La Influencia del espíritu de Grecia en la Iglesia, Parte 2
Por apóstol Daniel Guerrero
Si desea leer antes la Primera parte de este mensaje, puede hacer click aquí.
El espíritu de Grecia opera en la Iglesia y el mundo como la contraparte o archienemigo de la profecía bíblica.
La profecía bíblica se recibe y transmite por revelación de Dios; es impulsada por inspiración divina que opera en la mente y el corazón del profeta o vidente de Dios.
Por su parte, la profecía griega se recibe más por deducción lógica o razonamiento; y su inspiración es más de factura humana-demoníaca.
Este claro contraste y oposición entre el Espíritu de Dios y el espíritu de Grecia ("el espíritu del mundo") lo describe muy bien el apóstol Pablo en su Primera carta a la iglesia griega en Corinto, en el capítulo 2 versos del 6 al 16:
"Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
Dicho lo anterior, podemos observar en la Biblia, que dentro de la Iglesia del Señor el espíritu de Grecia principalmente se opone a lo sobrenatural de Dios, a lo profético, y en su lugar promueve:
1. Religiosidad, una predicación y ministerio carente de vida y poder que provenga del Espíritu de Dios.
2. Racionalismo, un mensaje que sustituye la revelación dada por el Espíritu Santo, a través de la Palabra, por un discurso que resulta de la deducción y reflexión meramente humana.
3. Humanismo, una vida centrada solamente en la capacidad mental y en las fuerzas del hombre.
4. Individualismo, una vida y conducta centrada en el hombre, de manera especial en el individuo como el centro del universo, como su propio dios y señor.
5. Placer, una vida y conducta orientada a la autosatisfacción, al egoísmo, al placer en todas las áreas del ser humano, desechando el amor ágape de Dios y cualquier vestigio de sufrimiento.
Y también podemos observar por el registro histórico que el espíritu de Grecia influyó profundamente la mente de la Iglesia, especialmente en mucho de su liderazgo a través de:
1. La teología (el estudio de Dios y su accionar en la creación), la cual poco a poco se alejó de la revelación dada por los apóstoles y profetas y se inclinó más a los postulados filosóficos de los pensadores griegos.
2. La hermenéutica, palabra cuya raíz proviene del dios griego Hermes, quien era el mensajero de los dioses del Olimpo. Esta metodología poco a poco fue despojando en la mente de algunos teólogos y líderes de la Iglesia, los atributos divinos y poder de la Palabra de Dios, haciendo de ella un libro más de estudio para su análisis científico y la deducción humana.
3. La arquitectura, ésta es el resultado de la influecia mental y espiritual que opera en la mente de muchos pastores y maestros, convirtiéndo a la Iglesia más en un hermoso y bien decorado edificio, en vez del Cuerpo orgánico, viviente y poderoso que el Señor está edificando. Los estilos, adornos y elementos propios de la arquitectura griega son evidentes aún actualmente en muchas iglesias que se describen así mismas como fundamentadas en la Palabra de Dios.
4. El gobierno de muchas iglesias igualmente poco a poco fue sustituido por un gobierno eminentemente humano, en vez de uno basado y guiado por el Espíritu de Dios, a través de los dones espirituales dados por el Señor. El orden apóstolico y profético de la iglesia fue sustituido por la elección "democrática" de una junta directiva, que en muchos de los casos oprime y controla las decisiones que un pastor quiera hacer, según lo que él percibe es lo mejor para el crecimiento de la iglesia local; pero por otra parte, este modelo de gobierno, también degenera en el gobierno de unos pocos, si acaso no en el gobierno de uno solo que lo controla y domina todo.
5. El ministerio de la iglesia, igualmente fue despojado del poder de Dios, de lo sobrenatural; y en su lugar, se han aceptado cualquier cantidad de doctrinas y prácticas formuladas por la lógica, el razonamiento y la deducción humana, que riñen con las claras enseñanzas del Señor Jesucristo, sus apóstoles y profetas, expresadas en la Biblia. Algunos pastores y maestros se atrevieron a declarar que lo sobrenatural (milagros, señales y prodigios) quedó relegado solamente a la iglesia del primer siglo y que no debía esperarse su manifestación en nuestros días; otros redujeron la vigencia de los dones espirituales a unos pocos, pero eliminando aquellos que evidenciaban lo sobrenatural de Dios, tales como apóstoles, profetas, sanidades, lenguas, interpretación de lenguas, etc.
Así pues, en el ministerio de la Iglesia, el espíritu de Grecia:
1. Se opone a lo apostólico, don y liderazgo que provee orden, visión y revelación a la congregación. Y cuando hablo de revelación no es en el sentido de traer "nuevo contenido a la revelación ya dada en las Sagradas Escrituras", sino más bien revelación que trae nuevo, mayor y más profundo entendimiento y comprensión al contenido ya revelado en las Sagradas Escrituras.
2. Se opone a lo profético, don y liderazgo que provee dirección, diseño y estrategia al ministerio y a las decisiones que una iglesia debe tomar en su proceso de proclamar el Evangelio del reino. Es por eso que en algunas iglesias y denominaciones se enseña que los cristianos hoy no pueden escuchar la voz de Dios, cuestionan los sueños y visiones que el Espíritu Santo pueda dar y expulsan de sus congregaciones a aquellas personas que puedan cuestionar o amonestar las prácticas o conductas que son contrarias a la Palabra de Dios.
3. Se opone a lo sobrenatural, por lo tanto el ministerio se ejecuta según el razonamiento y en las fuerzas del liderazgo de la iglesia local. No se observan milagros, sanidades, prodigios ni la manifestación poderosa del Espíritu Santo del Señor en medio ni a través de la iglesia.
4. Enfatiza más bien la razón, la capacidad del hombre en entender y comprender la revelación de Dios a parte de Su Santo Espíritu. Los mensajes o sermones son bien elaborados y elocuentemente expuestos con la más fina retórica humana, para impactar e impresionar las mentes de los creyentes, sin transformar sus corazones.
5. Enfatiza la búsqueda de la sabiduría, pero la sabiduría humana, en contraste con la sabiduría que proviene por la revelación dada por Dios, a través de Su Espíritu y Su Palabra.
6. Y enfatiza el placer, como norma o medida de lo que puede ser aceptado o no dentro del ministerio de una congregación; no tanto si es bíblico o está de acuerdo a la voluntad de Dios, sino si es agradable, si es placentero y es aceptado por el gusto cultural de la congregación o del liderazgo de la misma. Es por esta razón, que en nuestros días aún vemos a cristianos saltar de iglesia en iglesia buscando una que le satisfaga, que le sea cómoda, o que le sea agradable, aunque no crezca en su relación con Dios, ni su corazón sea transformado, ni tenga ninguna participación en el ministerio de la iglesia. El slogan es: "si es cómoda y agradable está bien conmigo". Esto a su vez, ha generado una suerte de carrera por la comodidad y el placer entre las iglesias locales, para lograr quién tiene el mejor sonido, las mejores butacas, la mejor decoración, la mejor música, el mejor sistema de aire acondicionado, y la lista se hace larga...
¿CÓMO PODEMOS VENCER ESTE ESPÍRITU?
Tenemos que restaurar el Diseño de Dios, re-encontrar cuál fue el plan, la intención del Señor, de lo que debe ser y hacer Su Iglesia, dejando que sean las Sagradas Escrituras, y no el razonamiento humano, las que nos hablen.
Tenemos que restaurar el Diseño de Dios:
- En nuestro espíritu
- En nuestra mente
- En nuestra alma
- En nuestro cuerpo
Tenemos que restaurar el Diseño de Dios en nuestro ministerio:
- En la educación cristiana en nuestras iglesias, en el discipulado que impartimos y en la educación bíblica-teológica que impartimos en nuestros centros de entrenamiento ministerial.
- En el gobierno de cada iglesia local; que podamos practicar un sistema de gobierno carismático donde todos los dones del Espíritu sean vigentes y activos; un sistema de gobierno apostólico-profético, donde los cinco ministerios de liderazgo sean ejecutados en un gobierno más orientado hacia lo espiritual y ministerial, en vez de uno orientado a lo eminentemente material y adiministrativo.
- En la estructura, que rescatemos la vida orgánica de la iglesia donde las relaciones, el crecimiento personal y colectivo, así como la transformación integral en cada discípulo de Jescristo sea nuestra meta, de manera que la excesiva orientación al edificio y a los programas mengue sustancialmente; que podamos restaurar el modelo que nos dejó el Señor y los apóstoles, donde la comunidad de discípulos sea más importante que el lugar donde estos se reunen.
Tenemos que restaurar el carácter apostólico de la Iglesia de Jesucristo, que no significa necesariamente que haya apóstoles en nuestras iglesias; ya que, en los últimos años hemos visto una suerte de abuso y degradación de este ministerio por medio de hombres y mujeres sedientos de poder, beneficios y privilegios, en vez de manifestar el carácter de servicio, entrega y sacrificio que debe caracterizar a los verdaderos apóstoles de Jesucristo. Lo apostólico tiene que ver más bien con la capacitación, equipamiento y movilización de toda la iglesia al cumplimiento del Gran mandamiento y de la Gran comisión, tanto en su lugar de residencia, como en otros lugares y naciones, donde se requiera el establecimiento de iglesias locales. Lo apostólico tiene que ver con el establecimiento del orden de Dios para Su pueblo, la restauración de las verdades eternas de la Palabra de Dios y las reformas necesarias para que el Iglesia de Jesucristo sea todo lo que el Señor desea para ella y haga todo lo que Él ya preparó de antemano para ella.
Tenemos que restaurar el carácter profético de la Iglesia de Jesucristo, porque los profetas son los ojos, oídos y boca de Dios. Un sólido, bien entrenado y organizado ministerio profético ayudará a las iglesias locales a no caer presas del engaño del enemigo, a no dejarse seducir por las modas, tendencias y placeres que este mundo ofrece a las iglesias y a su liderazgo. Hoy más que nunca, en estos últimos tiempos, es necesario un ministerio profético que traiga luz y dirección a la Iglesia del Señor en medio de tanto engaño y confusión; pues eso es lo que quiere el espíritu de este mundo, el espíritu de Grecia que opera e influye en las naciones, que la Iglesia no adquiera revelación, sabiduría, inteligencia, ciencia, consejo y poder de Dios para poder desvelar, denunciar y destruir sus obras que opera en las tinieblas.
Y por último, tenemos que restaurar, re-descubrir y vivir en lo sobrenatural de Dios, pues el reino de Dios no consiste en palabras ni en sabiduría humana, sino en poder de Dios. El Evangelio de Jesucristo es poder de Dios y sabiduría de Dios, no discursos humanos que buscan convenser de manera elocuente y artificiosa las mentes de sus oyentes. El poder de Dios debe nutrir, llenar y saturar la vida y el ministerio de la Iglesia del Señor. El Espíritu Santo de Dios está en la Iglesia para que podamos dar un testimonio poderoso del Evangelio de Jesucristo, para que podamos comunicar las maravillas de Dios, tanto en palabras como en obras y para que podamos sanar, liberar y restaurar a todos aquellos que son oprimidos por el diablo y sus obras. ¡Tenemos un Dios sobrantural que nos invita a sumergirnos y vivir en lo sobrenatural de Su Reino!
Tenemos que liberarnos y vencer la influencia del espíritu de este mundo, del espíritu de Grecia, según las instrucciones apostólicas que Pablo nos da en su carta a los Romanos, en el capítulo 12 versos 1 al 2:
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
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Por apóstol Daniel Guerrero
Si desea leer antes la Primera parte de este mensaje, puede hacer click aquí.
El espíritu de Grecia opera en la Iglesia y el mundo como la contraparte o archienemigo de la profecía bíblica.
La profecía bíblica se recibe y transmite por revelación de Dios; es impulsada por inspiración divina que opera en la mente y el corazón del profeta o vidente de Dios.
Por su parte, la profecía griega se recibe más por deducción lógica o razonamiento; y su inspiración es más de factura humana-demoníaca.
Este claro contraste y oposición entre el Espíritu de Dios y el espíritu de Grecia ("el espíritu del mundo") lo describe muy bien el apóstol Pablo en su Primera carta a la iglesia griega en Corinto, en el capítulo 2 versos del 6 al 16:
"Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo." Dicho lo anterior, podemos observar en la Biblia, que dentro de la Iglesia del Señor el espíritu de Grecia principalmente se opone a lo sobrenatural de Dios, a lo profético, y en su lugar promueve:
1. Religiosidad, una predicación y ministerio carente de vida y poder que provenga del Espíritu de Dios.
2. Racionalismo, un mensaje que sustituye la revelación dada por el Espíritu Santo, a través de la Palabra, por un discurso que resulta de la deducción y reflexión meramente humana.
3. Humanismo, una vida centrada solamente en la capacidad mental y en las fuerzas del hombre.
4. Individualismo, una vida y conducta centrada en el hombre, de manera especial en el individuo como el centro del universo, como su propio dios y señor.
5. Placer, una vida y conducta orientada a la autosatisfacción, al egoísmo, al placer en todas las áreas del ser humano, desechando el amor ágape de Dios y cualquier vestigio de sufrimiento.
Y también podemos observar por el registro histórico que el espíritu de Grecia influyó profundamente la mente de la Iglesia, especialmente en mucho de su liderazgo a través de:
1. La teología (el estudio de Dios y su accionar en la creación), la cual poco a poco se alejó de la revelación dada por los apóstoles y profetas y se inclinó más a los postulados filosóficos de los pensadores griegos.
2. La hermenéutica, palabra cuya raíz proviene del dios griego Hermes, quien era el mensajero de los dioses del Olimpo. Esta metodología poco a poco fue despojando en la mente de algunos teólogos y líderes de la Iglesia, los atributos divinos y poder de la Palabra de Dios, haciendo de ella un libro más de estudio para su análisis científico y la deducción humana.
3. La arquitectura, ésta es el resultado de la influecia mental y espiritual que opera en la mente de muchos pastores y maestros, convirtiéndo a la Iglesia más en un hermoso y bien decorado edificio, en vez del Cuerpo orgánico, viviente y poderoso que el Señor está edificando. Los estilos, adornos y elementos propios de la arquitectura griega son evidentes aún actualmente en muchas iglesias que se describen así mismas como fundamentadas en la Palabra de Dios.
4. El gobierno de muchas iglesias igualmente poco a poco fue sustituido por un gobierno eminentemente humano, en vez de uno basado y guiado por el Espíritu de Dios, a través de los dones espirituales dados por el Señor. El orden apóstolico y profético de la iglesia fue sustituido por la elección "democrática" de una junta directiva, que en muchos de los casos oprime y controla las decisiones que un pastor quiera hacer, según lo que él percibe es lo mejor para el crecimiento de la iglesia local; pero por otra parte, este modelo de gobierno, también degenera en el gobierno de unos pocos, si acaso no en el gobierno de uno solo que lo controla y domina todo.
5. El ministerio de la iglesia, igualmente fue despojado del poder de Dios, de lo sobrenatural; y en su lugar, se han aceptado cualquier cantidad de doctrinas y prácticas formuladas por la lógica, el razonamiento y la deducción humana, que riñen con las claras enseñanzas del Señor Jesucristo, sus apóstoles y profetas, expresadas en la Biblia. Algunos pastores y maestros se atrevieron a declarar que lo sobrenatural (milagros, señales y prodigios) quedó relegado solamente a la iglesia del primer siglo y que no debía esperarse su manifestación en nuestros días; otros redujeron la vigencia de los dones espirituales a unos pocos, pero eliminando aquellos que evidenciaban lo sobrenatural de Dios, tales como apóstoles, profetas, sanidades, lenguas, interpretación de lenguas, etc.
Así pues, en el ministerio de la Iglesia, el espíritu de Grecia:
1. Se opone a lo apostólico, don y liderazgo que provee orden, visión y revelación a la congregación. Y cuando hablo de revelación no es en el sentido de traer "nuevo contenido a la revelación ya dada en las Sagradas Escrituras", sino más bien revelación que trae nuevo, mayor y más profundo entendimiento y comprensión al contenido ya revelado en las Sagradas Escrituras.
2. Se opone a lo profético, don y liderazgo que provee dirección, diseño y estrategia al ministerio y a las decisiones que una iglesia debe tomar en su proceso de proclamar el Evangelio del reino. Es por eso que en algunas iglesias y denominaciones se enseña que los cristianos hoy no pueden escuchar la voz de Dios, cuestionan los sueños y visiones que el Espíritu Santo pueda dar y expulsan de sus congregaciones a aquellas personas que puedan cuestionar o amonestar las prácticas o conductas que son contrarias a la Palabra de Dios.
3. Se opone a lo sobrenatural, por lo tanto el ministerio se ejecuta según el razonamiento y en las fuerzas del liderazgo de la iglesia local. No se observan milagros, sanidades, prodigios ni la manifestación poderosa del Espíritu Santo del Señor en medio ni a través de la iglesia.
4. Enfatiza más bien la razón, la capacidad del hombre en entender y comprender la revelación de Dios a parte de Su Santo Espíritu. Los mensajes o sermones son bien elaborados y elocuentemente expuestos con la más fina retórica humana, para impactar e impresionar las mentes de los creyentes, sin transformar sus corazones.
5. Enfatiza la búsqueda de la sabiduría, pero la sabiduría humana, en contraste con la sabiduría que proviene por la revelación dada por Dios, a través de Su Espíritu y Su Palabra.
6. Y enfatiza el placer, como norma o medida de lo que puede ser aceptado o no dentro del ministerio de una congregación; no tanto si es bíblico o está de acuerdo a la voluntad de Dios, sino si es agradable, si es placentero y es aceptado por el gusto cultural de la congregación o del liderazgo de la misma. Es por esta razón, que en nuestros días aún vemos a cristianos saltar de iglesia en iglesia buscando una que le satisfaga, que le sea cómoda, o que le sea agradable, aunque no crezca en su relación con Dios, ni su corazón sea transformado, ni tenga ninguna participación en el ministerio de la iglesia. El slogan es: "si es cómoda y agradable está bien conmigo". Esto a su vez, ha generado una suerte de carrera por la comodidad y el placer entre las iglesias locales, para lograr quién tiene el mejor sonido, las mejores butacas, la mejor decoración, la mejor música, el mejor sistema de aire acondicionado, y la lista se hace larga...
¿CÓMO PODEMOS VENCER ESTE ESPÍRITU?
Tenemos que restaurar el Diseño de Dios, re-encontrar cuál fue el plan, la intención del Señor, de lo que debe ser y hacer Su Iglesia, dejando que sean las Sagradas Escrituras, y no el razonamiento humano, las que nos hablen.
Tenemos que restaurar el Diseño de Dios:
- En nuestro espíritu
- En nuestra mente
- En nuestra alma
- En nuestro cuerpo
Tenemos que restaurar el Diseño de Dios en nuestro ministerio:
- En la educación cristiana en nuestras iglesias, en el discipulado que impartimos y en la educación bíblica-teológica que impartimos en nuestros centros de entrenamiento ministerial.
- En el gobierno de cada iglesia local; que podamos practicar un sistema de gobierno carismático donde todos los dones del Espíritu sean vigentes y activos; un sistema de gobierno apostólico-profético, donde los cinco ministerios de liderazgo sean ejecutados en un gobierno más orientado hacia lo espiritual y ministerial, en vez de uno orientado a lo eminentemente material y adiministrativo.
- En la estructura, que rescatemos la vida orgánica de la iglesia donde las relaciones, el crecimiento personal y colectivo, así como la transformación integral en cada discípulo de Jescristo sea nuestra meta, de manera que la excesiva orientación al edificio y a los programas mengue sustancialmente; que podamos restaurar el modelo que nos dejó el Señor y los apóstoles, donde la comunidad de discípulos sea más importante que el lugar donde estos se reunen.
Tenemos que restaurar el carácter apostólico de la Iglesia de Jesucristo, que no significa necesariamente que haya apóstoles en nuestras iglesias; ya que, en los últimos años hemos visto una suerte de abuso y degradación de este ministerio por medio de hombres y mujeres sedientos de poder, beneficios y privilegios, en vez de manifestar el carácter de servicio, entrega y sacrificio que debe caracterizar a los verdaderos apóstoles de Jesucristo. Lo apostólico tiene que ver más bien con la capacitación, equipamiento y movilización de toda la iglesia al cumplimiento del Gran mandamiento y de la Gran comisión, tanto en su lugar de residencia, como en otros lugares y naciones, donde se requiera el establecimiento de iglesias locales. Lo apostólico tiene que ver con el establecimiento del orden de Dios para Su pueblo, la restauración de las verdades eternas de la Palabra de Dios y las reformas necesarias para que el Iglesia de Jesucristo sea todo lo que el Señor desea para ella y haga todo lo que Él ya preparó de antemano para ella.
Tenemos que restaurar el carácter profético de la Iglesia de Jesucristo, porque los profetas son los ojos, oídos y boca de Dios. Un sólido, bien entrenado y organizado ministerio profético ayudará a las iglesias locales a no caer presas del engaño del enemigo, a no dejarse seducir por las modas, tendencias y placeres que este mundo ofrece a las iglesias y a su liderazgo. Hoy más que nunca, en estos últimos tiempos, es necesario un ministerio profético que traiga luz y dirección a la Iglesia del Señor en medio de tanto engaño y confusión; pues eso es lo que quiere el espíritu de este mundo, el espíritu de Grecia que opera e influye en las naciones, que la Iglesia no adquiera revelación, sabiduría, inteligencia, ciencia, consejo y poder de Dios para poder desvelar, denunciar y destruir sus obras que opera en las tinieblas.
Y por último, tenemos que restaurar, re-descubrir y vivir en lo sobrenatural de Dios, pues el reino de Dios no consiste en palabras ni en sabiduría humana, sino en poder de Dios. El Evangelio de Jesucristo es poder de Dios y sabiduría de Dios, no discursos humanos que buscan convenser de manera elocuente y artificiosa las mentes de sus oyentes. El poder de Dios debe nutrir, llenar y saturar la vida y el ministerio de la Iglesia del Señor. El Espíritu Santo de Dios está en la Iglesia para que podamos dar un testimonio poderoso del Evangelio de Jesucristo, para que podamos comunicar las maravillas de Dios, tanto en palabras como en obras y para que podamos sanar, liberar y restaurar a todos aquellos que son oprimidos por el diablo y sus obras. ¡Tenemos un Dios sobrantural que nos invita a sumergirnos y vivir en lo sobrenatural de Su Reino!
Tenemos que liberarnos y vencer la influencia del espíritu de este mundo, del espíritu de Grecia, según las instrucciones apostólicas que Pablo nos da en su carta a los Romanos, en el capítulo 12 versos 1 al 2:
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
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