DESDE LA ETERNIDAD HASTA AQUÍ II
Redescubriendo el Propósito Eterno de Dios
Por Frank Viola
"Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo… Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese como las había de llamar, y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerro la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne, ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne."
Génesis 2:2, 2:18-24 (Reina Valera 1960)
La creación ha sido terminada, pero Dios aún no. No todavía. La tierra ha sido llenada de vida: vida de plantas, vida de aves, vida de peces, vida de animales, pero Adán, el primer hombre de Dios, está solo. Completamente solo.
Redescubriendo el Propósito Eterno de Dios
Por Frank Viola
"Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo… Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese como las había de llamar, y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerro la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne, ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne."
Génesis 2:2, 2:18-24 (Reina Valera 1960)
La creación ha sido terminada, pero Dios aún no. No todavía. La tierra ha sido llenada de vida: vida de plantas, vida de aves, vida de peces, vida de animales, pero Adán, el primer hombre de Dios, está solo. Completamente solo.
El Sabbat termina y es ahora domingo, el primer día de la semana. Es el día ocho de la creación. Dios ahora le asigna a Adán una tarea de enormes proporciones: el nombrar todas las aves y criaturas terrestres, así que Adán comienza a poner nombre a los animales. Conforme cada criatura va marchando, él no puede evitar notar que cada uno de ellos tiene una compañera. Cada animal tiene una criatura justo como ellos, pero diferente. Cada forma de vida tiene una contraparte.
El ciervo tiene su cierva, el león su leona. Adán ve al tigre y la tigresa pasar, así como al leopardo y la pantera. Todos los animales y sus compañeras marcharon frente a un humano solitario, que no tenía compañía.
¿El resultado? Una dolorosa angustia llenó el alma de Adán. Se dio cuenta más que nunca que se encontraba solo, muy solo. No había nadie como él.
De todas las criaturas que caminaron delante de Adán ese día, ninguno de ellas poseía una mano como Adán, una mano que pudiera asir. Conforme cada animal pasaba frente a él, Adán estuvo anhelando, esperando el encontrar uno como él, pero ninguno apareció. El final de la jornada del octavo día llegó.
Todas las criaturas que Dios formó habían caminado frente a Adán, y su soledad solamente se intensificaba. Él llego entonces a estar dolorosamente consiente de que era la única criatura bajo el cielo de Dios que no tenía compañía. Él era el único de su clase en todo el universo, y recuerde, la creación había terminado.
La Soledad del Hombre
¿Alguna vez se ha sentido solo? ¿Alguna vez ha sentido la angustia de encontrarse solo? Considere esto por un momento, e imagine la incomparable soledad que Adán debió haber experimentado en el planeta tierra después de haber sido creado. No había otro ser humano en todo el planeta.
No solo era Adán la única criatura en la tierra que no poseía una compañera, había algo más acerca de él que ninguna otra criatura compartía. Algo dentro de él anhelada desesperadamente liberación. Algo pulsante en su pecho deseaba salir. ¿Sabes qué cosa era?
Eso era Pasión.
Dios puso dentro del latiente pecho de Adán una intensa y consumidora pasión. Un amor abrumador. Pero Adán estaba solo. No tenía nadie a quien dirigir esa pasión. Adán no podía vaciarla en una forma de vida diferente a la suya. Él deseaba compañía humana, un complemento, una criatura como él mismo, que fuera el contenedor de su pasión. La tragedia: A lo largo de todo el universo, no existía tal ser, por lo que la pasión que estaba encerrada dentro de las profundidades del pecho de Adán no encontró salida. No pudo ser liberada.
Adán, por consiguiente, se encontraba profundamente frustrado. Él era un hombre poseído por una pasión. Pero no existía nadie en quien él pudiera vaciarla. Dios vio el profundo dilema de Adán, incluso Él lo sentía. De alguna manera incomprensible, el Todopoderoso se podía identificar con el dilema de Adán. ¿Cómo sabemos esto? Porque Adán fue hecho con el molde de la divinidad. No fue ningún accidente de parte de Dios el hecho de que Adán estuviera solo. Adán tenía las huellas de la divinidad por todas partes.
En presencia de la gran soledad y frustración de Adán, Dios el Señor hizo estremecer el cielo con estas palabras: “no es bueno que el hombre esté solo.”
En esencia Dios dijo, “Adán, no es bueno para ti el que estés solo. Te daré una compañera en quien puedas vaciar la pasión que he puesto dentro de tu corazón. Yo te daré una pareja. Yo te daré a alguien que será tu complemento. Tendrás a la joven Adán, alguien que será como tú, pero no tú.
Nueva Vida en el Octavo Día
Recordemos que la creación ha terminado. El séptimo día ha pasado. Estamos llegando al final del octavo día –El primer día de la semana.
Es la tarde, y Dios hace algo extraordinario: Lleva al hombre al más profundo sueño, muy parecido a la muerte. Esta debió ser la primera vez que el hombre no-caído alguna vez durmió. Si esto fue así, esta experiencia no era poca cosa para Adán.
He aquí le mostraré un misterio: Había una mujer escondida dentro de Adán.
Quiero que se imaginen a Adán, recostado en el suelo, en un hipnótico sueño y profundo como la muerte. Observa su cuerpo inmóvil, mientras el Altísimo se acerca a él y abre su costado. Los ángeles del cielo ocultan sus ojos a lo que está a punto de tomar lugar. Del interior de mismísimo Adán, el Señor extrae otro ser. El Todopoderoso toma de Adán una parte de Adán, y de ésta forma otro Adán. Dios saca un humano del primer humano y forma un segundo humano. Y este segundo humano tiene dentro de él un corazón pulsante, y todo lo que conforma el primer humano, incluyendo su pasión.
Dios hizo su más magnífico trabajo, mientras Adán dormía. Este episodio contiene una idea importante: Cuando el hombre descansa, Dios trabaja.
Así que del costado de Adán, Dios “confeccionó” una mujer (Gen 2:22, Texto Hebreo). Esta mujer no es parte de la primera creación. Ella apareció después de la creación, en el octavo día. Consecuentemente, esta mujer es una nueva creación.*
La drástica cirugía de Adán había terminado, y despertó de la anestesia de Dios. Tan pronto como Adán sacudió el sueño de sus párpados, se volvió y abrió sus ojos. Lo que vio era algo difícil de explicar. Delante de sus propios ojos vio respirar a un ser viviente y pulsante. Otro ser humano. Pero no solo otro humano, ella era Adán mismo, en otra forma.
Inmediatamente, notó que ella tenía una mano justo como la suya, una mano que podía sostener. Ella tenía labios al igual que él, pero más gruesos y atractivos. En ese momento, Adán se dio cuenta que ya no estaba solo. Él ahora tenía una pareja que lo complementaba, una compañera. Instantáneamente, los dos fueron hipnóticamente atraídos el uno hacia el otro. Adán se enamoró profundamente de ella, y ella de él.
De acuerdo con el texto hebreo, cuando Adán vio esta nueva creación, él pronunció estas palabras: “Al fin… esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gen. 2:23). “¡Por fin… ya no estoy solo!” “Por fin… la pasión de mi corazón tiene un conducto” “Finalmente… el amor que ha estado latiendo dentro de mi pecho tiene un hogar.” “Finalmente…”
Adán había permanecido solo en esta tierra. Él había sido la criatura más solitaria en el planeta. Pero ahora, en el primer día de la creación, se encontró en la presencia de alguien que era justo como él. Ella era Adán en una forma diferente, y en un cegador destello de conciencia, Adán se dio cuenta de que su soledad se había desvanecido. Su pasión había encontrado un lugar donde podía ser derramada. Había encontrado liberación.
Adán amaba a su nueva novia, y lo hacía apasionadamente. En ella, una pasión hacia él despertó en lo más profundo de su ser. Era una pasión pura y palpitante en su pecho, la primera mujer entregaba su amor al primer hombre.
El Circulo de la Pasión
Ahora me gustaría aventurarme a preguntar: ¿De dónde adquirió la mujer la capacidad de amar apasionadamente? La respuesta: De Adán, pues ella vino de dentro de él. ¿La mujer se forzó a amar a Adán? De ninguna manera. Su pasión fue la respuesta natural a la pasión de Adán hacia ella. De hecho, era la propia pasión de Adán regresando a él. La primera mujer tuvo la pasión del esposo palpitando en su pecho y corriendo por sus venas, pues ella fue hecha del mismo Adán.
Así que, finalmente, el primer hombre de Dios había obtenido compañía. Sin duda fue amor a primera vista. Al instante, ella se convirtió en su novia. Pero también llegó el más importante momento en el que ella se volvería más que una novia. Ella se convertiría en su esposa, donde los dos se convertirían en uno. Y la pasión que inundó el pecho de Adán sería entonces completamente satisfecha.
* Eva no hace su aparición hasta Génesis 2, después de que la creación ha sido terminada. En Génesis 1:27 y 5:2, la implicación es que la mujer fue creada dentro del hombre al momento que Adán fue creado. Después, Dios “Separó al Adán” y tomó a la mujer fuera del hombre. Pero antes de eso “ellos” fueron Adán.
Si desea continuar con la Tercera parte de este estudio, haga click aquí.
Fuente:
http://frankviola.org/FETH2Spanish.pdf
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El ciervo tiene su cierva, el león su leona. Adán ve al tigre y la tigresa pasar, así como al leopardo y la pantera. Todos los animales y sus compañeras marcharon frente a un humano solitario, que no tenía compañía.
¿El resultado? Una dolorosa angustia llenó el alma de Adán. Se dio cuenta más que nunca que se encontraba solo, muy solo. No había nadie como él.
De todas las criaturas que caminaron delante de Adán ese día, ninguno de ellas poseía una mano como Adán, una mano que pudiera asir. Conforme cada animal pasaba frente a él, Adán estuvo anhelando, esperando el encontrar uno como él, pero ninguno apareció. El final de la jornada del octavo día llegó.
Todas las criaturas que Dios formó habían caminado frente a Adán, y su soledad solamente se intensificaba. Él llego entonces a estar dolorosamente consiente de que era la única criatura bajo el cielo de Dios que no tenía compañía. Él era el único de su clase en todo el universo, y recuerde, la creación había terminado.
La Soledad del Hombre
¿Alguna vez se ha sentido solo? ¿Alguna vez ha sentido la angustia de encontrarse solo? Considere esto por un momento, e imagine la incomparable soledad que Adán debió haber experimentado en el planeta tierra después de haber sido creado. No había otro ser humano en todo el planeta.
No solo era Adán la única criatura en la tierra que no poseía una compañera, había algo más acerca de él que ninguna otra criatura compartía. Algo dentro de él anhelada desesperadamente liberación. Algo pulsante en su pecho deseaba salir. ¿Sabes qué cosa era?
Eso era Pasión.
Dios puso dentro del latiente pecho de Adán una intensa y consumidora pasión. Un amor abrumador. Pero Adán estaba solo. No tenía nadie a quien dirigir esa pasión. Adán no podía vaciarla en una forma de vida diferente a la suya. Él deseaba compañía humana, un complemento, una criatura como él mismo, que fuera el contenedor de su pasión. La tragedia: A lo largo de todo el universo, no existía tal ser, por lo que la pasión que estaba encerrada dentro de las profundidades del pecho de Adán no encontró salida. No pudo ser liberada.
Adán, por consiguiente, se encontraba profundamente frustrado. Él era un hombre poseído por una pasión. Pero no existía nadie en quien él pudiera vaciarla. Dios vio el profundo dilema de Adán, incluso Él lo sentía. De alguna manera incomprensible, el Todopoderoso se podía identificar con el dilema de Adán. ¿Cómo sabemos esto? Porque Adán fue hecho con el molde de la divinidad. No fue ningún accidente de parte de Dios el hecho de que Adán estuviera solo. Adán tenía las huellas de la divinidad por todas partes.
En presencia de la gran soledad y frustración de Adán, Dios el Señor hizo estremecer el cielo con estas palabras: “no es bueno que el hombre esté solo.”
En esencia Dios dijo, “Adán, no es bueno para ti el que estés solo. Te daré una compañera en quien puedas vaciar la pasión que he puesto dentro de tu corazón. Yo te daré una pareja. Yo te daré a alguien que será tu complemento. Tendrás a la joven Adán, alguien que será como tú, pero no tú.
Nueva Vida en el Octavo Día
Recordemos que la creación ha terminado. El séptimo día ha pasado. Estamos llegando al final del octavo día –El primer día de la semana.
Es la tarde, y Dios hace algo extraordinario: Lleva al hombre al más profundo sueño, muy parecido a la muerte. Esta debió ser la primera vez que el hombre no-caído alguna vez durmió. Si esto fue así, esta experiencia no era poca cosa para Adán.
He aquí le mostraré un misterio: Había una mujer escondida dentro de Adán.
Quiero que se imaginen a Adán, recostado en el suelo, en un hipnótico sueño y profundo como la muerte. Observa su cuerpo inmóvil, mientras el Altísimo se acerca a él y abre su costado. Los ángeles del cielo ocultan sus ojos a lo que está a punto de tomar lugar. Del interior de mismísimo Adán, el Señor extrae otro ser. El Todopoderoso toma de Adán una parte de Adán, y de ésta forma otro Adán. Dios saca un humano del primer humano y forma un segundo humano. Y este segundo humano tiene dentro de él un corazón pulsante, y todo lo que conforma el primer humano, incluyendo su pasión.
Dios hizo su más magnífico trabajo, mientras Adán dormía. Este episodio contiene una idea importante: Cuando el hombre descansa, Dios trabaja.
Así que del costado de Adán, Dios “confeccionó” una mujer (Gen 2:22, Texto Hebreo). Esta mujer no es parte de la primera creación. Ella apareció después de la creación, en el octavo día. Consecuentemente, esta mujer es una nueva creación.*
La drástica cirugía de Adán había terminado, y despertó de la anestesia de Dios. Tan pronto como Adán sacudió el sueño de sus párpados, se volvió y abrió sus ojos. Lo que vio era algo difícil de explicar. Delante de sus propios ojos vio respirar a un ser viviente y pulsante. Otro ser humano. Pero no solo otro humano, ella era Adán mismo, en otra forma.
Inmediatamente, notó que ella tenía una mano justo como la suya, una mano que podía sostener. Ella tenía labios al igual que él, pero más gruesos y atractivos. En ese momento, Adán se dio cuenta que ya no estaba solo. Él ahora tenía una pareja que lo complementaba, una compañera. Instantáneamente, los dos fueron hipnóticamente atraídos el uno hacia el otro. Adán se enamoró profundamente de ella, y ella de él.
De acuerdo con el texto hebreo, cuando Adán vio esta nueva creación, él pronunció estas palabras: “Al fin… esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gen. 2:23). “¡Por fin… ya no estoy solo!” “Por fin… la pasión de mi corazón tiene un conducto” “Finalmente… el amor que ha estado latiendo dentro de mi pecho tiene un hogar.” “Finalmente…”
Adán había permanecido solo en esta tierra. Él había sido la criatura más solitaria en el planeta. Pero ahora, en el primer día de la creación, se encontró en la presencia de alguien que era justo como él. Ella era Adán en una forma diferente, y en un cegador destello de conciencia, Adán se dio cuenta de que su soledad se había desvanecido. Su pasión había encontrado un lugar donde podía ser derramada. Había encontrado liberación.
Adán amaba a su nueva novia, y lo hacía apasionadamente. En ella, una pasión hacia él despertó en lo más profundo de su ser. Era una pasión pura y palpitante en su pecho, la primera mujer entregaba su amor al primer hombre.
El Circulo de la Pasión
Ahora me gustaría aventurarme a preguntar: ¿De dónde adquirió la mujer la capacidad de amar apasionadamente? La respuesta: De Adán, pues ella vino de dentro de él. ¿La mujer se forzó a amar a Adán? De ninguna manera. Su pasión fue la respuesta natural a la pasión de Adán hacia ella. De hecho, era la propia pasión de Adán regresando a él. La primera mujer tuvo la pasión del esposo palpitando en su pecho y corriendo por sus venas, pues ella fue hecha del mismo Adán.
Así que, finalmente, el primer hombre de Dios había obtenido compañía. Sin duda fue amor a primera vista. Al instante, ella se convirtió en su novia. Pero también llegó el más importante momento en el que ella se volvería más que una novia. Ella se convertiría en su esposa, donde los dos se convertirían en uno. Y la pasión que inundó el pecho de Adán sería entonces completamente satisfecha.
* Eva no hace su aparición hasta Génesis 2, después de que la creación ha sido terminada. En Génesis 1:27 y 5:2, la implicación es que la mujer fue creada dentro del hombre al momento que Adán fue creado. Después, Dios “Separó al Adán” y tomó a la mujer fuera del hombre. Pero antes de eso “ellos” fueron Adán.
Si desea continuar con la Tercera parte de este estudio, haga click aquí.
Fuente:
http://frankviola.org/FETH2Spanish.pdf
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COPYRIGHT. Permisos: Se le permite y anima a reproducir y distribuir este material en cualquier formato con tal que no alteren el contenido en forma alguna y que no cobren más allá del costo de reproducción. Para publicación web, se prefiere un enlace a este documento en nuestro sitio web. Cualquier excepción a lo anterior debe ser aprobada por nuestro ministerio.
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