SIETE DEMONIOS A DESTRUIR
Por Dr. José Felix Coronel
Muchos se siguen preguntando: ¿Por qué no puedo ser prosperado? ¿Si Dios nos ha levantado para reinar, porque no lo hacemos? ¿Por qué no puedo salir del estancamiento?
He descubierto que necesitamos entrar en un tiempo de milicia espiritual para ser totalmente libres de todo obstáculo que los demonios nos ponen para no tomar “nuestra tierra prometida”. La Biblia dice: "No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra" (Josué 11.19).
¡Dice que todo lo tomaron en guerra! Dios ya les había entregado su herencia, ahora se tenían que mover para echar fuera a los habitantes de la tierra que YA era de ellos. Por supuesto que los habitantes de aquellas tierras resistirían salir del territorio que habían habitado por muchos años. Así que los hijos de Dios actuar con determinación, astucia, usando principalmente la fe.
¡Tenemos un Dios de abundancia y prosperidad que desea que sus hijos tomen su herencia! Pero también Dios desea que seamos hijos guerreros. Analicemos estos versículos:
Romanos 5.17
"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia."
Mateo 11.12
"Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan."
¿Se da cuenta? Los hijos de Dios debemos reinar en vida, sin embargo, el reino que debemos poseer sufre violencia y solamente como hijos violentos lo podemos poseer. Si deseamos reinar (tener dominio) sobre nuestra salud, finanzas, familia, negocios, trabajo, debemos actuar con determinación y violencia. ¿Estamos listos para hacerlo?
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1.11). ¡Tuvimos! Es tiempo pasado, hemos sido predestinados a cumplir con la voluntad de quien nos ha llamado. Esta herencia nos pertenece. Colosenses 1.12 nos dice que demos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz, de tal manera que nuestro asignamiento ya esta para que nosotros lo tomemos. Aunque algunos piensan que esa herencia esta en la eternidad, nosotros sabemos que “reinaremos” en vida, esto quiere decir que Dios nos recompensa aquí en la tierra.
Sabemos que el trabajo del las fuerzas del mal están organizadas para detener esa herencia, así que nosotros debemos conocer quienes son esos principados para combatir contra ellos, y estar atentos para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones (2Corintios 2.11).
Hay siente espíritus que tenemos que vencer como hijos de Dios.
1. Goliat. Este espíritu produce estancamiento. Recordamos como Goliat estuvo amedrentando al pueblo de Dios durante 40 días y 40 noches. Durante este tiempo el pueblo de Dios estuvo estancado y detuvo su crecimiento. Este demonio detiene el crecimiento de la familia, de las finanzas, amedrenta, causa temor, inseguridad y provoca un espíritu de cansancio.
¿Cómo lo combatimos? David lo venció con el poder de la unción del Espíritu Santo. David fue decidido, actuó con determinación y confianza en Dios. El celo de Dios apareció en la vida de David y “arremetió” con coraje y valentía contra este gigante Goliat.
Goliat fue vencido con una piedra (unción) y David le cortó la cabeza con la espada (palabra), así que este demonio caerá declarando la palabra de Dios. Una lista de versículo bíblicos que declaremos en fe derribará ese gigante de estancamiento. Por ejemplo: Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz (Job 22.28). ¡Determino que la herencia de Dios es mía y los cielos son abiertos para bendecirme en plenitud! La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella (Proverbios 10.22).
2. Absalón. Este es demonio es rebelión, provoca anarquía, divisionismo, individualismo, aislamiento. ¡Absalón inicia en nuestra propia casa! Este demonio ataca desde dentro de la misma familia, esposos, hijos, familiares, liderazgo.
¿Cómo lo destruimos? David dejó la ciudad cuando Absalón se levantó contra él. Sin embargo la intervención de su ejército de dio muerte. David no lo venció por ser su hijo, pero otro lo hizo en lugar de él. Este demonio lo vencemos en equipo, la unción pudrirá este yugo del diablo y Dios nos llenará de su amor, armonía y unidad en la familia.
¿Cómo lo vencemos? ¡Con la confesión! Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1Juan 1.9). Absalón se aprovecha de la cercanía con las personas para crear división, más cuando hay un conflicto y se crean heridas. Debemos actuar para sanar los corazones y no permitir que Absalón tome ventaja.
También este demonio actúa cuando hay desacuerdos, entonces entra un espíritu de rebeldía que marca una división con autoridad para luego aprovechar la debilidad de otras personas y terminar en divisiones. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres (Romanos 12.18). 14Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados (Hebreos 12.14–15).
3. Jesabel. Este demonio es usurpador, significa sin cabeza. Provoca anarquía y su función es robar y despojar. Se levanta con una autoridad que no tiene. Su poder esta fundado en el ocultismo y brujería. Esta mujer, esposa del rey Acab tenía sentados a su mesa 850 brujos. Después de ser vencida por el profeta Elías, ella se levantó de nuevo a intentar recobrar lo que le habían quitado. El nuevo rey pidió a los eunucos que la echaran del balcón, murió y su sangre fue lamida por los perros como antes se había profetizado sobre ella.
¿Cómo vencemos este demonio? En primer lugar, es la unción profética, la declaración ungida que sale de nuestra boca. Elías, el profeta ungido de Dios le quitó la fuerza matando a los 850 profetas del diablo. Enseguida, el rey Jehú terminó la obra que empezó el profeta.
Profetizaremos sobre este animal rabioso que desea desestabilizarnos, con la palabra que sale de nuestra boca le venceremos. ¡Espíritu inmundo te ordeno suelta mi casa, suelta mi vida, suelta mi familia, en el poderoso nombre de Jesús! ¡Deshabilito toda operación de demonios en mi contra y en contra de mi destino profético en esta tierra!
4. Madián. Este demonio es deborador de las riquezas. Cuando el pueblo de Dios estaba listo para levantar la cosecha, los madianitas se levantaban para robarles lo que con tanto esfuerzo ellos habían producido. De la misma manera, este demonio espera que nuestros proyectos nos estén dando economía, cuando tenemos las finanzas en nuestras manos, viene y roba. ¿Cómo lo hace? Accidentes, robos, enfermedad, fracaso en los negocios, derrota en el trabajo, escasez, lo que trae pobreza, miseria y derrota.
¿Cómo lo podemos vencer? Dios levantó a un guerrero llamado Gedeón para defender a su pueblo. Dios usó tácticas proféticas para destruir un gran ejército de enemigos. Nosotros actuaremos de la misma manera. Usaremos tácticas y símbolos proféticos para destruir este demonio que devora las riquezas.
5. Serpiente antigua. Este demonio produce tentación y conduce al pecado. Siempre ha sido el arma de Satanás la tentación y el pecado. De esta manera mantiene atadas las manos de prosperidad para nosotros. Esta serpiente produce ataduras en los corazones, odios, resentimientos, que mantienen el alma atada y lejos de la felicidad.
¿Cómo la destruimos? La Biblia dice que la unción pudre el yugo del diablo. Jesús reprendió a los demonios y liberó a los oprimidos del enemigo. Necesitamos ser liberados de toda atadura del enemigo que entró a nuestras vidas a través del pecado.
6. Dragón. Este demonio maneja el engaño. Con su cola arrastró la tercera parte de los ángeles de Dios en su rebelión. Debemos tener cuidado con este demonio, es demasiado astuto y labioso, no se mide en el engaño, muestra el principio pero nunca el final. Su forma de trabajar es bajo una cara de piedad, promete, pero nunca cumple. Al final trae ceguera, oscuridad, cambia la dirección de las cosas para llevarnos al fracaso.
¿Cómo lo destruimos? El punto final de este demonio es la obediencia a Dios y a la dirección a donde él nos lleva. Debemos profetizar sobre nuestra mente, que Dios traiga la mente de Cristo a nuestras vidas y avancemos con determinación para hacer lo que Dios quiere que hagamos.
7. Reina del cielo. La reina del cielo produce idolatría. No estamos pensando solamente en ídolos de madera, oro, plata, sino en aquello que nos desvía nuestra mirada de nuestro amado Salvador. Esto tiene que ver con poner nuestra mirada en el dinero, las personas, el trabajo, los negocios, en fin, de todo aquello que nos desvía la mirada de Cristo.
¿Cómo vencemos este demonio? Debemos revisar nuestra vida con respecto a la idolatría. Debemos ser liberados de toda atadura de idolatría, pedir perdón para la idolatría de nuestros ancestros y profetizar libertad, prosperidad sobre nosotros y nuestras familias.
Después de entender contra quien estamos luchando, es necesario entrar en guerra con decisión y valentía. ¿Cómo podemos vencer estos demonios de una manera general?
1. Un tiempo de ayuno y oración. En este tiempo le pedimos a Dios limpieza en nuestra vida, que nos revele su santidad para vivirla. Esto traerá unción y autoridad para levantarnos con violencia en contra de estos demonios.
2. Analicemos a estos demonios. ¿Hasta donde se han metido, que han provocado, que han destruido, que han robado? Hagamos una lista de todo lo que observamos a nuestro alrededor que no esta bien, que sabemos que no viene de Dios.
3. Preguntemos a Dios las estrategias de milicia. El Espíritu Santo es nuestro estratega. Él nos llevará a la victoria. Dios nos hará entender los símbolos proféticos, las estrategias de guerra para vencer al enemigo.
4. Reunamos a la familia y destruyamos al enemigo. Por supuesto que el enemigo ha destruido nuestras familias. Ahora tenemos la lista del mal que ha provocado. Rompamos las cadenas, liberemos nuestras vidas por la unción del Espíritu Santo.
5. Disfrutemos de la presencia de Dios. La presencia de Dios será más que elocuente en medio de nosotros. Ahora, debemos trabajar para que la presencia de Dios sea constante en nosotros y en toda nuestra familia. Disfrutemos del fruto de tener la presencia de Dios de nuestro lado.
Al final sabemos que:
"Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo." 1Juan 4.4
¡Dios te bendiga y que te mantenga firme en la victoria!
Fuente:
Siete demonios a destruir
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¡Dice que todo lo tomaron en guerra! Dios ya les había entregado su herencia, ahora se tenían que mover para echar fuera a los habitantes de la tierra que YA era de ellos. Por supuesto que los habitantes de aquellas tierras resistirían salir del territorio que habían habitado por muchos años. Así que los hijos de Dios actuar con determinación, astucia, usando principalmente la fe.
¡Tenemos un Dios de abundancia y prosperidad que desea que sus hijos tomen su herencia! Pero también Dios desea que seamos hijos guerreros. Analicemos estos versículos:
Romanos 5.17
"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia."
Mateo 11.12
"Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan."
¿Se da cuenta? Los hijos de Dios debemos reinar en vida, sin embargo, el reino que debemos poseer sufre violencia y solamente como hijos violentos lo podemos poseer. Si deseamos reinar (tener dominio) sobre nuestra salud, finanzas, familia, negocios, trabajo, debemos actuar con determinación y violencia. ¿Estamos listos para hacerlo?
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1.11). ¡Tuvimos! Es tiempo pasado, hemos sido predestinados a cumplir con la voluntad de quien nos ha llamado. Esta herencia nos pertenece. Colosenses 1.12 nos dice que demos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz, de tal manera que nuestro asignamiento ya esta para que nosotros lo tomemos. Aunque algunos piensan que esa herencia esta en la eternidad, nosotros sabemos que “reinaremos” en vida, esto quiere decir que Dios nos recompensa aquí en la tierra.
Sabemos que el trabajo del las fuerzas del mal están organizadas para detener esa herencia, así que nosotros debemos conocer quienes son esos principados para combatir contra ellos, y estar atentos para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones (2Corintios 2.11).
Hay siente espíritus que tenemos que vencer como hijos de Dios.
1. Goliat. Este espíritu produce estancamiento. Recordamos como Goliat estuvo amedrentando al pueblo de Dios durante 40 días y 40 noches. Durante este tiempo el pueblo de Dios estuvo estancado y detuvo su crecimiento. Este demonio detiene el crecimiento de la familia, de las finanzas, amedrenta, causa temor, inseguridad y provoca un espíritu de cansancio.
¿Cómo lo combatimos? David lo venció con el poder de la unción del Espíritu Santo. David fue decidido, actuó con determinación y confianza en Dios. El celo de Dios apareció en la vida de David y “arremetió” con coraje y valentía contra este gigante Goliat.
Goliat fue vencido con una piedra (unción) y David le cortó la cabeza con la espada (palabra), así que este demonio caerá declarando la palabra de Dios. Una lista de versículo bíblicos que declaremos en fe derribará ese gigante de estancamiento. Por ejemplo: Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz (Job 22.28). ¡Determino que la herencia de Dios es mía y los cielos son abiertos para bendecirme en plenitud! La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella (Proverbios 10.22).
2. Absalón. Este es demonio es rebelión, provoca anarquía, divisionismo, individualismo, aislamiento. ¡Absalón inicia en nuestra propia casa! Este demonio ataca desde dentro de la misma familia, esposos, hijos, familiares, liderazgo.
¿Cómo lo destruimos? David dejó la ciudad cuando Absalón se levantó contra él. Sin embargo la intervención de su ejército de dio muerte. David no lo venció por ser su hijo, pero otro lo hizo en lugar de él. Este demonio lo vencemos en equipo, la unción pudrirá este yugo del diablo y Dios nos llenará de su amor, armonía y unidad en la familia.
¿Cómo lo vencemos? ¡Con la confesión! Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1Juan 1.9). Absalón se aprovecha de la cercanía con las personas para crear división, más cuando hay un conflicto y se crean heridas. Debemos actuar para sanar los corazones y no permitir que Absalón tome ventaja.
También este demonio actúa cuando hay desacuerdos, entonces entra un espíritu de rebeldía que marca una división con autoridad para luego aprovechar la debilidad de otras personas y terminar en divisiones. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres (Romanos 12.18). 14Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados (Hebreos 12.14–15).
3. Jesabel. Este demonio es usurpador, significa sin cabeza. Provoca anarquía y su función es robar y despojar. Se levanta con una autoridad que no tiene. Su poder esta fundado en el ocultismo y brujería. Esta mujer, esposa del rey Acab tenía sentados a su mesa 850 brujos. Después de ser vencida por el profeta Elías, ella se levantó de nuevo a intentar recobrar lo que le habían quitado. El nuevo rey pidió a los eunucos que la echaran del balcón, murió y su sangre fue lamida por los perros como antes se había profetizado sobre ella.
¿Cómo vencemos este demonio? En primer lugar, es la unción profética, la declaración ungida que sale de nuestra boca. Elías, el profeta ungido de Dios le quitó la fuerza matando a los 850 profetas del diablo. Enseguida, el rey Jehú terminó la obra que empezó el profeta.
Profetizaremos sobre este animal rabioso que desea desestabilizarnos, con la palabra que sale de nuestra boca le venceremos. ¡Espíritu inmundo te ordeno suelta mi casa, suelta mi vida, suelta mi familia, en el poderoso nombre de Jesús! ¡Deshabilito toda operación de demonios en mi contra y en contra de mi destino profético en esta tierra!
4. Madián. Este demonio es deborador de las riquezas. Cuando el pueblo de Dios estaba listo para levantar la cosecha, los madianitas se levantaban para robarles lo que con tanto esfuerzo ellos habían producido. De la misma manera, este demonio espera que nuestros proyectos nos estén dando economía, cuando tenemos las finanzas en nuestras manos, viene y roba. ¿Cómo lo hace? Accidentes, robos, enfermedad, fracaso en los negocios, derrota en el trabajo, escasez, lo que trae pobreza, miseria y derrota.
¿Cómo lo podemos vencer? Dios levantó a un guerrero llamado Gedeón para defender a su pueblo. Dios usó tácticas proféticas para destruir un gran ejército de enemigos. Nosotros actuaremos de la misma manera. Usaremos tácticas y símbolos proféticos para destruir este demonio que devora las riquezas.
5. Serpiente antigua. Este demonio produce tentación y conduce al pecado. Siempre ha sido el arma de Satanás la tentación y el pecado. De esta manera mantiene atadas las manos de prosperidad para nosotros. Esta serpiente produce ataduras en los corazones, odios, resentimientos, que mantienen el alma atada y lejos de la felicidad.
¿Cómo la destruimos? La Biblia dice que la unción pudre el yugo del diablo. Jesús reprendió a los demonios y liberó a los oprimidos del enemigo. Necesitamos ser liberados de toda atadura del enemigo que entró a nuestras vidas a través del pecado.
6. Dragón. Este demonio maneja el engaño. Con su cola arrastró la tercera parte de los ángeles de Dios en su rebelión. Debemos tener cuidado con este demonio, es demasiado astuto y labioso, no se mide en el engaño, muestra el principio pero nunca el final. Su forma de trabajar es bajo una cara de piedad, promete, pero nunca cumple. Al final trae ceguera, oscuridad, cambia la dirección de las cosas para llevarnos al fracaso.
¿Cómo lo destruimos? El punto final de este demonio es la obediencia a Dios y a la dirección a donde él nos lleva. Debemos profetizar sobre nuestra mente, que Dios traiga la mente de Cristo a nuestras vidas y avancemos con determinación para hacer lo que Dios quiere que hagamos.
7. Reina del cielo. La reina del cielo produce idolatría. No estamos pensando solamente en ídolos de madera, oro, plata, sino en aquello que nos desvía nuestra mirada de nuestro amado Salvador. Esto tiene que ver con poner nuestra mirada en el dinero, las personas, el trabajo, los negocios, en fin, de todo aquello que nos desvía la mirada de Cristo.
¿Cómo vencemos este demonio? Debemos revisar nuestra vida con respecto a la idolatría. Debemos ser liberados de toda atadura de idolatría, pedir perdón para la idolatría de nuestros ancestros y profetizar libertad, prosperidad sobre nosotros y nuestras familias.
Después de entender contra quien estamos luchando, es necesario entrar en guerra con decisión y valentía. ¿Cómo podemos vencer estos demonios de una manera general?
1. Un tiempo de ayuno y oración. En este tiempo le pedimos a Dios limpieza en nuestra vida, que nos revele su santidad para vivirla. Esto traerá unción y autoridad para levantarnos con violencia en contra de estos demonios.
2. Analicemos a estos demonios. ¿Hasta donde se han metido, que han provocado, que han destruido, que han robado? Hagamos una lista de todo lo que observamos a nuestro alrededor que no esta bien, que sabemos que no viene de Dios.
3. Preguntemos a Dios las estrategias de milicia. El Espíritu Santo es nuestro estratega. Él nos llevará a la victoria. Dios nos hará entender los símbolos proféticos, las estrategias de guerra para vencer al enemigo.
4. Reunamos a la familia y destruyamos al enemigo. Por supuesto que el enemigo ha destruido nuestras familias. Ahora tenemos la lista del mal que ha provocado. Rompamos las cadenas, liberemos nuestras vidas por la unción del Espíritu Santo.
5. Disfrutemos de la presencia de Dios. La presencia de Dios será más que elocuente en medio de nosotros. Ahora, debemos trabajar para que la presencia de Dios sea constante en nosotros y en toda nuestra familia. Disfrutemos del fruto de tener la presencia de Dios de nuestro lado.
Al final sabemos que:
"Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo." 1Juan 4.4
¡Dios te bendiga y que te mantenga firme en la victoria!
Fuente:
Siete demonios a destruir
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