EL LIDERAZGO DE LA MUJER
El Lugar de la Mujer en la Iglesia de Cristo
Carta a las Hermanas
Por Frank Viola
Querida hermana:
Gracias por tu hermosa carta.
Me has hecho una excelente pregunta. Quieres saber mi punto de vista acerca del papel que
juega la mujer en la iglesia en las casas y cómo yo entiendo los pasajes bíblicos que parecen
restringir su funcionamiento. Esta pregunta me ha sido hecha en incontables ocasiones, tantas, que ya he perdido la cuenta. He dado vueltas a este tema al que dediqué dos párrafos en mi libro “Rehaciendo el Odre”. Pero nunca me he enfrentado al tema en verdadero detalle.
Parte de la razón de no haber escrito sobre el tema, es mi falta de tiempo. No pretendo estar
más ocupado de lo que ustedes lo están, pero la verdad es que no me queda mucho tiempo
para escribir. Existen un gran número de asuntos sobre los que me he sentido impulsado a
escribir que se han tomado mi ya limitado tiempo. Pero hay otra razón. Yo no tengo un gran
interés en agregar más ruido a una mal parada pelea que ha corrido por todo el movimiento de la iglesia organizada.
Por otro lado, no dejo de encontrarme con mujeres maniatadas espiritualmente por lo que yo
considero una lamentablemente pobre interpretación de ciertos textos bíblicos. Así pues,
pienso que ya es tiempo para que yo camine por este peligroso campo de minas. Y estoy
preparado para que mis oídos sean torturados por sus escritos, críticas y el rechinar de dientes que serán generados por mi respuesta.
Así pues, que esta carta deje solucionada esta eterna controversia.
Aquí, querida hermana, está es la contestación a tu pregunta. Esta es la última palabra en el asunto.
De acuerdo a Pablo, bajo ninguna condición ni circunstancia, una mujer puede hablar en una
reunión de la iglesia. Ella no puede, nunca, jamás, bajo cualquier situación, decir una palabra
en la iglesia. Ella tiene, sin excepción, que mantenerse absoluta y totalmente, en completo
silencio.
A no ser que... tenga su cabeza cubierta!
¿Estamos claros ahora?
Espero que se estén riendo, pues estoy bromeando. No obstante, también estaba tratando de marcar un punto. La realidad es que parece que Pablo se está contradiciendo en el asunto. Los llamados “pasajes limitantes” son sumamente difíciles de interpretar. Dada su oscuridad, nadie puede ser dogmático acerca de lo que Pablo realmente quiere decir cuando los escribió.
Debido a esto, cada interpretación que se le haya dado a estos textos va a tener sus fallas. Y
totalmente avergonzado debo admitir que esto también aplica a la interpretación que yo le dé.
En beneficio de aquellos que estén leyendo esta carta, los “pasajes limitantes” son aquellos
textos que parecen poner alguna restricción al ministerio de la mujer en la iglesia.
Sorprendentemente, solamente hay dos en el Nuevo Testamento. Estos dos pasajes son:
"Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que
estén sujetas, como también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa
á sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación" 1 Corintios 14:34-35.
"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito á la mujer enseñar, ni
tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adam fué formado el primero,
después Eva; Y Adam no fué engañado, sino la mujer, siendo seducida, vino á ser envuelta en
transgresión" 1 Timoteo 2:11-14.
Antes de compartir mi entendimiento sobre estos dos pasajes, permítanme explicarles cómo
llegué a él.
El poder del Nuevo Testamento
Hace mucho tiempo, aprendí una invaluable lección: El Nuevo Testamento no puede ser
entregado como un manual de doctrinas fragmentadas y enseñanzas aisladas. El Nuevo
Testamento, es una sola entidad. Esencialmente es una historia. Lo que está escrito en las
cartas de Pablo y otros, es parte de esa historia.
La historia contiene un mensaje que es consistente. Es el mensaje del Nuevo Pacto. Este pacto no es un mejoramiento del Antiguo Pacto. Contrario al común malentendido, no incluye un nuevo juego de reglas para remplazar al antiguo juego.
El Antiguo Pacto contenía un juego de reglas por las que los hombres y las mujeres tenían que
vivir. También marcó una clara distinción entre gentes que gozaban privilegios especiales sobre otros. Algunos eran considerados dignos de ser el pueblo de Dios (Judíos). Otros no (Gentiles). Entre los considerados dignos, algunos tenían el honor de estar más cerca de Dios (los sacerdotes). Otros no (el pueblo). A algunos se les otorgaba funciones ministeriales especiales (el sumo sacerdote y los sacerdotes). A otros se les daba una participación más pequeña en el templo (los levitas). Y también había otros que no tenían función alguna (la congregación).
Cuando Jesucristo vino, las cosas cambiaron radicalmente. Nuestro Señor inauguró el Nuevo
Pacto dejando obsoleto el Antiguo. El Nuevo Pacto, se deshizo de la reglas, se deshizo de las
instituciones terrenales, abolió las diferentes clases de personas que poseían privilegios
especiales.
Bajo el Nuevo Pacto, la Ley de Dios había sido escrita en el corazón de los hombres por la
Persona del Espíritu Santo. El Espíritu había venido a habitar en todos aquellos que
nombraban al Salvador – incluidos hombres y mujeres. Incluyendo al judío y al gentil.
Incluyendo esclavos y libres.
Todas las distinciones anteriores quedaban abolidas por el Nuevo Pacto. Todas las clases ministeriales, abolidas. Pues el poseer el Espíritu significaba tener acceso a Dios – sin exclusión de nadie.
Pero lo que es más, poseer el Espíritu significa ser garantizados el privilegio de poder ministrar
en la casa de Dios. Como Joel profetizó…"Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones. Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días" Joel 2:28-29.
En Gálatas encontramos una inalterable realidad del Nuevo Pacto:
"No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús" Gálatas 3:28. Este pasaje resume el entendimiento de Pablo sobre el efecto del Evangelio en cosas culturales como el racismo, la esclavitud y la opresión de los sexos. Este pasaje no está restringido a la “salvación”; contiene implicaciones sociales para todos. El Nuevo Pacto borra toda distinción social y clasista. Y nos ha preparado a todos para recibir el Espíritu y servir como sacerdotes en la casa de Dios. Esto incluye a las mujeres.
Dicho esto, cualquiera sea el significado de los “pasajes limitantes”, de ninguna manera, estos, pueden echar por tierra al Nuevo Pacto. Tampoco pueden contradecir la fuerza del Nuevo Testamento. Por tanto, la idea de que la mujer está excluida de hablar en la casa de Dios, es una catastrófica violación al Nuevo Pacto. Un pacto que se ha deshecho de las antiguas distinciones y tratos del hombre y la mujer, convirtiéndolos en copartícipes del sacerdocio en el reino de Dios.
El Intérprete Invisible
Otra lección que yo aprendí en mi viaje espiritual, tiene que ver con la realidad del Espíritu
Santo. Soy un firme creyente de la intuitiva naturaleza del Espíritu Santo en la vida del
creyente. También mantengo firmemente la naturaleza orgánica del Cuerpo de Cristo (cuando
es sacado del sistema institucional).
El hecho de habitar el Espíritu en el creyente, otorga a éste el divino instinto e impulso, siendo
éstos tan reales como sus sentidos físicos. Puesto que ambos nacen de la inspiración divina, el
liderazgo del Espíritu nunca estará en contra de la Escritura. Tampoco la Escritura irá en contra
de los instintos del Espíritu.
Dicho esto, en un nivel puramente subjetivo, todos mis instintos espirituales me dicen que Dios quiere que la mujer funcione en la reunión de la iglesia.
He estado en reuniones en las que la mujer está amordazada. Tenían prohibido pronunciar
palabra alguna; solamente los hombres podían hablar. Cuando me senté en medio de estas
reuniones, todo mi ser, intuitivamente, sabía que era una situación equivocada. Había algo
vergonzosamente artificial en todo ello. Especialmente cuando había mujeres en la misma
habitación cuya vida espiritual era mucho más rica que la mayoría de los hombres. Pero,
simplemente por ser mujeres, se les tenía prohibido hablar.
Esta práctica, en mi mente, viola un importante principio espiritual: Todo en la casa del Señor
está gobernado por “la medida de Cristo” (Efesios 4:13). Pero esas reuniones estaban
gobernadas por restricciones externas que traían como consecuencia limitaciones espirituales.
Cuando a la mujer, que tiene mucho que ofrecer en la forma de suministro espiritual, le es
limitada su facultad de hablar en la reunión, la iglesia sufre por ello.
A continuación listaré la clara impresión que he tenido de esas reuniones cuando he observado el moverse de los hombres en tanto las hermanas calladamente observaban como espectadores:
La mitad del sacerdocio de Dios era sofocado y acallado.
Las hermanas eran acalladas, simplemente porque los hermanos habían intelectualmente interpretado la Biblia en el que solamente ellos podían hablar.
Los hermanos y hermanas eran leales a su interpretación de la Biblia. Pero tengo que preguntarme si estaban deliberadamente ignorando lo que sus instintos espirituales les decían acerca del resultante fruto de esta interpretación.
Esta reunión abiertamente carecía de riqueza espiritual. Me recordaba el llamado “mundo real” de la película Matrix – frío, descolorido y sin sabor alguno.
El callar a las hermanas es una buena receta para producir reuniones sin vida.
Repito, esto es mi propio análisis. Otra persona podrá tener una apreciación diferente. Al salir de esa experiencia, tengo que hacerme esta pregunta: ¿Cuál es el claro mensaje que se envía al silenciar a las hermanas en las reuniones de la iglesia? Supongamos que Dios hubiera sido el origen de esta idea, ¿cuál sería el mensaje que Él estaría enviando con este mandato? La respuesta sería sorprendente y alarmante. El innegable mensaje es, que el hombre no puede aprender nada de la mujer. Ni que el hombre puede ser ministrado espiritualmente por una mujer.
Por un momento, ponderen estas conclusiones.
Si cada hermano fuera honesto consigo mismo, estaría forzado a admitir que ese pensamiento
es absurdo. Como de igual forma sería una falsa aceptación de la vida real. Mi propia observación sobre aquellos que tienen la idea de que la mujer tiene que estar silenciosa en las reuniones “porque la Biblia así lo dice” están haciendo algo que no es real. Lo que quiero decir es que cualquier hombre, en su propio juicio, suponiendo que tiene un nivel intelectual normal, no puede decir que no puede aprender cosas espirituales de una mujer. Esta creencia escapa los límites de lo creíble.
En mi propia experiencia, algunos de los más maravillosos entendimientos compartidos en una
reunión de la iglesia, salen de los labios de las mujeres. Sus contribuciones han sido profundamente ricas y significativas. Por tanto, objeto que la práctica de silenciarlas en una reunión es una imposición y no una expresión neutral de autenticidad en la vida del Cuerpo. Al menos eso es lo que a mí me parece.
¿Qué ocurriría si...?
Imaginen por un momento que esos dos “textos limitantes” no aparecieran en el Nuevo
Testamento. ¿Cómo sería la práctica en esas iglesias en las casas que no permiten hablar a
las mujeres en sus reuniones? ¿Qué es lo que las mujeres prefieren hacer?
Tal pregunta tan aguda... si pudiera ser contestada... sería profundamente significativa. Si el
grupo permitiera hablar a las hermanas en las reuniones, entonces nos tendríamos que
preguntar si la práctica de silenciarlas contradice la forma natural de vida del Espíritu.
A mi parecer, sí lo hace.
Es interesante notar que algunos de los hombres que mantienen la doctrina de la “mujer
silente” me han admitido que ellos se sienten turbados y no saben por qué Dios pide tal cosa.
Algunos de ellos han, altamente, elogiado la contribución que sus esposas han hecho en sus
vidas espirituales... solamente para expresar confusión del por qué ellas no pueden compartir
sus ideas públicamente en las reuniones.
Yo aplaudo a esos hombres su deseo de ser fieles a su entendimiento de la Escritura. Pero les
desafío a que investiguen en la exactitud de su entendimiento en ambos terrenos, el espiritual y el bíblico. Y les pediría que re-examinaran su interpretación basada en estas profundas observaciones.
(Estoy perfectamente consciente que existen hombres que son chauvinistas, observadores de
la jerarquía, patriarcales, sexistas, legalistas que han estado oprimiendo a las mujeres todas
sus vidas. Estos seres confundidos están dispuestos a aferrarse a cualquier verso de la Biblia
que puedan retorcer, para apalear a las mujeres. Son lo suficiente inteligentes para elaborar
sus propias ideas contra las mujeres, basados en versos bíblicos; y acusarán a cualquiera que
defienda a las mujeres hablando en la iglesia como persiguiendo una herejía moderna. Pero no me estoy dirigiendo a ellos en esta carta).
Por otro lado, he estado en muchas reuniones donde las mujeres comparten y funcionan con
los hombres presentes. En todas las iglesias con las que trabajo, así lo hacen. Es innegable el
inmenso beneficio espiritual para ambos, hermanos y hermanas, que asisten a esas reuniones. Y lo que es más, el espíritu de cada uno de los asistentes está seguro de que es adecuado y necesario el funcionar y compartir a Cristo de esas mujeres. Las marcas de la presencia del Espíritu – “vida y paz” – están incuestionablemente presentes (Romanos 8:6).
En este contexto, en cada expresión orgánica de la iglesia de las que estoy consciente, las
hermanas funcionan en la reunión de igual forma que lo hacen los hermanos. (Esto ha sido
cierto en mi propia experiencia de asistir a las reuniones en las casas desde que empecé
alrededor del año 1980). En mi entendimiento, es solamente cuando nos exponemos a esos
“pasajes limitantes” y adoptamos cierta interpretación sobre ellos, cuando las cosas empiezan
a cambiar. De libertad se revierten en opresión. Esto nunca ha sido la marca de Dios; puesto
que... “donde está el Espíritu del Señor hay libertad” (2 Corintios 3:17)
Ahora bien, antes de que algún lector de esta carta corte los párrafos anteriores fuera de
contexto y me ponga el título de “subjetivo espiritual”... y antes de ser acusado de exaltar mis marcas subjetivas acerca de las Escrituras (lo cual alguien eventualmente hará)... permítanme repetir lo que dije al principio. La Escritura y el testigo interno del Espíritu siempre van de la mano. En consecuencia, si nuestra interpretación de la Biblia choca violentamente con lo que nuestro interior nos dice, (estoy hablando del espíritu humano habitado por el Espíritu de Dios, no las emociones)... y si éste absolutamente niega lo que es prácticamente real en nuestras vidas (por ejemplo, que podemos aprender cosas espirituales de las mujeres), este hecho tiene que forzarnos a seriamente reexaminar nuestra interpretación de ciertos pasajes bíblicos.
He dicho esto para marcar un punto muy simple: La interpretación de los “pasajes limitantes”
refleja perfectamente lo que mi espíritu me dice lo que es cierto, debido, natural y naturalmente viable en una reunión de iglesia . De igualmente dibuja perfectamente esas expresiones orgánicas de la iglesia en la que yo estoy familiarizado. Así pues, en un plano espiritual, práctico e intelectual, me siento muy tranquilo con este pensamiento.
Me gustaría sugerir a cualquiera que quiera evaluar y mejorar su forma de pensar en este
asunto, que ponga en consideración el elemento llevado a estos tres planos – el espiritual, el
práctico y el intelectual. El no considerar uno de ellos, fácilmente puede llevarnos a ver una
distorsionada perspectiva.
Dicho de otra manera, la cultura del estilo de la iglesia del primer siglo impide cualquiera otra
interpretación de los “pasajes limitantes” que excluye a la mujer de hablar en las reuniones
públicas.
¿Qué podemos apreciar desde un plano general?
Antes de acercarnos a los “pasajes limitantes” una primera pregunta debe ser contestada:
“¿Qué es la enseñanza general que encontramos en el Nuevo Testamento acerca del rol de la
mujer en la iglesia?” “¿Cuál es la enseñanza general acerca de la mujer y el ministerio?”
Encontrarás que es perfectamente consistente con los principios generales del Nuevo Pacto. He aquí un listado cronológico de la mujer en el ministerio. Y como no tengo una concordancia delante de mí, hago esto desde algo menos que mi inspirada memoria, por tanto no es exhaustivo.
· Isabel y María (no Zacarías y José) son las primeras en recibir el mensaje de la venida de Cristo. Son honradas y benditas por los ángeles. Y son las primeras en cantar y profetizar acerca del niño Jesús.
· La profetisa Ana recibe una mención honorable como una que habló del Mesías a aquellos que le estaban esperando (Lucas 2:36-38).
· Durante el principio del ministerio de Cristo, un grupo de escritores del Evangelio llaman “las mujeres” de igual forma que hablan de “los doce” (Lucas 8:1-3; 23:49, 55; 24:24). De hecho, los doce discípulos eran un grupo bastante penoso si es comparado con los discípulos femeninos del Señor. En el momento de su detención, ellos huyeron, pero ellas fueron las que acompañaron al Señor en sus últimas horas. Siendo la tortura algo contrario al ser femenino, ellas vieron cómo el Señor era crucificado. Ellas le acompañaron al sepulcro y le velaron, siendo las primeras que le vieron en el momento de su resurrección. Y fueron las mujeres a las que Él confió el privilegio de portar la nueva de su resurrección al resto de sus hermanos.
· Ambos, los doce y “las mujeres” eran parte de los 120 que esperaron la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 1:14). Las mujeres, con los hombres, hablaron en lenguas, declarando las “grandes obras de Dios” (Hechos 2:1-11).
· El Espíritu Santo fue derramando por igual sobre los hombres y las mujeres... el resultados fue que “vuestras hijas profetizarán” (Hechos 2:17–18).
· En Cristo, son derribadas todas las barreras terrenales. En Gálatas 3:28 claramente dice “No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Por tanto las mujeres no son ciudadanos de segunda categoría en la iglesia de Dios.
· Priscila y su esposo Aquila enseñaron a Apolo... Hechos 18:26 “...y le declararon más particularmente el camino de Dios.” Es de notar de las seis veces que Priscila y Aquila son mencionados en el Nuevo Testamento, cuatro el nombre de Priscila es mencionado primero (Hechos 18:18, 26; Romanos 16:3; 2Timoteo 4:19) Esta forma de escribir en aquel tiempo, indicaba que Priscila era más prominente, espiritualmente. De igual manera, el hecho de que su nombre aparezca primero, cuando ella y su esposo instruían a Apolo, indica que ella era quien lideraba la enseñanza.
· Felipe, el evangelista, tenía cuatro hijas que eran profetisas ( Hechos 21:9). Esto significa que profetizaban. (Notemos que la profecía del siglo primero, siempre se hacía en y entre la iglesia. Piensen sobre esto: si una mujer está profetizando con el Espíritu de Dios, revelando a Jesucristo, ¿por qué razón los hombres no pueden escucharla?).
· En 1 Corintios 11:4-5, Pablo dice que la mujer puede orar y profetizar cuando la iglesia se reúne (1 Corintios 11:1-34). El contexto marca claramente que Pablo se está refiriendo a las reuniones públicas en las que se encuentran reunidos los hombres y las mujeres.
· Cuando Pablo escribió su carta a Roma, desde Corinto, él honra a las siguientes mujeres por su servicio en la iglesia: Febe, Priscila, María, Trifena y a Trifosa, Pérsida, Julia y a la hermana de Nereo. En este capítulo, Pablo lista el doble de hombres que de mujeres, pero alaba a más del doble de mujeres que de hombres.
· En Romanos 16:7 Pablo menciona a Junia como un “apóstol insigne”. Junia es claramente un nombre femenino.
· En Filipenses 4:2-3, Pablo hace una mención especial de Evodia y Síntique, quienes le ayudaron en su trabajo. Significativamente, la iglesia en Filipos comenzó con mujeres y se reunían en la casa de una mujer (Hechos 16:13). Punto importante de notar, las mujeres eran una considerable mayoría en la iglesia de Filipos.
· Pablo recuerda a Tito que las mujeres de más edad deben ser “maestras de honestidad”. Ellas deben ser, a la vez, maestras de las jóvenes (Tito2:3-5).
· Pablo alaba a la madre y abuela de Timoteo. Hay una buena razón para inferir que ellas le enseñaron las Sagradas Escrituras desde su niñez (2Timoteo 1:5 con 3:15).
Claramente, las mujeres estaban activamente involucradas en el ministerio de la iglesia del
siglo primero. Puesto que habían recibido al Espíritu, ellas formaban parte del sacerdocio de
creyentes al igual que los hombres. Las encontramos profetizando públicamente. Orando
públicamente. Enseñando públicamente. También las encontramos trabajando codo con codo
en la obra de Pablo. Lo que es más, Pablo llama a esas mujeres “compañeras de trabajo” en
su obra, un término que aplica de igual forma a sus colaboradores hombres.
Algunos han interpretado que los “pasajes limitantes” quieren decir que, de hecho, las mujeres deben ser excluidas de compartir en una reunión donde los hombres están presentes. Pero esta conclusión choca de frente contra todo el amplio espectro de los principios del Nuevo Testamento. Por esta razón, los que abogan por el “silencio total de la mujer” están obligados a danzar bajo sones ajenos a las Escrituras, para poder distinguir entre el “compartir” (cuando sólo las hermanas están presentes) y “enseñar” (cuando los hombres están presentes). Pero esto es una pura invención; y es totalmente disonante con las actuales prácticas de Pablo.
No existe evidencia alguna de que Pablo y sus seguidores excluyeran a alguien del ministerio
por causas del sexo. Pablo felizmente trabajó al lado de mujeres como Priscila, Evodia y
Síntique sin mucha preocupación acerca del divino orden de la inferioridad femenina. Y lo que
es más, no existe analogía alguna referente a la idea del “silencio de la mujer cuando el
hombre está presente” en ninguna de sus cartas. De hecho, ambos, la vida y las cartas de
Pablo son consistentes con el sentimiento revolucionario que transmite en Gálatas 3:28.
La verdad de esto es que los “pasajes limitantes” son, en verdad, muy oscuros. Cualquiera que afirme que son claros y directos, está viviendo en una niebla de presunción e ingenuidad académica. De hecho, tal afirmación refleja un oscuro rechazo a textos como:
"Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos soñarán
sueños" Hechos 2:17.
"No hay aquí judío, ni griego; no hay siervo, ni libre; no hay macho, ni hembra: porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús" Gálatas 3:28.
"Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo
es que si se hubiese rapado" 1 Corintios 11:5.
"¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación"
1 Corintios 14:26.
"Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean
exhortados" 1 Corintios 14:31.
Busque en cualquier comentario, lea lo que dice sobre los “pasajes limitantes” y encontrarás
que, debido a la ambigüedad del lenguaje, hay formas diferentes de interpretar esos pasajes.
El hecho de que eruditos de la Biblia estén en desacuerdo sobre la forma de traducir las
palabras utilizadas por Pablo, demuestra la dificultad de traducir exactamente su significado.
Es mi opinión que nosotros, siempre, tenemos que interpretar lo oscuro utilizando lo claro y nunca interpretar lo claro con lo oscuro. Cuando nosotros interpretamos el claro y consistente empeño de la Escritura por medio de uno o dos oscuros pasajes, hacemos pedazos el corazón del mensaje bíblico; que más tarde nos obliga a tener que llevar a cabo toda una serie de gimnasia exegética con objeto de lograr que (muchos) pasajes claros, se ajusten a esos (pocos) textos oscuros. Por tanto, cuando un pasaje oscuro parece estar en contra de lo que es el claro mensaje de la Escritura, tenemos entonces que mirar, con mucho cuidado, el verdadero contexto del mismo.
FUENTE:
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Querida hermana:
Gracias por tu hermosa carta.
Me has hecho una excelente pregunta. Quieres saber mi punto de vista acerca del papel que
juega la mujer en la iglesia en las casas y cómo yo entiendo los pasajes bíblicos que parecen
restringir su funcionamiento. Esta pregunta me ha sido hecha en incontables ocasiones, tantas, que ya he perdido la cuenta. He dado vueltas a este tema al que dediqué dos párrafos en mi libro “Rehaciendo el Odre”. Pero nunca me he enfrentado al tema en verdadero detalle.
Parte de la razón de no haber escrito sobre el tema, es mi falta de tiempo. No pretendo estar
más ocupado de lo que ustedes lo están, pero la verdad es que no me queda mucho tiempo
para escribir. Existen un gran número de asuntos sobre los que me he sentido impulsado a
escribir que se han tomado mi ya limitado tiempo. Pero hay otra razón. Yo no tengo un gran
interés en agregar más ruido a una mal parada pelea que ha corrido por todo el movimiento de la iglesia organizada.
Por otro lado, no dejo de encontrarme con mujeres maniatadas espiritualmente por lo que yo
considero una lamentablemente pobre interpretación de ciertos textos bíblicos. Así pues,
pienso que ya es tiempo para que yo camine por este peligroso campo de minas. Y estoy
preparado para que mis oídos sean torturados por sus escritos, críticas y el rechinar de dientes que serán generados por mi respuesta.
Así pues, que esta carta deje solucionada esta eterna controversia.
Aquí, querida hermana, está es la contestación a tu pregunta. Esta es la última palabra en el asunto.
De acuerdo a Pablo, bajo ninguna condición ni circunstancia, una mujer puede hablar en una
reunión de la iglesia. Ella no puede, nunca, jamás, bajo cualquier situación, decir una palabra
en la iglesia. Ella tiene, sin excepción, que mantenerse absoluta y totalmente, en completo
silencio.
A no ser que... tenga su cabeza cubierta!
¿Estamos claros ahora?
Espero que se estén riendo, pues estoy bromeando. No obstante, también estaba tratando de marcar un punto. La realidad es que parece que Pablo se está contradiciendo en el asunto. Los llamados “pasajes limitantes” son sumamente difíciles de interpretar. Dada su oscuridad, nadie puede ser dogmático acerca de lo que Pablo realmente quiere decir cuando los escribió.
Debido a esto, cada interpretación que se le haya dado a estos textos va a tener sus fallas. Y
totalmente avergonzado debo admitir que esto también aplica a la interpretación que yo le dé.
En beneficio de aquellos que estén leyendo esta carta, los “pasajes limitantes” son aquellos
textos que parecen poner alguna restricción al ministerio de la mujer en la iglesia.
Sorprendentemente, solamente hay dos en el Nuevo Testamento. Estos dos pasajes son:
"Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que
estén sujetas, como también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa
á sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación" 1 Corintios 14:34-35.
"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito á la mujer enseñar, ni
tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adam fué formado el primero,
después Eva; Y Adam no fué engañado, sino la mujer, siendo seducida, vino á ser envuelta en
transgresión" 1 Timoteo 2:11-14.
Antes de compartir mi entendimiento sobre estos dos pasajes, permítanme explicarles cómo
llegué a él.
El poder del Nuevo Testamento
Hace mucho tiempo, aprendí una invaluable lección: El Nuevo Testamento no puede ser
entregado como un manual de doctrinas fragmentadas y enseñanzas aisladas. El Nuevo
Testamento, es una sola entidad. Esencialmente es una historia. Lo que está escrito en las
cartas de Pablo y otros, es parte de esa historia.
La historia contiene un mensaje que es consistente. Es el mensaje del Nuevo Pacto. Este pacto no es un mejoramiento del Antiguo Pacto. Contrario al común malentendido, no incluye un nuevo juego de reglas para remplazar al antiguo juego.
El Antiguo Pacto contenía un juego de reglas por las que los hombres y las mujeres tenían que
vivir. También marcó una clara distinción entre gentes que gozaban privilegios especiales sobre otros. Algunos eran considerados dignos de ser el pueblo de Dios (Judíos). Otros no (Gentiles). Entre los considerados dignos, algunos tenían el honor de estar más cerca de Dios (los sacerdotes). Otros no (el pueblo). A algunos se les otorgaba funciones ministeriales especiales (el sumo sacerdote y los sacerdotes). A otros se les daba una participación más pequeña en el templo (los levitas). Y también había otros que no tenían función alguna (la congregación).
Cuando Jesucristo vino, las cosas cambiaron radicalmente. Nuestro Señor inauguró el Nuevo
Pacto dejando obsoleto el Antiguo. El Nuevo Pacto, se deshizo de la reglas, se deshizo de las
instituciones terrenales, abolió las diferentes clases de personas que poseían privilegios
especiales.
Bajo el Nuevo Pacto, la Ley de Dios había sido escrita en el corazón de los hombres por la
Persona del Espíritu Santo. El Espíritu había venido a habitar en todos aquellos que
nombraban al Salvador – incluidos hombres y mujeres. Incluyendo al judío y al gentil.
Incluyendo esclavos y libres.
Todas las distinciones anteriores quedaban abolidas por el Nuevo Pacto. Todas las clases ministeriales, abolidas. Pues el poseer el Espíritu significaba tener acceso a Dios – sin exclusión de nadie.
Pero lo que es más, poseer el Espíritu significa ser garantizados el privilegio de poder ministrar
en la casa de Dios. Como Joel profetizó…"Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones. Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días" Joel 2:28-29.
En Gálatas encontramos una inalterable realidad del Nuevo Pacto:
"No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús" Gálatas 3:28. Este pasaje resume el entendimiento de Pablo sobre el efecto del Evangelio en cosas culturales como el racismo, la esclavitud y la opresión de los sexos. Este pasaje no está restringido a la “salvación”; contiene implicaciones sociales para todos. El Nuevo Pacto borra toda distinción social y clasista. Y nos ha preparado a todos para recibir el Espíritu y servir como sacerdotes en la casa de Dios. Esto incluye a las mujeres.
Dicho esto, cualquiera sea el significado de los “pasajes limitantes”, de ninguna manera, estos, pueden echar por tierra al Nuevo Pacto. Tampoco pueden contradecir la fuerza del Nuevo Testamento. Por tanto, la idea de que la mujer está excluida de hablar en la casa de Dios, es una catastrófica violación al Nuevo Pacto. Un pacto que se ha deshecho de las antiguas distinciones y tratos del hombre y la mujer, convirtiéndolos en copartícipes del sacerdocio en el reino de Dios.
El Intérprete Invisible
Otra lección que yo aprendí en mi viaje espiritual, tiene que ver con la realidad del Espíritu
Santo. Soy un firme creyente de la intuitiva naturaleza del Espíritu Santo en la vida del
creyente. También mantengo firmemente la naturaleza orgánica del Cuerpo de Cristo (cuando
es sacado del sistema institucional).
El hecho de habitar el Espíritu en el creyente, otorga a éste el divino instinto e impulso, siendo
éstos tan reales como sus sentidos físicos. Puesto que ambos nacen de la inspiración divina, el
liderazgo del Espíritu nunca estará en contra de la Escritura. Tampoco la Escritura irá en contra
de los instintos del Espíritu.
Dicho esto, en un nivel puramente subjetivo, todos mis instintos espirituales me dicen que Dios quiere que la mujer funcione en la reunión de la iglesia.
He estado en reuniones en las que la mujer está amordazada. Tenían prohibido pronunciar
palabra alguna; solamente los hombres podían hablar. Cuando me senté en medio de estas
reuniones, todo mi ser, intuitivamente, sabía que era una situación equivocada. Había algo
vergonzosamente artificial en todo ello. Especialmente cuando había mujeres en la misma
habitación cuya vida espiritual era mucho más rica que la mayoría de los hombres. Pero,
simplemente por ser mujeres, se les tenía prohibido hablar.
Esta práctica, en mi mente, viola un importante principio espiritual: Todo en la casa del Señor
está gobernado por “la medida de Cristo” (Efesios 4:13). Pero esas reuniones estaban
gobernadas por restricciones externas que traían como consecuencia limitaciones espirituales.
Cuando a la mujer, que tiene mucho que ofrecer en la forma de suministro espiritual, le es
limitada su facultad de hablar en la reunión, la iglesia sufre por ello.
A continuación listaré la clara impresión que he tenido de esas reuniones cuando he observado el moverse de los hombres en tanto las hermanas calladamente observaban como espectadores:
La mitad del sacerdocio de Dios era sofocado y acallado.
Las hermanas eran acalladas, simplemente porque los hermanos habían intelectualmente interpretado la Biblia en el que solamente ellos podían hablar.
Los hermanos y hermanas eran leales a su interpretación de la Biblia. Pero tengo que preguntarme si estaban deliberadamente ignorando lo que sus instintos espirituales les decían acerca del resultante fruto de esta interpretación.
Esta reunión abiertamente carecía de riqueza espiritual. Me recordaba el llamado “mundo real” de la película Matrix – frío, descolorido y sin sabor alguno.
El callar a las hermanas es una buena receta para producir reuniones sin vida.
Repito, esto es mi propio análisis. Otra persona podrá tener una apreciación diferente. Al salir de esa experiencia, tengo que hacerme esta pregunta: ¿Cuál es el claro mensaje que se envía al silenciar a las hermanas en las reuniones de la iglesia? Supongamos que Dios hubiera sido el origen de esta idea, ¿cuál sería el mensaje que Él estaría enviando con este mandato? La respuesta sería sorprendente y alarmante. El innegable mensaje es, que el hombre no puede aprender nada de la mujer. Ni que el hombre puede ser ministrado espiritualmente por una mujer.
Por un momento, ponderen estas conclusiones.
Si cada hermano fuera honesto consigo mismo, estaría forzado a admitir que ese pensamiento
es absurdo. Como de igual forma sería una falsa aceptación de la vida real. Mi propia observación sobre aquellos que tienen la idea de que la mujer tiene que estar silenciosa en las reuniones “porque la Biblia así lo dice” están haciendo algo que no es real. Lo que quiero decir es que cualquier hombre, en su propio juicio, suponiendo que tiene un nivel intelectual normal, no puede decir que no puede aprender cosas espirituales de una mujer. Esta creencia escapa los límites de lo creíble.
En mi propia experiencia, algunos de los más maravillosos entendimientos compartidos en una
reunión de la iglesia, salen de los labios de las mujeres. Sus contribuciones han sido profundamente ricas y significativas. Por tanto, objeto que la práctica de silenciarlas en una reunión es una imposición y no una expresión neutral de autenticidad en la vida del Cuerpo. Al menos eso es lo que a mí me parece.
¿Qué ocurriría si...?
Imaginen por un momento que esos dos “textos limitantes” no aparecieran en el Nuevo
Testamento. ¿Cómo sería la práctica en esas iglesias en las casas que no permiten hablar a
las mujeres en sus reuniones? ¿Qué es lo que las mujeres prefieren hacer?
Tal pregunta tan aguda... si pudiera ser contestada... sería profundamente significativa. Si el
grupo permitiera hablar a las hermanas en las reuniones, entonces nos tendríamos que
preguntar si la práctica de silenciarlas contradice la forma natural de vida del Espíritu.
A mi parecer, sí lo hace.
Es interesante notar que algunos de los hombres que mantienen la doctrina de la “mujer
silente” me han admitido que ellos se sienten turbados y no saben por qué Dios pide tal cosa.
Algunos de ellos han, altamente, elogiado la contribución que sus esposas han hecho en sus
vidas espirituales... solamente para expresar confusión del por qué ellas no pueden compartir
sus ideas públicamente en las reuniones.
Yo aplaudo a esos hombres su deseo de ser fieles a su entendimiento de la Escritura. Pero les
desafío a que investiguen en la exactitud de su entendimiento en ambos terrenos, el espiritual y el bíblico. Y les pediría que re-examinaran su interpretación basada en estas profundas observaciones.
(Estoy perfectamente consciente que existen hombres que son chauvinistas, observadores de
la jerarquía, patriarcales, sexistas, legalistas que han estado oprimiendo a las mujeres todas
sus vidas. Estos seres confundidos están dispuestos a aferrarse a cualquier verso de la Biblia
que puedan retorcer, para apalear a las mujeres. Son lo suficiente inteligentes para elaborar
sus propias ideas contra las mujeres, basados en versos bíblicos; y acusarán a cualquiera que
defienda a las mujeres hablando en la iglesia como persiguiendo una herejía moderna. Pero no me estoy dirigiendo a ellos en esta carta).
Por otro lado, he estado en muchas reuniones donde las mujeres comparten y funcionan con
los hombres presentes. En todas las iglesias con las que trabajo, así lo hacen. Es innegable el
inmenso beneficio espiritual para ambos, hermanos y hermanas, que asisten a esas reuniones. Y lo que es más, el espíritu de cada uno de los asistentes está seguro de que es adecuado y necesario el funcionar y compartir a Cristo de esas mujeres. Las marcas de la presencia del Espíritu – “vida y paz” – están incuestionablemente presentes (Romanos 8:6).
En este contexto, en cada expresión orgánica de la iglesia de las que estoy consciente, las
hermanas funcionan en la reunión de igual forma que lo hacen los hermanos. (Esto ha sido
cierto en mi propia experiencia de asistir a las reuniones en las casas desde que empecé
alrededor del año 1980). En mi entendimiento, es solamente cuando nos exponemos a esos
“pasajes limitantes” y adoptamos cierta interpretación sobre ellos, cuando las cosas empiezan
a cambiar. De libertad se revierten en opresión. Esto nunca ha sido la marca de Dios; puesto
que... “donde está el Espíritu del Señor hay libertad” (2 Corintios 3:17)
Ahora bien, antes de que algún lector de esta carta corte los párrafos anteriores fuera de
contexto y me ponga el título de “subjetivo espiritual”... y antes de ser acusado de exaltar mis marcas subjetivas acerca de las Escrituras (lo cual alguien eventualmente hará)... permítanme repetir lo que dije al principio. La Escritura y el testigo interno del Espíritu siempre van de la mano. En consecuencia, si nuestra interpretación de la Biblia choca violentamente con lo que nuestro interior nos dice, (estoy hablando del espíritu humano habitado por el Espíritu de Dios, no las emociones)... y si éste absolutamente niega lo que es prácticamente real en nuestras vidas (por ejemplo, que podemos aprender cosas espirituales de las mujeres), este hecho tiene que forzarnos a seriamente reexaminar nuestra interpretación de ciertos pasajes bíblicos.
He dicho esto para marcar un punto muy simple: La interpretación de los “pasajes limitantes”
refleja perfectamente lo que mi espíritu me dice lo que es cierto, debido, natural y naturalmente viable en una reunión de iglesia . De igualmente dibuja perfectamente esas expresiones orgánicas de la iglesia en la que yo estoy familiarizado. Así pues, en un plano espiritual, práctico e intelectual, me siento muy tranquilo con este pensamiento.
Me gustaría sugerir a cualquiera que quiera evaluar y mejorar su forma de pensar en este
asunto, que ponga en consideración el elemento llevado a estos tres planos – el espiritual, el
práctico y el intelectual. El no considerar uno de ellos, fácilmente puede llevarnos a ver una
distorsionada perspectiva.
Dicho de otra manera, la cultura del estilo de la iglesia del primer siglo impide cualquiera otra
interpretación de los “pasajes limitantes” que excluye a la mujer de hablar en las reuniones
públicas.
¿Qué podemos apreciar desde un plano general?
Antes de acercarnos a los “pasajes limitantes” una primera pregunta debe ser contestada:
“¿Qué es la enseñanza general que encontramos en el Nuevo Testamento acerca del rol de la
mujer en la iglesia?” “¿Cuál es la enseñanza general acerca de la mujer y el ministerio?”
Encontrarás que es perfectamente consistente con los principios generales del Nuevo Pacto. He aquí un listado cronológico de la mujer en el ministerio. Y como no tengo una concordancia delante de mí, hago esto desde algo menos que mi inspirada memoria, por tanto no es exhaustivo.
· Isabel y María (no Zacarías y José) son las primeras en recibir el mensaje de la venida de Cristo. Son honradas y benditas por los ángeles. Y son las primeras en cantar y profetizar acerca del niño Jesús.
· La profetisa Ana recibe una mención honorable como una que habló del Mesías a aquellos que le estaban esperando (Lucas 2:36-38).
· Durante el principio del ministerio de Cristo, un grupo de escritores del Evangelio llaman “las mujeres” de igual forma que hablan de “los doce” (Lucas 8:1-3; 23:49, 55; 24:24). De hecho, los doce discípulos eran un grupo bastante penoso si es comparado con los discípulos femeninos del Señor. En el momento de su detención, ellos huyeron, pero ellas fueron las que acompañaron al Señor en sus últimas horas. Siendo la tortura algo contrario al ser femenino, ellas vieron cómo el Señor era crucificado. Ellas le acompañaron al sepulcro y le velaron, siendo las primeras que le vieron en el momento de su resurrección. Y fueron las mujeres a las que Él confió el privilegio de portar la nueva de su resurrección al resto de sus hermanos.
· Ambos, los doce y “las mujeres” eran parte de los 120 que esperaron la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 1:14). Las mujeres, con los hombres, hablaron en lenguas, declarando las “grandes obras de Dios” (Hechos 2:1-11).
· El Espíritu Santo fue derramando por igual sobre los hombres y las mujeres... el resultados fue que “vuestras hijas profetizarán” (Hechos 2:17–18).
· En Cristo, son derribadas todas las barreras terrenales. En Gálatas 3:28 claramente dice “No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Por tanto las mujeres no son ciudadanos de segunda categoría en la iglesia de Dios.
· Priscila y su esposo Aquila enseñaron a Apolo... Hechos 18:26 “...y le declararon más particularmente el camino de Dios.” Es de notar de las seis veces que Priscila y Aquila son mencionados en el Nuevo Testamento, cuatro el nombre de Priscila es mencionado primero (Hechos 18:18, 26; Romanos 16:3; 2Timoteo 4:19) Esta forma de escribir en aquel tiempo, indicaba que Priscila era más prominente, espiritualmente. De igual manera, el hecho de que su nombre aparezca primero, cuando ella y su esposo instruían a Apolo, indica que ella era quien lideraba la enseñanza.
· Felipe, el evangelista, tenía cuatro hijas que eran profetisas ( Hechos 21:9). Esto significa que profetizaban. (Notemos que la profecía del siglo primero, siempre se hacía en y entre la iglesia. Piensen sobre esto: si una mujer está profetizando con el Espíritu de Dios, revelando a Jesucristo, ¿por qué razón los hombres no pueden escucharla?).
· En 1 Corintios 11:4-5, Pablo dice que la mujer puede orar y profetizar cuando la iglesia se reúne (1 Corintios 11:1-34). El contexto marca claramente que Pablo se está refiriendo a las reuniones públicas en las que se encuentran reunidos los hombres y las mujeres.
· Cuando Pablo escribió su carta a Roma, desde Corinto, él honra a las siguientes mujeres por su servicio en la iglesia: Febe, Priscila, María, Trifena y a Trifosa, Pérsida, Julia y a la hermana de Nereo. En este capítulo, Pablo lista el doble de hombres que de mujeres, pero alaba a más del doble de mujeres que de hombres.
· En Romanos 16:7 Pablo menciona a Junia como un “apóstol insigne”. Junia es claramente un nombre femenino.
· En Filipenses 4:2-3, Pablo hace una mención especial de Evodia y Síntique, quienes le ayudaron en su trabajo. Significativamente, la iglesia en Filipos comenzó con mujeres y se reunían en la casa de una mujer (Hechos 16:13). Punto importante de notar, las mujeres eran una considerable mayoría en la iglesia de Filipos.
· Pablo recuerda a Tito que las mujeres de más edad deben ser “maestras de honestidad”. Ellas deben ser, a la vez, maestras de las jóvenes (Tito2:3-5).
· Pablo alaba a la madre y abuela de Timoteo. Hay una buena razón para inferir que ellas le enseñaron las Sagradas Escrituras desde su niñez (2Timoteo 1:5 con 3:15).
Claramente, las mujeres estaban activamente involucradas en el ministerio de la iglesia del
siglo primero. Puesto que habían recibido al Espíritu, ellas formaban parte del sacerdocio de
creyentes al igual que los hombres. Las encontramos profetizando públicamente. Orando
públicamente. Enseñando públicamente. También las encontramos trabajando codo con codo
en la obra de Pablo. Lo que es más, Pablo llama a esas mujeres “compañeras de trabajo” en
su obra, un término que aplica de igual forma a sus colaboradores hombres.
Algunos han interpretado que los “pasajes limitantes” quieren decir que, de hecho, las mujeres deben ser excluidas de compartir en una reunión donde los hombres están presentes. Pero esta conclusión choca de frente contra todo el amplio espectro de los principios del Nuevo Testamento. Por esta razón, los que abogan por el “silencio total de la mujer” están obligados a danzar bajo sones ajenos a las Escrituras, para poder distinguir entre el “compartir” (cuando sólo las hermanas están presentes) y “enseñar” (cuando los hombres están presentes). Pero esto es una pura invención; y es totalmente disonante con las actuales prácticas de Pablo.
No existe evidencia alguna de que Pablo y sus seguidores excluyeran a alguien del ministerio
por causas del sexo. Pablo felizmente trabajó al lado de mujeres como Priscila, Evodia y
Síntique sin mucha preocupación acerca del divino orden de la inferioridad femenina. Y lo que
es más, no existe analogía alguna referente a la idea del “silencio de la mujer cuando el
hombre está presente” en ninguna de sus cartas. De hecho, ambos, la vida y las cartas de
Pablo son consistentes con el sentimiento revolucionario que transmite en Gálatas 3:28.
La verdad de esto es que los “pasajes limitantes” son, en verdad, muy oscuros. Cualquiera que afirme que son claros y directos, está viviendo en una niebla de presunción e ingenuidad académica. De hecho, tal afirmación refleja un oscuro rechazo a textos como:
"Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos soñarán
sueños" Hechos 2:17.
"No hay aquí judío, ni griego; no hay siervo, ni libre; no hay macho, ni hembra: porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús" Gálatas 3:28.
"Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo
es que si se hubiese rapado" 1 Corintios 11:5.
"¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación"
1 Corintios 14:26.
"Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean
exhortados" 1 Corintios 14:31.
Busque en cualquier comentario, lea lo que dice sobre los “pasajes limitantes” y encontrarás
que, debido a la ambigüedad del lenguaje, hay formas diferentes de interpretar esos pasajes.
El hecho de que eruditos de la Biblia estén en desacuerdo sobre la forma de traducir las
palabras utilizadas por Pablo, demuestra la dificultad de traducir exactamente su significado.
Es mi opinión que nosotros, siempre, tenemos que interpretar lo oscuro utilizando lo claro y nunca interpretar lo claro con lo oscuro. Cuando nosotros interpretamos el claro y consistente empeño de la Escritura por medio de uno o dos oscuros pasajes, hacemos pedazos el corazón del mensaje bíblico; que más tarde nos obliga a tener que llevar a cabo toda una serie de gimnasia exegética con objeto de lograr que (muchos) pasajes claros, se ajusten a esos (pocos) textos oscuros. Por tanto, cuando un pasaje oscuro parece estar en contra de lo que es el claro mensaje de la Escritura, tenemos entonces que mirar, con mucho cuidado, el verdadero contexto del mismo.
FUENTE:
Odres nuevos
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3 comentarios:
le doy gracias a DIOS por la revelacion que le a dado ministro y pido al ETERNO que le de cada dia mas SABIDURIA DIOS LE BENDIGA GRANDEMENTE
el antiguo pacto NUNCA fue abolido.. Yeshua vino a renovarlo y ratificarlo. y para entender los versiculos citados, no es necesaria tanta interpretacion para algo que esta escrito tan claro y literal sin simbologias o sellos como si seria el apocalipsis.
No se puede citar Gálatas aislado, porque en este versículo, si leemos los anteriormente inmediatos, observamos que se esta hablando de que todos sin acepción de personas (judios, griegos, hombre, mujer, esclavo o siervo) tienen acceso al Espíritu Santo. Pablo en su carta a los corintos (1COR 14:34-35) no esta contradiciendo lo que escribió a los gálatas . En Corintios esta aclarando el rol de la mujer y el hombre en las congregaciones y ministerios, simplemente porque es un principio divino, asi como lo establece en Timoteo. Por eso es que vemos un ausentismo del hombre como sacerdote en las congregaciones., porque muchas veces la mujer se ha apropiado de un rol que no le corresponde, y el marido que salga a trabajar.
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