MALTRATO Y ABUSO INFANTIL II
"Aprenda a identificar los signos de maltrato y abuso sexual en niños"
Fuente: eltiempo.com
Por miedo, desconocimiento o impotencia, muchas veces, los menores eligen callar ante un maltrato.
La proliferación de denuncias sobre abusos sexuales y maltrato infantil reavivó el debate en torno a cómo detectar este tipo de agresiones en los más pequeños y de qué forma encarar el problema.
En esa búsqueda de respuestas rápidas y efectivas, el cuerpo y la conducta de los niños se convierten en verdaderos aliados para desterrar dudas, especialmente cuando predominan las limitaciones para verbalizar lo ocurrido. Es allí donde los especialistas consultados por LA NACION aconsejan hacer hincapié, con el fin de atacar desde el inicio el conflicto y encontrar una solución integral y duradera en el tiempo.
En líneas generales, coinciden en señalar la importancia de que la familia agudice la mirada y acelere la consulta apenas comprueba ciertas anomalías. Además, enfatizan la necesidad de acompañar este proceso bajo la supervisión y contención de un equipo de profesionales entrenados.
Según proyecciones realizadas por la American Academy of Pediatrics , el 1% de los niños del mundo sufrirá anualmente un abuso sexual. Otro dato alarmante sostiene que en el 90% de los casos, los abusadores son personas cercanas a la familia o que mantienen una relación significativa con el menor, como docentes, vecinos o amigos de los adultos, en quienes el chico confía y de quienes espera protección.
HUELLAS (IN)VISIBLES
"Se considera abuso o acoso sexual en niños a toda actividad que sea llevada a cabo por un adulto y que tenga connotaciones sexuales. Ocurre sin el consentimiento y en condiciones de desigualdad entre el abusador y la víctima, como consecuencia de algún tipo de coerción, por lo que conlleva a un acto de poder sobre un niño por placer del adulto", consigna Marisa Russomando, especialista en maternidad, paternidad y crianza, y directora del espacio La Cigüeña.
Por lo general, esas actitudes reúnen manifestaciones de lo más diversas, ya que un abuso no necesariamente implica hablar sólo de contacto físico.
En ese sentido, la terapeuta familiar Adriana Quattrone precisa que los afectados deben lidiar con un conjunto de situaciones, que van "desde la penetración o agresión física o contacto físico (tocamientos, masturbación, sexo oral) hasta la ausencia de éste último, pero sí de exhibicionismo o erotización con relatos de historias sexuales, como videos, películas y fotografías".
Así, existen signos físicos, como las lesiones en la zona genital o en la perianal, que se encuentran en el 25% de los casos, además de indicadores psicológicos, basados en el relato del niño cuando no hubo penetración.
Por lo general, las señales de alarma incluyen a un menor que:
No obstante, resulta fundamental aclarar que la mera presencia de estos signos no confirma en todos los casos la existencia de un abuso. "Evaluados en conjunto pueden ayudar al diagnóstico y tratamiento del problema", destacan los expertos.
QUÉ HACER ANTE UN POSIBLE ABUSO
Frente a los indicadores, ya sean físicos o psicológicos, el primer paso es no perder la calma y actuar con prudencia, responsabilidad, discreción y sentido común. En la práctica esto se traduce en realizar enseguida la consulta, sin caer en la tentación de apabullar al chico sospechado con preguntas incómodas o que no sabrá responder por su corta edad.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN
A modo de prevención, los expertos manifiestan que todas las medidas que se puedan tomar para frenar el avance de los casos de abuso y maltrato resultan bienvenidas. Incluso la posible instalación de cámaras de seguridad en las instituciones educativas para ejercer un mayor control de lo que sucede puertas adentro.
También resaltan el papel contenedor y de prevención que puede desarrollar en esta tarea la escuela, a quien Vommaro concibe como un gran receptáculo de las cosas que atañen a la sociedad. "Los docentes deben estar muy atentos para verificar si hay cambios en la conducta habitual de los niños. Cuando esto ocurre, deben ponerse en alerta y extremar los cuidados", concluye.
INDICADORES
Físicos: lesiones en zonas genital y/o anal; sangrado vaginal y/o anal; infecciones genitales o de transmisión sexual; flujo vaginal con resencia de gérmenes no habituales en niñas.
Psicológicos:
PREESCOLARES: conductas hipersexuales o altamente eróticas; preocupación genital obsesiva; búsqueda de los otros para participar en conductas sexuales; excesiva masturbación, masturbación con objetos; explícita muestra de conductas y actos sexuales en el material de juego; trastornos del sueño (pesadillas, temores nocturnos asociados con algún lugar, persona u objeto); comportamiento excesivamente sumiso; conductas regresivas; retraimiento social.
ESCOLARES: cambios bruscos en el rendimiento escolar; comportamiento excesivamente sumiso; problemas con figuras de autoridad; coerción sexual hacia otros niños; fobias; sobreadaptacion.
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Nota: La Comunidad Cristiana Hay paz con Dios, a través de su Centro para la Familia, del Ministerio para la familia, cuenta con un equipo de pastores y pastoras, psicólogas, orientadores y personal de salud, que con mucho gusto podremos ayudarles en el proceso de sanidad y restauración de su hijo(a).
Si desea continuar con la Tercera parte de este tema, puede hacer click aquí.
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Por miedo, desconocimiento o impotencia, muchas veces, los menores eligen callar ante un maltrato.
La proliferación de denuncias sobre abusos sexuales y maltrato infantil reavivó el debate en torno a cómo detectar este tipo de agresiones en los más pequeños y de qué forma encarar el problema.
En esa búsqueda de respuestas rápidas y efectivas, el cuerpo y la conducta de los niños se convierten en verdaderos aliados para desterrar dudas, especialmente cuando predominan las limitaciones para verbalizar lo ocurrido. Es allí donde los especialistas consultados por LA NACION aconsejan hacer hincapié, con el fin de atacar desde el inicio el conflicto y encontrar una solución integral y duradera en el tiempo.
En líneas generales, coinciden en señalar la importancia de que la familia agudice la mirada y acelere la consulta apenas comprueba ciertas anomalías. Además, enfatizan la necesidad de acompañar este proceso bajo la supervisión y contención de un equipo de profesionales entrenados.
Según proyecciones realizadas por la American Academy of Pediatrics , el 1% de los niños del mundo sufrirá anualmente un abuso sexual. Otro dato alarmante sostiene que en el 90% de los casos, los abusadores son personas cercanas a la familia o que mantienen una relación significativa con el menor, como docentes, vecinos o amigos de los adultos, en quienes el chico confía y de quienes espera protección.
HUELLAS (IN)VISIBLES
"Se considera abuso o acoso sexual en niños a toda actividad que sea llevada a cabo por un adulto y que tenga connotaciones sexuales. Ocurre sin el consentimiento y en condiciones de desigualdad entre el abusador y la víctima, como consecuencia de algún tipo de coerción, por lo que conlleva a un acto de poder sobre un niño por placer del adulto", consigna Marisa Russomando, especialista en maternidad, paternidad y crianza, y directora del espacio La Cigüeña.
Por lo general, esas actitudes reúnen manifestaciones de lo más diversas, ya que un abuso no necesariamente implica hablar sólo de contacto físico.
En ese sentido, la terapeuta familiar Adriana Quattrone precisa que los afectados deben lidiar con un conjunto de situaciones, que van "desde la penetración o agresión física o contacto físico (tocamientos, masturbación, sexo oral) hasta la ausencia de éste último, pero sí de exhibicionismo o erotización con relatos de historias sexuales, como videos, películas y fotografías".
Así, existen signos físicos, como las lesiones en la zona genital o en la perianal, que se encuentran en el 25% de los casos, además de indicadores psicológicos, basados en el relato del niño cuando no hubo penetración.
Por lo general, las señales de alarma incluyen a un menor que:
- Verbaliza que fue abusado y espera que se le crea para ser protegido
- Habla de partes sexuales o de actos sexuales cuando aun no comprende acabadamente el contenido o si es inadecuado para su edad
- Se encierra en si mismo, tiene conductas regresivas (enuresis) o se vuelve temeroso a cuestiones especificas
- Demuestra angustia sin aparente motivo, cansancio o apatía permanente, conductas agresivas persistentes, evita exageradamente el contacto (aislamiento)
- Tiene pesadillas
- No habla (mudez)
- No mira a la cara a la gente o habla mal de casi todo el mundo
No obstante, resulta fundamental aclarar que la mera presencia de estos signos no confirma en todos los casos la existencia de un abuso. "Evaluados en conjunto pueden ayudar al diagnóstico y tratamiento del problema", destacan los expertos.
QUÉ HACER ANTE UN POSIBLE ABUSO
Frente a los indicadores, ya sean físicos o psicológicos, el primer paso es no perder la calma y actuar con prudencia, responsabilidad, discreción y sentido común. En la práctica esto se traduce en realizar enseguida la consulta, sin caer en la tentación de apabullar al chico sospechado con preguntas incómodas o que no sabrá responder por su corta edad.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN
A modo de prevención, los expertos manifiestan que todas las medidas que se puedan tomar para frenar el avance de los casos de abuso y maltrato resultan bienvenidas. Incluso la posible instalación de cámaras de seguridad en las instituciones educativas para ejercer un mayor control de lo que sucede puertas adentro.
También resaltan el papel contenedor y de prevención que puede desarrollar en esta tarea la escuela, a quien Vommaro concibe como un gran receptáculo de las cosas que atañen a la sociedad. "Los docentes deben estar muy atentos para verificar si hay cambios en la conducta habitual de los niños. Cuando esto ocurre, deben ponerse en alerta y extremar los cuidados", concluye.
INDICADORES
Físicos: lesiones en zonas genital y/o anal; sangrado vaginal y/o anal; infecciones genitales o de transmisión sexual; flujo vaginal con resencia de gérmenes no habituales en niñas.
Psicológicos:
PREESCOLARES: conductas hipersexuales o altamente eróticas; preocupación genital obsesiva; búsqueda de los otros para participar en conductas sexuales; excesiva masturbación, masturbación con objetos; explícita muestra de conductas y actos sexuales en el material de juego; trastornos del sueño (pesadillas, temores nocturnos asociados con algún lugar, persona u objeto); comportamiento excesivamente sumiso; conductas regresivas; retraimiento social.
ESCOLARES: cambios bruscos en el rendimiento escolar; comportamiento excesivamente sumiso; problemas con figuras de autoridad; coerción sexual hacia otros niños; fobias; sobreadaptacion.
_________________
Nota: La Comunidad Cristiana Hay paz con Dios, a través de su Centro para la Familia, del Ministerio para la familia, cuenta con un equipo de pastores y pastoras, psicólogas, orientadores y personal de salud, que con mucho gusto podremos ayudarles en el proceso de sanidad y restauración de su hijo(a).
Si desea continuar con la Tercera parte de este tema, puede hacer click aquí.
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1 comentarios:
Hermanos, Dios les bendiga, muy interesante. ¡Muchas gracias por esta información!.
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