevivir con gracia".
2. Ibíd.
3. Ver http://www.easumbandy.com/resources/index.php?action=details&record=1386
4. These are my estimates based on data from Rodney Stark's The Rise of Christianity, pp. 6-13.
5. See Alan Hirsch and Michael Frost, "Re-Jesus: A Wild Messiah for a Missional Church". Peabody, MA: Hendrickson. Pp. 12ss.
6. See "ReJesus", eh. 1-3 for a thorough analysis of this dynamic.
7. See the new book Debra (my wife) and I have written — Untamed: Reactivating a Missional Form of Discipleship (Grand Rapids: Baker, 2010) — for a serious elaboration on the whole idea of discipleship.
8. The authors explain that Christians don't look like Jesus. See David Kinnaman and Gabe Lyons, "UnChristian: What a New Generation Really Thinks about Christianity... And Why It Matters" (Grand Rapids: Baker, 2007).
9. See "Untamed". Consumerism is essentially an anatomy of modern idolatry.
Referencias Citadas (en inglés):
- Allen, Leslie C. 1995 The Books of Joel, Obadiah Jonah, and Micah: The New International Commentary of the Old Testament. Grand Rapids, MI: Eerdmans. 361.
- Frost, Michael, and Alan Hirsch 2009 re Jesus: A Wild Messiah for a Missional Church. Peabody, MA: Hendrickson.
- Hirsch, Alan 2006 The Forgotten Ways: Reactivating the Missional Church. Grand Rapids, MI: Brazos.
- McKenzie, Gordon 1998 Orbiting the Giant Hairball: A Corporate Fool 's Guide to Surviving with Grace. New York: Viking Penguin.
- Morgenthaler, Sally 2005 "Windows in Caves and Other Things We Do with Perfectly Good Prisms," Fuller Theological Seminary Theology News and Notes (Spring 2005).
- Stark, Rodney 1996 The Rise of Christianity: How the Obscure, Marginal, Jesus Movement Became the Dominant Religious Force in the Western World in a Few Centuries. San Francisco: HarperCollins. 6-13.
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