IGLESIA CASERA VIII
Diez Razones para las Iglesias en Casa
Por Stephen David
El evangelista anglicano David Watson observó que “durante los primeros dos siglos la iglesia se reunió en grupos pequeños en las casas de sus miembros, además de reuniones especiales en lugares de enseñanza pública o plazas de mercado, dónde la gente podía reunirse en números más grandes. Significativamente estos dos primeros siglos marcaron el más poderoso y vigoroso avance de la iglesia, que posiblemente nunca se ha visto igualado. La falta de edificaciones eclesiales no fue impedimento para la rápida expansión de la iglesia; en cambio, en comparación a la situación después de 200 DC, parece haber sido una ayuda positiva”[1]
Es obvio del Nuevo Testamento que las primeras iglesias generalmente se reunían en casas (He 2:46, Ro 16:3, 5, 1 Co 16:19, Col. 4:15, Flm 12). Hubo una expansión masiva de la iglesia universal cuando se reunían regular y localmente como pequeñas comunidades. El mover del Espíritu Santo fue espectacular en y a través de estas pequeñas comunidades de la iglesia primitiva. Estas pequeñas comunidades fueron como dinamita en sus localidades. Cada miembro parecía estar activo en el Cuerpo de Cristo en la medida en que se reunían juntos en las casas privadas, y el Reino de Dios se había expandido poderosamente a través de todo el pueblo de Dios.
¿Debemos nosotros reunirnos en casas, simplemente porque la iglesia primitiva se reunía así? ¿Está mal reunirse en una edificación? ¡Ciertamente no! La iglesia primitiva no contaba con vehículos para viajar rápido, seminarios con sistemas audiovisuales, guitarras, teléfonos, computadoras, etc., ¿pero significa eso que no debemos usarlas? Nosotros no nos reunimos en casas, teniendo un enfoque cerrado, solamente porque la iglesia primitiva se reunía así. Hay muchas buenas razones para entender por qué reunirse en casas es una buena decisión, ayudándonos especialmente a funcionar bíblicamente. Las siguientes son las diez razones por las cuales reunirse en casas es una estrategia efectiva para una iglesia sana.
1.- Ministerio Unos a Otros
Hace un tiempo atrás recibí un artículo sobre crecimiento eclesial titulado “Convirtiendo a los Visitantes en Asistentes.” ¡Me pregunto dónde en la Santa Biblia dice algo sobre asistir a la iglesia! De acuerdo a las Santas Escrituras la iglesia se entiende como creyentes funcionando que participan activamente en la edificación del Cuerpo de Cristo. Pensando bíblicamente, hay una gran necesidad de mensajes que tengan que ver con “Convirtiendo Asistentes en Participantes.” La iglesia no tiene que ver con asistir a servicios formales con pasividad; no es un programa, sino personas. No es ir al servicio, sino servirse unos a otros. Tiene que ver con una relación íntima unos con otros. Tiene que ver con animarse activamente unos a otros. Se trata de funcionar de manera interdependiente para la edificación de todos. Desafortunadamente, en la estructura y el orden de la iglesia hoy, frecuentemente pasamos por alto el verdadero propósito de la iglesia reunida — el compañerismo y ánimo de los unos a los otros (Heb 10:25).
Robert Banks escribió, “El propósito de la iglesia es el crecimiento y la edificación de sus miembros hacia Cristo y hacia una vida en común a través de su ministerio de los unos a los otros dado por Dios (1 Cor. 14:12, 19, 26).”[2] Desafortunadamente en nuestros días, en fuerte contraste a las reuniones de la iglesia neo-testamentaria, el significado de cada miembro funcionando en el Cuerpo de Cristo se ha perdido prácticamente. La teología del sacerdocio de todos los santos parece solo existir en teoría. La iglesia ha regresado al antiguo montaje judaico y católico romano, que alimenta la prevalente pasividad. Es triste que las edificaciones actuales de iglesia funcionalmente asemejan templos, los pastores mandan como sacerdotes y el patrón de la iglesia neo-testamentaria ha sido descartado a favor del sistema de templo de Antiguo Testamento. David Watson observa correctamente, “Siempre desde que los símbolos del Antiguo Testamento se cumplieron en Cristo y en Su iglesia, la iglesia se ha enfrentado a constantes tentaciones de volver a traer las instituciones que Cristo cumplió y removió; y ella, en gran manera, ha caído en esas tentaciones.”[3]
Hay una gran necesidad de reformación en nuestra iglesia hoy, que restaure el significado y el funcionamiento sacerdotal de cada miembro en el Cuerpo de Cristo. Se dijo que la iglesia primitiva era de comunión “unos con otros”, no un servicio de “un hombre sirve a los demás”. Por causa de la falta del ministerio de cada miembro, la iglesia no solamente está en un estado pasivo, sino que también muchos líderes están sufriendo de estrés y quemados. Se supone que la iglesia sea un equipo, en el cual todos trabajan juntos por su crecimiento, y no una audiencia. Los líderes son llamados, no a modelar “ministerios de súper estrellas”, sino a motivar “el ministerio de cada miembro” (Ef 4:11-12). ¿Encontramos en la iglesia primitiva a un hombre teniendo la función dominante? ¿Existe un balance entre enseñar y la participación de cada miembro en la reunión típica de iglesia de hoy en día?
¿Cómo están motivando los líderes de la iglesia a cada miembro para funcionar activamente en el Cuerpo de Cristo y efectivamente ser testigos para el mundo? ¿Existe el privilegio y la motivación a cada miembro para participar durante la reunión de la iglesia? William Barclay escribe sobre las reuniones de la iglesia primitiva, “La cosa realmente notable sobre un servicio de la iglesia primitiva debió haber sino que prácticamente todos venían sintiendo que tenían tanto el privilegio como la obligación de contribuir con algo a ella.”[4] Parece que hemos perdido el reconocimiento sagrado de que cada miembro en el Cuerpo de Cristo es un instrumento precioso, potencial y poderoso del Espíritu Santo. En la iglesia primitiva el ministrar le pertenecía a todo el pueblo de Dios.
En su retador libro Rich Christians in an Age of Hunger (Cristianos Ricos en una Era de Hambre), Ronald J. Sider dio en el punto. El dijo, “la iglesia primitiva fue capar de desafiar los decadentes valores de la civilización romana precisamente porque experimentaba la realidad de la comunión cristiana de una manera poderosa . . . la comunión cristiana significaba una disponibilidad incondicional hacia y una responsabilidad ilimitada por los otros hermanos y hermanas - emocional, financiera y espiritualmente. Cuando uno de los miembros sufría, todos ellos sufrían. Cuando uno se regocijaba, todos ellos se regocijaban (1 Cor. 12:26). Cuando una persona o iglesia pasaban por problemas económicos, los demás compartían sin reservas. Y cuando un hermano o hermana caía en pecado, los demás gentilmente restauraban a la persona extraviada (Mat. 18:15-17; 1 Cor. 5; 2 Cor. 2:5-11; Gal. 6:1-3). Los hermanos y hermanas estaban disponibles los unos para los otros, siendo responsables unos con otros y rindiendo cuentas unos a otros. La iglesia primitiva, lógicamente, no siempre vivió completamente la visión neotestamentaria del Cuerpo de Cristo. Hubo lapsos trágicos. Pero la red de pequeñas iglesias en casas que se disgregó por todo el Imperio Romano experimentó su unidad en Cristo tan vividamente que fueron capaces de desafiar y eventualmente conquistar una civilización pagana poderosa. La abrumadora mayoría de iglesias hoy, sin embargo, no provee el contexto en el que hermanos y hermanas se puedan motivar, amonestar y discipular unos a otros. Desesperadamente necesitamos nuevos contextos y estructuras para cuidar los unos de los otros en amor.”[5]
Necesitamos entender que las estructuras y los sistemas existen con un propósito; no son el fin en sí mismos. Existe una gran necesidad en nosotros de tener estructuras y sistemas en una forma en que beneficie el funcionamiento efectivo de la iglesia. Reunirse en casas facilita mucho la participación, interacción, discusión y el ministrarse unos a otros. También, es en tal contexto que enseñar puede ser hecho más como un diálogo que a manera de monologo; es mucho más penetrante y totalmente efectivo.
Para funcionar tan efectivamente como la iglesia primitiva funcionó, la estructura, el tamaño y el sistema importan mucho. La estructura debe ser informal, el tamaño de la comunidad debe ser pequeño y el sistema u orden debe ser flexible. Ya que la participación y el ministerio de cada miembro era valorado y motivado altamente en la iglesia primitiva, una casa es un buen contexto en el cual cada persona puede confortablemente contribuir y funcionar para la edificación de todo el Cuerpo de Cristo.
2.- Intimidad y Rendimiento de Cuentas
La Palabra de Dios revela que una iglesia es una familia de Dios y que somos miembros de la familia de Dios (Ef 2:19, 1 Tim 3:15, Gál 6:10). Como la iglesia es una familia, todos tienen la responsabilidad hacia el cuidado de todos los miembros. Pablo escribió, “Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él” (1 Co 12:26). ¿Cómo se supone que esto suceda en una iglesia si no estamos entrelazados juntos como una familia? ¿Cuántos creyentes están muriéndose espiritualmente de hambre debido a la falta de un buen compañerismo? Aunque nos reunimos juntos físicamente, ¿no hay un sentido de falta de intimidad y rendimiento de cuentas entre unos y otros? ¿Realmente estamos andando en amor con relaciones íntimas? Los primeros creyentes estaban tan cercanamente entrelazas juntos como familia, que fueron falsamente acusados de ser inmorales e incestuosos (porque se llamaban unos a otros hermanos y hermanas, tenían fiestas de amor y se saludaban unos a otros con un beso santo).
Existe una necesidad de cultivar una atmósfera de familia en la reunión de iglesia, más que un ambiente sobrio y formal. La iglesia no es un servicio religioso, sino una unidad familiar. ¿Ven los creyentes la iglesia como una familia, teniendo un sentir de que pertenecen a esa familia? ¿Hay una atmósfera familiar cuando nos reunimos juntos como iglesia? ¿No nos damos cuenta de la necesidad de enfatizar las relaciones y el compañerismo entre los unos y los otros? Pareciera que solo tenemos buenos servicios sin un genuino compañerismo. ¿Cómo podemos de manera práctica generar tal compañerismo íntimo cuando la iglesia se reúne? En un capítulo titulado ‘Small Is Beautiful’ (Pequeño es Bonito), el prolífico autor Robert Banks escribió, “El tener iglesia en casa nos permite llegar a conocer, amar y servirle a un grupo manejable de personas, quienes llegarán a conocernos, amarnos y servirnos también. En un grupo tal gradualmente podemos ir quitándonos las máscaras que cargamos en público y empezar a compartir nuestras debilidades, dudas y temores al igual que nuestras fortalezas, seguridades y habilidades. De esa manera empezamos a superar la irónica situación de ser menos abiertos y menos honestos en la iglesia que en otro sitio. En los grupos pequeños en casas aprendemos a dar y recibir, a ensenar y comprender, a llevar las cargas de los otros y recibir ayuda de los nuestros, a amar y ser amados. En tal grupo podemos convertirnos más como Cristo y apoyar a otros para volverse también más como Cristo. Al hacerlo así desarrollamos una actitud, un carácter y una manera de operar común parecida a Cristo. Nos integramos en Cristo más cercana y más firmemente.”[6]
En una comunidad pequeña, la intimidad y el rendimiento de cuentas se vuelve relativamente factible y viable. El nivel de la espiritualidad de cada uno se vuelve obvio en las pequeñas comunidades, permitiendo así más espacio para animarse unos a otros de manera que ninguno sea endurecido por el engaño del pecado (Heb 3:13). Podemos relacionarnos unos a otros íntimamente, conocernos unos a otros, compartir unos con otros, exhortarnos unos a otros y estimularnos unos a otros al amor y las buenas obras (Heb 10:24, 25). Gerald Oliver instaba a la iglesia, “Es tiempo de que todos se involucren en grupos pequeños que están unidos juntos por amor, que oran, estudian la Biblia, tienen compañerismo y en donde cada miembro rinde cuentas por las 168 horas de cada semana.”[7] El privilegio de excitar a la intimidad y al rendimiento de cuentas unos con otros puede practicarse muy bien en este tipo de comunidades pequeñas. Creemos que un lugar informal como una casa es un lugar efectivo para practicar todos los puntos mencionados anteriormente.
3.- La Cena del Señor
Michael Green apuntó que “comunión (esto es, la Cena del Señor) en aquellos días era mucho más una comida que lo que es hoy en día, y una oportunidad para mucha adoración y compañerismo informal. El tiempo de la comida era llamado un agape, una fiesta de amor, y en tiempos posteriores cayó en desuso por causa del mucho abuso.”[8] Sin embargo, Pablo no le puso fin a la comida por causa del abuso en la iglesia de Corintio. En cambio, él les enseñó sobre la correcta participación en la Cena del Señor.[9] La Cena del Señor es una práctica significativa para la iglesia reunida porque dirige nuestro enfoque tanto hacia la relación vertical (recordatorio de la muerte del Señor y Su venida) como hacia la relación horizontal (compañerismo con los creyentes como familia).
Ya antes en este libro se destacó que la iglesia primitiva se reunía como una familia, celebrando la Cena del Señor en el contexto de una comida comunal de compañerismo, recordando la muerte del Señor, recordándole al Señor Su venida y regocijándose por unirles como un cuerpo y una familia. Con respecto a la Cena del Señor, J.I. Packer y Merrill C. Tenney escribieron en Illustrated Manners and Customs of the Bible (Maneras y Costumbres Ilustradas de la Biblia)que “los primeros cristianos tomaban la comida simbólica de la Cena del Señor para conmemorar la Última Cena, en la cual Jesús y Sus discípulos guardaron la fiesta tradicional de la Pascua Judía. Los temas de los dos eventos eran el mismo. En la Pascua, los judíos se regocijan, de que Dios les haya liberado de sus enemigos y miran con expectativa hacia su futuro como hijos de Dios. En la Cena del Señor, los cristianos celebran cómo Jesús les liberó del pecado y expresan su esperanza por el día cuando Cristo regrese (1 Co. 11:26). Al principio, la Cena del Señor era una comida completa que los cristianos compartían en sus casas. Cada huésped traía un plato de comida para la mesa común. La comida comenzaba con oración común el comer de pequeños bocados de un solo molde de pan que representaba el cuerpo partido de Cristo. La comida terminaba con otra oración y el compartir de una copa de vino, que representaba la sangre derramada por Cristo.”[10] Es difícil tener la Cena del Señor como una comida familiar en una reunión grande e impersonal y en una estructura formal. Una casa es el lugar ideal para celebrar la Cena del Señor de manera significativa.
4.- Iglesia Simple
Reunirse como iglesia en una casa es tan simple como lo sea. No se requiere de mucho dinero para desarrollar este tipo de plantación de iglesias. Como con la iglesia primitiva, una simple casa es suficiente para el compartir de la iglesia. El dinero se ha convertido en el factor principal en muchos ministerios hoy en día. Se ha convertido en un asunto mayor, en tema de conversación y fuente de conflictos. Sin mucho dinero parece haberse vuelto prácticamente imposible de hacer la obra del Señor. Sin embargo, cuando examinamos la iglesia primitiva, el dinero no era para nada un asunto primario. Los primeros discípulos plantaban Iglesias en casas, tenían reuniones simples en hogares y se multiplicaban en otras casas en la medida en que su compañerismo crecía.
En naciones como India (dónde yo vivo), comprar un pedazo de tierra y levantar una edificación no es algo fácil. La mayoría de edificaciones eclesiales acá son construidas con la ayuda de fondos del extranjero. Una acusación a la cual se enfrentan frecuentemente los trabajadores cristianos, por parte de los no creyentes, es que el ministerio y la conversión cristiana se hacen a través y por el dinero que viene del exterior. Esos ministerios realmente están en riesgo de depender de fondos extranjeros. Las primeras iglesias generalmente eran comunidades autóctonas, pero cuando había una necesidad ellas estaban la una con la otra y se ayudaban unas con otras. Bendecida es la nación en la cual la mayoría de sus iglesias y ministerios han crecido sobre el concepto del auto-sostenimiento, la auto-propagación y el auto-gobierno.
Al hacer un ministerio de plantación de iglesias, si seguimos el actual modelo costoso, en el cual se requiere mucho dinero para la edificación (que se usa solo de vez en cuando), su mantenimiento y los salarios, es altamente difícil plantar numerosas iglesias. Muchos suponen que no hay iglesia sin una edificación sagrada. Es triste ver cómo el punto de vista del Nuevo Testamento de la iglesia y el templo están distorsionados por la idolatría a una edificación como el lugar sagrado de Dios y el volver a coser la cortina del templo del Antiguo Testamento que fue rasgada por la obra completa de Cristo en la cruz (Mat 27:51). Arthur Wallis dijo, “En el Antiguo Testamento, Dios tenía un santuario para Su pueblo; en el Nuevo, Dios tiene a su pueblo como un santuario.”[11] A través de Cristo Jesús, nosotros mismos somos el templo de Dios y la iglesia de Dios (1 Co 3:16, He 20:28). Pongámosle cuidado a las penetrantes palabras de John Havlik: “La iglesia nunca es un lugar, sino siempre personas; nunca un aprisco sino siempre un rebaño; nunca una edificación sagrada pero siempre una asamblea creyente. La iglesia eres tú que oras, no en dónde oras. Una estructura de ladrillos o mármol no puede ser mas iglesia que los que unos vestidos de sayal o satín pueden ser tú. En este mundo no hay nada sagrado sino el hombre, ningún santuario del hombre sino el alma.”[12]
Por ende, aunque no hay nada de malo en tener una edificación especial, no es un requerimiento para la reunión de la iglesia ya que podemos reunirnos simplemente en casas como lo hacía la iglesia primitiva. He visto como los trabajadores cristianos corren de un lado para otro pidiendo por dinero para la construcción de una edificación eclesial. Algunos incluso le piden a no creyentes para tal tarea. Se ha traído mucha desgracia al nombre del Señor por causa del énfasis de los predicadores en dinero para ser dado a sus ministerios. De esta forma, no vamos a lograr mucho para el Señor.
Donald McGavran, quién es considerado un experto en crecimiento eclesial, destacó que “obtener un lugar para reunirse no debería colocar una carga financiera a la pequeña congregación. La iglesia en casa cumple efectivamente con todos esos requerimientos. Las iglesias en casa siempre deben ser consideradas, tanto para la plantación inicial como para la extensión posterior.”[13] Para hacer plantación de iglesias por saturación, en dónde las ciudades y pueblos son llenas de iglesias, necesitamos una estrategia simple. Reunirse como iglesia en casas es un método simple y efectivo.
5.- Líderes Bi-Vocacionales o Bi-ocupacionales
Del patrón de la iglesia primitiva aprendemos que los pastores o supervisores de la iglesia surgían de la misma comunidad de la iglesia (He 14:23, 2 Tim 2:2, Tito 1:5). Eran de cosecha propia, teniendo y operando bajo una pluralidad de liderazgo en cada iglesia.[14] El liderazgo de la iglesia primitiva era de dos tipos — local e itinerante.[15] Hoy en día el ministerio está confinado a trabajadores de tiempo completo sin labor secular. Sin embargo, cuando exploramos la iglesia del Nuevo Testamento, los líderes locales eran generalmente trabajadores bi-vocacionales y los líderes itinerantes eran sostenidos financieramente.
Siendo líderes locales, los pastores eran generalmente trabajadores bi-ocupacionales. Pablo, a pesar de ser trabajador itinerante, se puso a sí mismo como ejemplo para otros al trabajar con sus propias manos (He 20:17, 33-35; 1 Tes 4:11-12, 2 Tes 3:6-12). Claro que hay excepciones en las cuales algunos son dignos de recibir hospitalidad y ofrendas voluntarias por causa de su labor en predicar y enseñar (1 Tim 5:17). Mirando la situación de hoy en día, ¿es dar un sermón por una hora (o más) una vez a la semana el domingo y en otras ocasiones especiales lo que llamamos laborar en predicar y enseñar? Robert Baker, en A Summary of Christian History (Un Resumen de la Historia Cristiana), anotó, “estos líderes usualmente trabajaban para ganarse la vida y no eran apoyados financieramente por la iglesia. No se había hecho una distinción artificial entre clero y laico.”[16] La International Standard Bible Encyclopedia (Enciclopedia Bíblica Estándar Internacional) afirma que “el ministerio de la iglesia primitiva no recibía pagos. El ministerio eran titulares de un cargo, a quienes se les debía obediencia eclesial en virtud de su llamado y elección, y el haber sido puestos aparte por oración, y de pronto por imposición de manos, para el oficio sagrado; pero al mismo tiempo eran negociantes, artesanos o estaban involucrados en otros llamados seculares, y se sostenían a sí mismos . . . Si quienes ocupaban el cargo recibían una parte, era solamente por causa de su pobreza y porque estaban pendientes de las viudas, huérfanos y los más pobres. La introducción de los pagos ministeriales y la implicación de que de un ministro pago se esperaba que diera todo su tiempo al servicio de la iglesia hizo la distinción entre clero y laico más enfática. Cuando investigamos el asunto, es evidente que el hecho de que el clero sea pago complica todo; ya que los primeros en la lista son evidentemente aquellos que deben poder tomar de los fondos de la iglesia, y las viudas y huérfanos figuran como miembros de los ordenados o del clero.”[17]
Por ende, no es un requerimiento que todos los líderes locales renuncien a sus trabajos seculares y se entreguen a sí mismos exclusivamente a los asuntos de la iglesia. Sin embargo, están libres de dedicarse a sí mismos exclusivamente al ministerio de la iglesia si tienen una guía genuina personal de Dios para un ministerio extensivo más allá de la iglesia local. Es muy triste ver a muchos trabajadores cristianos sufriendo innecesariamente por finanzas debido a la perspectiva no bíblica del ministerio eclesial. Un “llamado al ministerio” es por lógica entendido automáticamente como abstinencia del trabajo secular. ¿Tenemos alguna base bíblica para esta arraigada creencia? Alex Rattray Hay observó que Pablo “definitivamente aconsejó a los ancianos de Éfeso a que se sostuvieran por sí mismos (He 20:32-35), y eso, eventualmente, fue la práctica general.”[18] Ciertamente algunos ancianos eran apoyados totalmente por la iglesia, pero esto era la excepción, no la regla.
Además, la plantación de iglesias y la multiplicación de la iglesia se vuelven difíciles si todos los pastores locales esperan depender completamente de la iglesia para su supervivencia. Más bien, deberían trabajar generalmente en el campo secular y dirigir una pequeña comunidad de creyentes. Las finanzas no son un problema mayor en una comunidad simple y pequeña en una casa, ya que los pastores pueden financiarse a sí mismos fácilmente y simultáneamente dirigir la iglesia. Sería una oportunidad maravillosa para ambos, pastores y creyentes, el apoyar a los misioneros y evangelistas itinerantes en el campo, incluyendo a los pobres y necesitados. Por ello, creemos que la iglesia en casa es un acercamiento sabio en el cual los pastores pueden ser trabajadores bi-ocupacionales, liderando pequeñas comunidades de manera efectiva.
6.- Facilidad de Acceso para los No-Creyentes
Una vez me preguntaron, “las personas ven la mezquita como un lugar santo para los Musulmanes y al templo como un lugar sagrado para los Hindúes. ¿No cree usted que es importante tener una edificación especial para los Cristianos que sea considerada sagrada?” El cristianismo es único porque la iglesia misma, toda la gente de Cristo, es el templo de Dios y cada miembro un sacerdote de Dios (1 Co 3:16, 1 Pe 2:5, 9). En nuestro intento de identificarnos con otras religiones paganas tenemos que ser cuidadosos de no perder lo que nos hace únicos. Al contextualizar el mensaje no debemos hacer concesiones hacia perspectivas no bíblicas. Frank Senn destacó muy bien que “los cristianos de los primeros siglos no tuvieron la publicidad de los cultos paganos. Ellos no tenían santuarios, templos, estatuas o sacrificios. No organizaron festivales públicos, danzas, actividades musicales o peregrinajes . . . De hecho, los cristianos de los primeros tres siglos usualmente se reunían en residencias privadas que habían sido convertidas en espacios apropiados de reunión por la comunidad cristiana . . . Esto indica la simplicidad del ritual de adoración de los primeros cristianos no debe tomarse como una señal de que sea primitivo, sino más bien como una forma de enfatizar el carácter espiritual de la adoración cristiana.”[19]
Cada estructura religiosa es vista como un lugar sagrado de un grupo religioso respectivo, y los no creyentes que pertenecen a un grupo religioso diferente se sienten muy incómodos en un lugar así. Un pastor amigo mío compartió una vez, “He formado amistades con muchos no creyentes y ellos se sienten muy cómodos al venir a mi casa. Pero si les pido que vengan a una edificación especial, de la cual la gente supone que es un santuario, les parece extremadamente incómodo venir. La casa es un buen lugar para ellos para ser invitados a venir y tener compañerismo.” Una casa es un lugar tan informal que incluso los no creyentes se sienten cómodos de venir, darse cuenta de cómo vivimos en comunidad y nos amamos unos a otros. ¿No es este amor el que identifica a los discípulos de Cristo ante el mundo, incluso dándonos una oportunidad de ser testimonio a ellos (Jn 13:35)?
Donald McGavran dijo una vez, “la congregación debería reunirse en los ambientes más naturales, a dónde los no cristianos pueden llegar con la mayor facilidad y dónde los convertidos por sí mismos llevan el servicio.”[20] No podemos esperar que los no creyentes vengan a una edificación religiosa, aunque algunas veces puedan venir ocasionalmente. La iglesia primitiva se reunía en casas y había ocasiones en las cuales también asistían los no creyentes (1 Co 14:23-24). Las casas se usaban para hospitalidad y también para las reuniones de iglesia. Michael Green mencionó, “uno de los más importantes métodos de compartir el evangelio . . . era al usar las casas.”[21] La iglesia en casa provee una atmósfera informal y amistosa para que los no creyentes permanezcan fácilmente en la reunión de la iglesia y experimenten el amor y el compañerismo de Cristo Jesús a través de Sus hijos.
7.- Persecución
Un día leía en el periódico que una iglesia había sido quemada. No me conmovió porque la iglesia, el pueblo de Dios, no había sido lastimada. Fue la edificación en la cual la iglesia usualmente se reunía, la que fue quemada. Muchos cristianos y no creyentes por igual piensan que la edificación es la iglesia, cuando en realidad es el pueblo redimido de Cristo quienes son la iglesia y el santuario de Dios. Durante los tiempos de persecución, son las edificaciones eclesiales, que son relacionadas como un lugar religioso para los cristianos, las que frecuentemente se convierten en los blancos principales de asalto. No es seguro para el pueblo de Dios reunirse en un lugar así cuando las situaciones son hostiles.
La reunión de iglesia en una casa es mucho mejor en tiempos de persecución. Esto no garantiza que la persecución no va a suceder. La iglesia primitiva se enfrentó a la persecución a pesar de reunirse en casas, y sin embargo reunirse en casas es mucho más seguro durante los tiempos de persecución que reunirse en una supuesta edificación religiosa. En muchos lugares del mundo, especialmente en países del tercer mundo, los creyentes se reúnen para compartir en una red de iglesias en casa subterráneas — pequeñas comunidades que secretamente se reúnen en las salas de los creyentes.[22]
Más allá, es interesante anotar que durante la persecución, tanto en la iglesia primitiva como hoy en día, las iglesias en casas se expanden rápidamente. Dios frecuentemente usa la persecución para doblar nuestras rodillas y poner en acción nuestros pies. La iglesia frecuentemente se vuelve activa, tanto en oración como en redes, cuando los tiempos son difíciles. Las iglesias en casa usualmente juegan un rol vital cuando las condiciones son hostiles. Las iglesias en China, así como en algunas partes de la India, están creciendo aceleradamente por medio de la red de iglesias en casa. Un reportero escribió, sobre el movimiento de iglesias en casa en China, que “es difícil estimar exactamente cuantos cristianos adoran y sirven en estas iglesias en casa. En el 2000, un reporte no confirmado afirmó que hay aproximadamente 80 millones de creyentes en el movimiento de iglesias en casa. Claramente el movimiento de Iglesias en casa ha sido la corriente principal del Cristianismo Protestante en la China.[23]
Parece que la persecución se está expandiendo rápidamente en muchos países. Los oponentes están buscando parar la obra de Cristo donde sea que esté funcionando activamente. Hay una gran necesidad de hacer la obra del Señor sabiamente en tales situaciones. Se requiere de mucha oración, mucho ánimo y mucha diligencia. El compartir de la iglesia es muy necesario para animarse unos a otros a permanecer fuertes en el Señor. Por eso creemos que reunirse como iglesia en casas es un modelo efectivo incluso durante tiempos de persecución.
8.- Alimentación y Multiplicación de Iglesias
Estaba hablando con un hombre que es miembro de una antigua iglesia que se reúne allí desde hace más de cien años. Le pregunté cortésmente, “¿Cuántas iglesias han plantado ustedes?” El dijo, creo que unas dos. Esto es porque se requiere un presupuesto financiero mayor para plantar y construir iglesias. Así el Reino de Dios no se puede extender rápidamente. La iglesia debe penetrar en la sociedad. La iglesia debería estar “centrada en ir”, no “centrada en venir.” Para que la iglesia se extienda a todo lugar de la tierra, la alimentación y multiplicación cuidadosa es esencial.
Se les dijo al primer hombre y la primera mujer, “Dad fruto y multiplicaos” (Gén 1:28), de la misma manera le es ordenado a la iglesia que se multiplique al ir y hacer discípulos de todos las naciones (Mat 28:19-20). ¿Cuál es la mejor y más eficiente manera que tiene un mayor alcance para la multiplicación de la iglesia? ¿Cuántos miembros de la iglesia están viviendo vidas infructíferas debido a una alimentación y motivación no apropiada? Reunirse en casas tiene un gran potencial para el cuidado espiritual y la multiplicación. En la medida en que el compañerismo crece fuertemente, más del tamaño requerido en una casa, la iglesia inevitablemente se multiplicará y dispersará a diferentes lugares. De esta manera, las iglesias pueden fácil y rápidamente multiplicarse por toda la ciudad o el pueblo.
Howard A. Synder observó la efectividad de iglesias multiplicadoras y describió, “No es el solo crecimiento numérico sino la multiplicación de iglesias locales la prueba de una iglesia saludable y creciente. El ideal bíblico no es ni producir una hueste de nuevos cristianos que llevan vidas independientes y separadas, ni expandir las iglesias locales existentes hasta que su membresía llegue a los miles. El patrón bíblico es formar a los nuevos convertidos en congregaciones locales y multiplicar el número de congregaciones en la medida en que se adhieren nuevos convertidos. El ministerio de Pablo y otros evangelistas del Nuevo Testamento era un ministerio de multiplicación de iglesias. Los convertidos en muchas ciudades rápidamente llegan a los miles; y sin embargo por casi doscientos años no se erigieron edificaciones eclesiales. Tal crecimiento bajo tales condiciones puede solo ser explicado como la multiplicación de pequeñas congregaciones.”[24]
Plantación de iglesias por saturación puede ser hecho de manera efectiva en un modelo como este, si trabajamos con diligencia y con la sabiduría y el poder del Espíritu Santo. La iglesia que crece solo en un lugar puede ser buena para presumir sobre los números, pero usualmente le falta un compañerismo cualitativo, cuidado espiritual y la motivación para expandirse. Conozco muchos miembros que pertenecen a una gran iglesia de “reunión de números”, pero que no tienen ninguna relación motivante con los supervisores y unos a otros. ¿El asistir los domingos a un servicio de dos horas convierte a alguien en parte del Cuerpo de Cristo? ¿Somos miembros de la iglesia solo de nombre? ¿Es ese el tipo de iglesia por el cual murió Jesús? ¿Qué significa el ser parte del Cuerpo de Cristo? ¿Estamos apasionados por expandir el Reino de Dios o por ver Su Reino crecer en un lugar?
Las iglesias que son bien alimentadas y se dispersan son aquellas que prosperan fácilmente, tanto numérica como espiritualmente. Una de las principales razones de que la iglesia primitiva prosperara grandemente es por causa de los creyentes alimentados espiritualmente que se dispersaron (He 8:1, 4, 11:19ss). La multiplicación de iglesia es más efectiva que la plantación de iglesia. Hay una gran necesidad de enfatizar más en la multiplicación de iglesias en vez de la plantación de iglesias. La multiplicación de iglesia es contagiosa. Es como un fuego en el bosque. ¿Pero cómo puede suceder esto? Wolfgang Simpson sabiamente escribió, “en las iglesias en casa, las personas son los recursos, Jesús es el programa, el compañerismo es la razón, la multiplicación es el resultado, y discipular a la vecindad la meta.”[25] Él escribió en otro lugar que “la iglesia está cambiando de regreso de ser una estructura de ‘venir’ a convertirse otra vez en una estructura de ‘ir’. Como resultado, la Iglesia necesita dejar de tratar de traer gente ‘a la iglesia,’ e iniciar con llevar la Iglesia a las personas. La misión de la Iglesia nunca se cumplirá con solo adicionar a la estructura existente; le tomará nada más que un crecimiento acelerado de la iglesia a través de la multiplicación espontánea de sí misma a áreas de la población del mundo, en dónde Cristo todavía no es conocido.”[26] Es por eso que creemos que reunirse en una casa como una pequeña comunidad crea más espacio para que la iglesia tenga un cuidado espiritual de calidad y la iglesia sea movida a multiplicarse.
9.- Discipulado y Multiplicación de Líderes
Hay una gran necesidad por la multiplicación de líderes bíblicos en las iglesias hoy en día. La multiplicación de líderes lleva a un crecimiento explosivo de Reino de Dios a través de la iglesia. Esto sucede cuando la iglesia es discipulada apropiadamente. Jesús no dijo, “vayan y tengan buenos servicios y reuniones.” Él dijo, “vayan y hagan discípulos” (Mat 28:19-20). Es discipulado es una manera íntima de equipar. La reunión de la iglesia es una oportunidad para el discipulado. Una de las maneras efectivas de vivenciar la multiplicación de líderes es al hacer discípulos.
El crecimiento de los creyentes y la multiplicación de líderes, a través del proceso del discipulado, son signos saludables de una iglesia bíblica. En la medida en que los líderes discipulen a la iglesia, la iglesia la iglesia se discipulará unos a otros y penetrará el mundo con una visión para el discipulado. Tristemente, en nuestro sistema moderno actual, el discipulado no es una tarea significativa y necesaria para la iglesia. Se supone que sea el trabajo de los centros de entrenamiento y discipulado o de las escuelas bíblicas. Dietrich Bonhoeffer acertadamente afirmó, “un cristianismo sin discipulado es siempre un cristianismo sin Cristo.”[27]
Dónde no hay discipulado, el potencial de la iglesia es sepultado y los posibles líderes permanecen sin identificar, desmotivados y por ende ignorados. ¿No sería una noticia chocante si se hiciera una encuesta sobre cómo las iglesias están discipulando, y la manera en que las iglesias están levantando y enviando líderes en un año o por lo menos en cinco años? ¿No nos dijo nuestro Señor Jesús, “La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” (Mat 9:37-38)? ¿Estamos orando, equipando, movilizando y enviando líderes al campo? ¿Cómo están las iglesias estableciendo metas y estrategias para la multiplicación de líderes?
El crecimiento de las pequeñas comunidades a través del discipulado frecuentemente resulta en el crecimiento de más líderes. Los líderes nacen y se desarrollan no por las predicaciones públicas sino debido al discipulado personal. Un mentoreo y una supervisión de calidad se manifiestan más en tales reuniones pequeñas, identificando y motivando así más líderes potenciales. Grace Wiebe correctamente destacó, “las iglesias en casa pueden ser una parte vital en levantar, entrenar y multiplicar a muchos líderes sirvientes (resultando en menos líderes quemados).”[28] En este tipo de contexto informal, hay una gran posibilidad para la multiplicación de discípulos, guiando como consecuencia a la multiplicación de líderes e iglesias. Por eso creemos que reunirse en casas es una manera efectiva para que la iglesia sea discipulada y para levantar, equipar y enviar muchos líderes.
10.- Los Pobres, Los Necesitados y Las Misiones
Una lectura cuidadosa de las Santas Escrituras revela que el dinero en la iglesia primitiva era usado en gran parte para ayudar a los pobres y necesitados.[29] Cada iglesia era autónoma y una organización social independiente. Incluso durante la mitad del segundo siglo, las colectas se tomaban principalmente para ayudar a las personas pobres y necesitadas. De acuerdo a la información encontrada en First Apology (Primera Apología) de Justino Martyr y en la Didache, el historiador de iglesia Earle E. Cairns menciona que al final del tiempo de compartir de la iglesia, “ellos finalmente tomaron una colecta para ayudar a las viudas y huérfanos, los enfermos, los prisioneros y los extranjeros. La reunión fue entonces despedida y cada persona se fue a su casa.”[30]
La iglesia primitiva también dio para las misiones. Sin embargo, muchas de las exhortaciones dadas a las iglesias sobre el dar, están enfocadas a ayudar a las personas en necesidad. Esto se ha descuidado prácticamente hoy en día. ¿Por qué hay allí un gran énfasis en ayudar a los pobres y necesitados, así como a las misiones? Pensemos - ¿Qué tanto valor tiene el predicar el evangelio a las personas mientras descuidamos el mostrar el amor y la compasión de Cristo con las obras? Juan escribió, “Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad” (1 Jn 3:17-18).
Mahatma Gandhi dijo una vez, “Hay gente tan hambrienta en el mundo que Dios no puede revelarse a ellos excepto en la forma de un pan.”[31] El evangelio de Cristo cubre ambas necesidades, las espirituales y las físicas. En Su parábola de “El Buen Samaritano,” Jesús enseñó que ‘amar a nuestro vecino’ significa ‘ayudar al necesitado’ (Luc 10:25-37). Incluso los pastores fueron exhortados por Pablo a que ayudaran a las personas en necesidad. De hecho es a ellos a quienes Pablo les dice, “Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir.’” (He 20:17, 28, 34-35).
Cuando los creyentes trajeron el dinero de las ventas de las propiedades y lo pusieron a los pies de los apóstoles, ellos lo distribuyeron entre las personas necesitadas (He 4:32-35). Es interesante anotar que la iglesia primitiva incluso vendió sus propiedades para ayudar a aquellos que estaban en gran necesidad. Las famosas palabras, “Dios ama al dador alegre” fueron escritas a la iglesia de Corintio en el contexto de ayudar a los santos de la iglesia que estaban en necesidad (2 Co 9:1, 7).
John MacArthur destacó muy bien, “el propósito principal del dar, de acuerdo a lo enseñado en el Nuevo Testamento, es para el apoyo de los santos, la iglesia. La primera obligación de un cristiano es apoyar a sus compañeros creyentes, individual y colectivamente. La primera responsabilidad financiera de la iglesia es el invertir en su propia vida y en su propia gente (véase 2 Cor. 8:1-5; 9:12-15; Fil. 4:14-16). Obviamente esta no es la única obligación económica que tenemos. La parábola del Buen Samaritano deja claro que debemos ministrar personal y financieramente a cualquiera en necesidad, independiente de su religión, cultura o circunstancia (Lucas 10:25-37). Pablo también enseña que nosotros deberíamos ‘hacer el bien a todos los hombres’ (Gál. 6:10). Pero en el mismo versículo él continúa diciendo, ‘y especialmente a aquellos que hacen parte de la familia de la fe’ (véase 1 Juan 3:17). En 2 Corintios 9:13 los apóstoles apelan por una generosa solidaridad ‘con todos.’ El apoyo a los pobres y necesitados en el mundo en el nombre del Señor es una actividad cristiana de alta prioridad de acuerdo a los estándares Escriturales.”[32] ¿Qué porcentaje del dinero levantado actualmente por la iglesia está yendo para las personas pobres y necesitadas? Incluso en el Antiguo Testamento, un diezmo especial era levantado una vez cada tres años para ayudar a los huérfanos, las viudas y otras personas pobres (Dt 14:28-29). ¿Cómo se usan los diezmos de las iglesias hoy en día?
Se dice que la mayoría del dinero hoy en día es generalmente usado para el mantenimiento y la administración, con menos dinero yendo hacia las misiones. En muchas iglesias, no existe ninguna consideración especial para ayudar a los pobres y necesitados. ¿Son ambos, los pobres y las misiones, una prioridad en el presupuesto financiero de las iglesias tradicionales? ¿Qué porcentaje del dinero recogido por la iglesia tradicional va para ayudar a los necesitados y las misiones? Los autores del Life Application Bible Commentary (Comentario Bíblico de Aplicación de Vida) en el Evangelio de Marcos, advirtieron, “si nuestras iglesias gastan grandes sumas en sus edificaciones físicas e ignoran las misiones, el evangelismo y el cuidado de los pobres, ellas también caerán bajo el juicio de Dios.”[33] Ya que reunirse en una casa es un modelo simple (lo que significa, que no se requiere dinero para edificaciones y su mantenimiento), el dinero puede ser usado para ayudar a los pobres y necesitados, incluyendo el apoyo a las misiones.
Palabras Finales
Para justificar sus prácticas, muchos de forma ignorante y poco razonable se oponen a esta enseñanza (como yo alguna vez lo hice) sin un estudio y un examen cuidadoso de cómo funcionaba la iglesia primitiva. No hay muchas cosas buenas que decir sobre la iglesia moderna hoy. Se requiere una reforma para ayudar al pueblo de Dios a funcionar más efectiva y bíblicamente. El reunirse en casas no es una solución perfecta en la cual nunca tendremos ningún tipo de problemas. Solamente es un acercamiento mejor y más efectivo. Al decir esto, me refiero a que tiene más ventajas y menos desventajas. Claro que los problemas que suceden, basados en diferentes situaciones, lugares y culturas, deben ser tratados en oración y sabiamente, de acuerdo a la sabiduría del Espíritu Santo y con el consejo de personas de Dios experimentadas.
Así mismo, que el lector no yerre en pensar que la iglesia está confinada a reunirse en una casa. Puede reunirse también en una oficina, un pasillo, un salón de clases, una cabaña, una carpa, etc. siempre y cuando el tamaño de la comunidad sea lo suficientemente pequeño para que la participación de cada miembro sea posible y movilizada. La estructura no es tan importante como lo es el funcionar de la iglesia. Este capítulo de hecho se podría titular, “Diez Razones para las Comunidades Pequeñas.” Ya que la casa es un lugar informal en el cual la gente generalmente se puede reunir en comunidades pequeñas, lo he usado frecuentemente en este capítulo. El pueblo de Cristo es libre de reunirse donde quiera que lo sientan conveniente y sin embargo funcionen de acuerdo al patrón de la iglesia del Nuevo Testamento.
Finalmente, que nunca olvidemos que cualquier paradigma eclesial es débil y le falta vida sin el empoderamiento del Espíritu Santo. Es Espíritu de Dios es la vida de la iglesia; sin Él cualquier iglesia está muerta. Busquemos ser revestidos con el poder de lo alto mientras constantemente buscamos establecer Su Reino en la tierra. ¡Que el Señor sea derramando abundantemente de Su Espíritu sobre Su Cuerpo, la iglesia!
Cierro este capítulo con un comentario digno de ser contemplado por el comentarista Anglicano David Prior. Él escribió, “es mejor estar preocupado por la calidad que por la cantidad: un diamante miniatura es por mucho más valioso que toda una carga de piedras. Es por esta razón que vamos a trabajar con grupos y pequeñas comunidades en vez de hacerlo con grandes multitudes . . . solo nos preocupan las comunidades pequeñas compuestas de personas que saben que ellos son la Iglesia. Es con ellos que vamos a establecer la obra de extensión del Evangelio, de proclamar en palabra y hechos que Cristo vino para liberarnos de la miseria y la opresión, bien sea espiritual o material. Trabajar en grupos pequeños vale por mucho más la pena. Una cucharadita de azúcar disuelta en una pequeña taza endulza el café, y eso es lo mismo con el Evangelio en una comunidad pequeña. Pero ponga la misma cucharadita de azúcar dentro de una gran jarra de café, y su sabor sencillamente se pierde.”[34]
Notas:
[1] David Watson, I Believe in the Church (Great Britain: Hodder & Stoughton, 1978), 121.
[2] Robert Banks, Paul’s Idea of Community (Massachusetts: Hendrickson Publishers), 90.
[3] Watson, 117.
[4] William Barclay, The Letters to the Corinthians, Revised Edition (Westminster Press, 1977), 135.
[5] Ronald Sider, Rich Christians in an Age of Hunger (Illinois: Inter-Varsity Press, 1977), 190-191.
[6] Robert & Julia Banks, The Church Comes Home (Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 1998), 84.
[7] Tomado de un artículo no publicado, “Services Versus Service.”
[8] Michael Green, Evangelism Now & Then (Illinois: InterVarsity Press, 1979), 103-104.
[9] Pablo menciona el problema en 1 Co 11:20-21 y finalmente da la solución en los versículos 33-34.
[10] J. I. Packer and Merrill C. Tenney, Illustrated Manners and Customs of the Bible (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1980), 540-541.
[11] Frank Viola, Pagan Christianity (Present Testimony Ministry, 2002), 99.
[12] John Havlik, People Centered Evangelism (Nashville: Broadman Press, 1971), 47.
[13] Robert Fitts, The Church in the House (Salem, OR: Preparing the Way Publishers, 2001), 18.
[14] He 11:30; 15:2, 4, 6, 22, 23; 14:23; 20:17-28; Fil 1:1; 1 Tes 5:12-13; 1 Tim 4:14; 5:17; Tito 1:5; Stg 5:14; 1 Pe 5:1-3; Heb 13:7, 17, 24.
[15] Gordon Fee, Gospel and Spirit (Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 1991), 139.
[16] Robert Baker, A Summary of Christian History (Nashville, Tennessee: Broadman & Holman Publishers, 1994), 11.
[17] Power Bible CD [CD-Rom] V4.5. Bronson: Online Publishing, 1999-2005.
[18] Alex Rattray Hay, The New Testament Order for Church and Missionary (1947), 299.
[19] Christian Liturgy, 53.
[20] Fitts, 18.
[21] Michael Green, Evangelism in the Early Church (1970), 207.
[22] www.bibleleague.org/church/planting/china.php
[23] Eternal Perspective Ministries, www.epm.org/articles/Chinesetorture.htm
[24] Howard Synder, The Community of the King (Illinois: Inter-Varsity Press, 1978), 122.
[25] Wolfgang Simpson, Houses that Change the World (Chennai, India: Mission Educational Books, 1998), 142.
[26] Ibid, 21-22.
[27] www.choosethelife.com/041100_article.html
[28] The Network for Strategic Missions, www.strategicnetwork.org/index.php?loc=kb&view=v&id=8614&fto=1269&
[29] He 2:45; 4:32-37; 6:1-4; 9:36; 20:34-35; Ro 12:13; 1 Co 16:1-3, 15; 2 Co 8:1-5; 9:1-2, 7; Gál 2:6-10; 6:9-10; Fil 7; Tito 3:8; Heb 6:10-11, 13:2-3, 15-16; Stg 1:27; 2:15-17; 1 Pe 4:9; 1 Jn 3:16-18.
[30] Earle E. Cairns, Christianity Through The Centuries (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1996), 84.
[31] Wheel Words, www.texaschapbookpress.com/wheelwords.htm.
[32] John MacArthur, The MacArthur New Testament Commentary 1 Corinthians (Printed in India: 1984 by The Moody Bible Institute of Chicago), 451.
[33] Bruce B. Baton, et al., Life Application Bible Commentary on Mark (Illinois: Tyndale House Publishers, Inc., 1994), 319.
[34] David Prior, The Church in the Home (Great Britain: Marshall Morgan and Scott Marshall Pickering, 1983), 163-164.
Fuente:
10 Razones para iglesias en casa
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El evangelista anglicano David Watson observó que “durante los primeros dos siglos la iglesia se reunió en grupos pequeños en las casas de sus miembros, además de reuniones especiales en lugares de enseñanza pública o plazas de mercado, dónde la gente podía reunirse en números más grandes. Significativamente estos dos primeros siglos marcaron el más poderoso y vigoroso avance de la iglesia, que posiblemente nunca se ha visto igualado. La falta de edificaciones eclesiales no fue impedimento para la rápida expansión de la iglesia; en cambio, en comparación a la situación después de 200 DC, parece haber sido una ayuda positiva”[1]
Es obvio del Nuevo Testamento que las primeras iglesias generalmente se reunían en casas (He 2:46, Ro 16:3, 5, 1 Co 16:19, Col. 4:15, Flm 12). Hubo una expansión masiva de la iglesia universal cuando se reunían regular y localmente como pequeñas comunidades. El mover del Espíritu Santo fue espectacular en y a través de estas pequeñas comunidades de la iglesia primitiva. Estas pequeñas comunidades fueron como dinamita en sus localidades. Cada miembro parecía estar activo en el Cuerpo de Cristo en la medida en que se reunían juntos en las casas privadas, y el Reino de Dios se había expandido poderosamente a través de todo el pueblo de Dios.
¿Debemos nosotros reunirnos en casas, simplemente porque la iglesia primitiva se reunía así? ¿Está mal reunirse en una edificación? ¡Ciertamente no! La iglesia primitiva no contaba con vehículos para viajar rápido, seminarios con sistemas audiovisuales, guitarras, teléfonos, computadoras, etc., ¿pero significa eso que no debemos usarlas? Nosotros no nos reunimos en casas, teniendo un enfoque cerrado, solamente porque la iglesia primitiva se reunía así. Hay muchas buenas razones para entender por qué reunirse en casas es una buena decisión, ayudándonos especialmente a funcionar bíblicamente. Las siguientes son las diez razones por las cuales reunirse en casas es una estrategia efectiva para una iglesia sana.
1.- Ministerio Unos a Otros
Hace un tiempo atrás recibí un artículo sobre crecimiento eclesial titulado “Convirtiendo a los Visitantes en Asistentes.” ¡Me pregunto dónde en la Santa Biblia dice algo sobre asistir a la iglesia! De acuerdo a las Santas Escrituras la iglesia se entiende como creyentes funcionando que participan activamente en la edificación del Cuerpo de Cristo. Pensando bíblicamente, hay una gran necesidad de mensajes que tengan que ver con “Convirtiendo Asistentes en Participantes.” La iglesia no tiene que ver con asistir a servicios formales con pasividad; no es un programa, sino personas. No es ir al servicio, sino servirse unos a otros. Tiene que ver con una relación íntima unos con otros. Tiene que ver con animarse activamente unos a otros. Se trata de funcionar de manera interdependiente para la edificación de todos. Desafortunadamente, en la estructura y el orden de la iglesia hoy, frecuentemente pasamos por alto el verdadero propósito de la iglesia reunida — el compañerismo y ánimo de los unos a los otros (Heb 10:25).
Robert Banks escribió, “El propósito de la iglesia es el crecimiento y la edificación de sus miembros hacia Cristo y hacia una vida en común a través de su ministerio de los unos a los otros dado por Dios (1 Cor. 14:12, 19, 26).”[2] Desafortunadamente en nuestros días, en fuerte contraste a las reuniones de la iglesia neo-testamentaria, el significado de cada miembro funcionando en el Cuerpo de Cristo se ha perdido prácticamente. La teología del sacerdocio de todos los santos parece solo existir en teoría. La iglesia ha regresado al antiguo montaje judaico y católico romano, que alimenta la prevalente pasividad. Es triste que las edificaciones actuales de iglesia funcionalmente asemejan templos, los pastores mandan como sacerdotes y el patrón de la iglesia neo-testamentaria ha sido descartado a favor del sistema de templo de Antiguo Testamento. David Watson observa correctamente, “Siempre desde que los símbolos del Antiguo Testamento se cumplieron en Cristo y en Su iglesia, la iglesia se ha enfrentado a constantes tentaciones de volver a traer las instituciones que Cristo cumplió y removió; y ella, en gran manera, ha caído en esas tentaciones.”[3]
Hay una gran necesidad de reformación en nuestra iglesia hoy, que restaure el significado y el funcionamiento sacerdotal de cada miembro en el Cuerpo de Cristo. Se dijo que la iglesia primitiva era de comunión “unos con otros”, no un servicio de “un hombre sirve a los demás”. Por causa de la falta del ministerio de cada miembro, la iglesia no solamente está en un estado pasivo, sino que también muchos líderes están sufriendo de estrés y quemados. Se supone que la iglesia sea un equipo, en el cual todos trabajan juntos por su crecimiento, y no una audiencia. Los líderes son llamados, no a modelar “ministerios de súper estrellas”, sino a motivar “el ministerio de cada miembro” (Ef 4:11-12). ¿Encontramos en la iglesia primitiva a un hombre teniendo la función dominante? ¿Existe un balance entre enseñar y la participación de cada miembro en la reunión típica de iglesia de hoy en día?
¿Cómo están motivando los líderes de la iglesia a cada miembro para funcionar activamente en el Cuerpo de Cristo y efectivamente ser testigos para el mundo? ¿Existe el privilegio y la motivación a cada miembro para participar durante la reunión de la iglesia? William Barclay escribe sobre las reuniones de la iglesia primitiva, “La cosa realmente notable sobre un servicio de la iglesia primitiva debió haber sino que prácticamente todos venían sintiendo que tenían tanto el privilegio como la obligación de contribuir con algo a ella.”[4] Parece que hemos perdido el reconocimiento sagrado de que cada miembro en el Cuerpo de Cristo es un instrumento precioso, potencial y poderoso del Espíritu Santo. En la iglesia primitiva el ministrar le pertenecía a todo el pueblo de Dios.
En su retador libro Rich Christians in an Age of Hunger (Cristianos Ricos en una Era de Hambre), Ronald J. Sider dio en el punto. El dijo, “la iglesia primitiva fue capar de desafiar los decadentes valores de la civilización romana precisamente porque experimentaba la realidad de la comunión cristiana de una manera poderosa . . . la comunión cristiana significaba una disponibilidad incondicional hacia y una responsabilidad ilimitada por los otros hermanos y hermanas - emocional, financiera y espiritualmente. Cuando uno de los miembros sufría, todos ellos sufrían. Cuando uno se regocijaba, todos ellos se regocijaban (1 Cor. 12:26). Cuando una persona o iglesia pasaban por problemas económicos, los demás compartían sin reservas. Y cuando un hermano o hermana caía en pecado, los demás gentilmente restauraban a la persona extraviada (Mat. 18:15-17; 1 Cor. 5; 2 Cor. 2:5-11; Gal. 6:1-3). Los hermanos y hermanas estaban disponibles los unos para los otros, siendo responsables unos con otros y rindiendo cuentas unos a otros. La iglesia primitiva, lógicamente, no siempre vivió completamente la visión neotestamentaria del Cuerpo de Cristo. Hubo lapsos trágicos. Pero la red de pequeñas iglesias en casas que se disgregó por todo el Imperio Romano experimentó su unidad en Cristo tan vividamente que fueron capaces de desafiar y eventualmente conquistar una civilización pagana poderosa. La abrumadora mayoría de iglesias hoy, sin embargo, no provee el contexto en el que hermanos y hermanas se puedan motivar, amonestar y discipular unos a otros. Desesperadamente necesitamos nuevos contextos y estructuras para cuidar los unos de los otros en amor.”[5]
Necesitamos entender que las estructuras y los sistemas existen con un propósito; no son el fin en sí mismos. Existe una gran necesidad en nosotros de tener estructuras y sistemas en una forma en que beneficie el funcionamiento efectivo de la iglesia. Reunirse en casas facilita mucho la participación, interacción, discusión y el ministrarse unos a otros. También, es en tal contexto que enseñar puede ser hecho más como un diálogo que a manera de monologo; es mucho más penetrante y totalmente efectivo.
Para funcionar tan efectivamente como la iglesia primitiva funcionó, la estructura, el tamaño y el sistema importan mucho. La estructura debe ser informal, el tamaño de la comunidad debe ser pequeño y el sistema u orden debe ser flexible. Ya que la participación y el ministerio de cada miembro era valorado y motivado altamente en la iglesia primitiva, una casa es un buen contexto en el cual cada persona puede confortablemente contribuir y funcionar para la edificación de todo el Cuerpo de Cristo.
2.- Intimidad y Rendimiento de Cuentas
La Palabra de Dios revela que una iglesia es una familia de Dios y que somos miembros de la familia de Dios (Ef 2:19, 1 Tim 3:15, Gál 6:10). Como la iglesia es una familia, todos tienen la responsabilidad hacia el cuidado de todos los miembros. Pablo escribió, “Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él” (1 Co 12:26). ¿Cómo se supone que esto suceda en una iglesia si no estamos entrelazados juntos como una familia? ¿Cuántos creyentes están muriéndose espiritualmente de hambre debido a la falta de un buen compañerismo? Aunque nos reunimos juntos físicamente, ¿no hay un sentido de falta de intimidad y rendimiento de cuentas entre unos y otros? ¿Realmente estamos andando en amor con relaciones íntimas? Los primeros creyentes estaban tan cercanamente entrelazas juntos como familia, que fueron falsamente acusados de ser inmorales e incestuosos (porque se llamaban unos a otros hermanos y hermanas, tenían fiestas de amor y se saludaban unos a otros con un beso santo).
Existe una necesidad de cultivar una atmósfera de familia en la reunión de iglesia, más que un ambiente sobrio y formal. La iglesia no es un servicio religioso, sino una unidad familiar. ¿Ven los creyentes la iglesia como una familia, teniendo un sentir de que pertenecen a esa familia? ¿Hay una atmósfera familiar cuando nos reunimos juntos como iglesia? ¿No nos damos cuenta de la necesidad de enfatizar las relaciones y el compañerismo entre los unos y los otros? Pareciera que solo tenemos buenos servicios sin un genuino compañerismo. ¿Cómo podemos de manera práctica generar tal compañerismo íntimo cuando la iglesia se reúne? En un capítulo titulado ‘Small Is Beautiful’ (Pequeño es Bonito), el prolífico autor Robert Banks escribió, “El tener iglesia en casa nos permite llegar a conocer, amar y servirle a un grupo manejable de personas, quienes llegarán a conocernos, amarnos y servirnos también. En un grupo tal gradualmente podemos ir quitándonos las máscaras que cargamos en público y empezar a compartir nuestras debilidades, dudas y temores al igual que nuestras fortalezas, seguridades y habilidades. De esa manera empezamos a superar la irónica situación de ser menos abiertos y menos honestos en la iglesia que en otro sitio. En los grupos pequeños en casas aprendemos a dar y recibir, a ensenar y comprender, a llevar las cargas de los otros y recibir ayuda de los nuestros, a amar y ser amados. En tal grupo podemos convertirnos más como Cristo y apoyar a otros para volverse también más como Cristo. Al hacerlo así desarrollamos una actitud, un carácter y una manera de operar común parecida a Cristo. Nos integramos en Cristo más cercana y más firmemente.”[6]
En una comunidad pequeña, la intimidad y el rendimiento de cuentas se vuelve relativamente factible y viable. El nivel de la espiritualidad de cada uno se vuelve obvio en las pequeñas comunidades, permitiendo así más espacio para animarse unos a otros de manera que ninguno sea endurecido por el engaño del pecado (Heb 3:13). Podemos relacionarnos unos a otros íntimamente, conocernos unos a otros, compartir unos con otros, exhortarnos unos a otros y estimularnos unos a otros al amor y las buenas obras (Heb 10:24, 25). Gerald Oliver instaba a la iglesia, “Es tiempo de que todos se involucren en grupos pequeños que están unidos juntos por amor, que oran, estudian la Biblia, tienen compañerismo y en donde cada miembro rinde cuentas por las 168 horas de cada semana.”[7] El privilegio de excitar a la intimidad y al rendimiento de cuentas unos con otros puede practicarse muy bien en este tipo de comunidades pequeñas. Creemos que un lugar informal como una casa es un lugar efectivo para practicar todos los puntos mencionados anteriormente.
3.- La Cena del Señor
Michael Green apuntó que “comunión (esto es, la Cena del Señor) en aquellos días era mucho más una comida que lo que es hoy en día, y una oportunidad para mucha adoración y compañerismo informal. El tiempo de la comida era llamado un agape, una fiesta de amor, y en tiempos posteriores cayó en desuso por causa del mucho abuso.”[8] Sin embargo, Pablo no le puso fin a la comida por causa del abuso en la iglesia de Corintio. En cambio, él les enseñó sobre la correcta participación en la Cena del Señor.[9] La Cena del Señor es una práctica significativa para la iglesia reunida porque dirige nuestro enfoque tanto hacia la relación vertical (recordatorio de la muerte del Señor y Su venida) como hacia la relación horizontal (compañerismo con los creyentes como familia).
Ya antes en este libro se destacó que la iglesia primitiva se reunía como una familia, celebrando la Cena del Señor en el contexto de una comida comunal de compañerismo, recordando la muerte del Señor, recordándole al Señor Su venida y regocijándose por unirles como un cuerpo y una familia. Con respecto a la Cena del Señor, J.I. Packer y Merrill C. Tenney escribieron en Illustrated Manners and Customs of the Bible (Maneras y Costumbres Ilustradas de la Biblia)que “los primeros cristianos tomaban la comida simbólica de la Cena del Señor para conmemorar la Última Cena, en la cual Jesús y Sus discípulos guardaron la fiesta tradicional de la Pascua Judía. Los temas de los dos eventos eran el mismo. En la Pascua, los judíos se regocijan, de que Dios les haya liberado de sus enemigos y miran con expectativa hacia su futuro como hijos de Dios. En la Cena del Señor, los cristianos celebran cómo Jesús les liberó del pecado y expresan su esperanza por el día cuando Cristo regrese (1 Co. 11:26). Al principio, la Cena del Señor era una comida completa que los cristianos compartían en sus casas. Cada huésped traía un plato de comida para la mesa común. La comida comenzaba con oración común el comer de pequeños bocados de un solo molde de pan que representaba el cuerpo partido de Cristo. La comida terminaba con otra oración y el compartir de una copa de vino, que representaba la sangre derramada por Cristo.”[10] Es difícil tener la Cena del Señor como una comida familiar en una reunión grande e impersonal y en una estructura formal. Una casa es el lugar ideal para celebrar la Cena del Señor de manera significativa.
4.- Iglesia Simple
Reunirse como iglesia en una casa es tan simple como lo sea. No se requiere de mucho dinero para desarrollar este tipo de plantación de iglesias. Como con la iglesia primitiva, una simple casa es suficiente para el compartir de la iglesia. El dinero se ha convertido en el factor principal en muchos ministerios hoy en día. Se ha convertido en un asunto mayor, en tema de conversación y fuente de conflictos. Sin mucho dinero parece haberse vuelto prácticamente imposible de hacer la obra del Señor. Sin embargo, cuando examinamos la iglesia primitiva, el dinero no era para nada un asunto primario. Los primeros discípulos plantaban Iglesias en casas, tenían reuniones simples en hogares y se multiplicaban en otras casas en la medida en que su compañerismo crecía.
En naciones como India (dónde yo vivo), comprar un pedazo de tierra y levantar una edificación no es algo fácil. La mayoría de edificaciones eclesiales acá son construidas con la ayuda de fondos del extranjero. Una acusación a la cual se enfrentan frecuentemente los trabajadores cristianos, por parte de los no creyentes, es que el ministerio y la conversión cristiana se hacen a través y por el dinero que viene del exterior. Esos ministerios realmente están en riesgo de depender de fondos extranjeros. Las primeras iglesias generalmente eran comunidades autóctonas, pero cuando había una necesidad ellas estaban la una con la otra y se ayudaban unas con otras. Bendecida es la nación en la cual la mayoría de sus iglesias y ministerios han crecido sobre el concepto del auto-sostenimiento, la auto-propagación y el auto-gobierno.
Al hacer un ministerio de plantación de iglesias, si seguimos el actual modelo costoso, en el cual se requiere mucho dinero para la edificación (que se usa solo de vez en cuando), su mantenimiento y los salarios, es altamente difícil plantar numerosas iglesias. Muchos suponen que no hay iglesia sin una edificación sagrada. Es triste ver cómo el punto de vista del Nuevo Testamento de la iglesia y el templo están distorsionados por la idolatría a una edificación como el lugar sagrado de Dios y el volver a coser la cortina del templo del Antiguo Testamento que fue rasgada por la obra completa de Cristo en la cruz (Mat 27:51). Arthur Wallis dijo, “En el Antiguo Testamento, Dios tenía un santuario para Su pueblo; en el Nuevo, Dios tiene a su pueblo como un santuario.”[11] A través de Cristo Jesús, nosotros mismos somos el templo de Dios y la iglesia de Dios (1 Co 3:16, He 20:28). Pongámosle cuidado a las penetrantes palabras de John Havlik: “La iglesia nunca es un lugar, sino siempre personas; nunca un aprisco sino siempre un rebaño; nunca una edificación sagrada pero siempre una asamblea creyente. La iglesia eres tú que oras, no en dónde oras. Una estructura de ladrillos o mármol no puede ser mas iglesia que los que unos vestidos de sayal o satín pueden ser tú. En este mundo no hay nada sagrado sino el hombre, ningún santuario del hombre sino el alma.”[12]
Por ende, aunque no hay nada de malo en tener una edificación especial, no es un requerimiento para la reunión de la iglesia ya que podemos reunirnos simplemente en casas como lo hacía la iglesia primitiva. He visto como los trabajadores cristianos corren de un lado para otro pidiendo por dinero para la construcción de una edificación eclesial. Algunos incluso le piden a no creyentes para tal tarea. Se ha traído mucha desgracia al nombre del Señor por causa del énfasis de los predicadores en dinero para ser dado a sus ministerios. De esta forma, no vamos a lograr mucho para el Señor.
Donald McGavran, quién es considerado un experto en crecimiento eclesial, destacó que “obtener un lugar para reunirse no debería colocar una carga financiera a la pequeña congregación. La iglesia en casa cumple efectivamente con todos esos requerimientos. Las iglesias en casa siempre deben ser consideradas, tanto para la plantación inicial como para la extensión posterior.”[13] Para hacer plantación de iglesias por saturación, en dónde las ciudades y pueblos son llenas de iglesias, necesitamos una estrategia simple. Reunirse como iglesia en casas es un método simple y efectivo.
5.- Líderes Bi-Vocacionales o Bi-ocupacionales
Del patrón de la iglesia primitiva aprendemos que los pastores o supervisores de la iglesia surgían de la misma comunidad de la iglesia (He 14:23, 2 Tim 2:2, Tito 1:5). Eran de cosecha propia, teniendo y operando bajo una pluralidad de liderazgo en cada iglesia.[14] El liderazgo de la iglesia primitiva era de dos tipos — local e itinerante.[15] Hoy en día el ministerio está confinado a trabajadores de tiempo completo sin labor secular. Sin embargo, cuando exploramos la iglesia del Nuevo Testamento, los líderes locales eran generalmente trabajadores bi-vocacionales y los líderes itinerantes eran sostenidos financieramente.
Siendo líderes locales, los pastores eran generalmente trabajadores bi-ocupacionales. Pablo, a pesar de ser trabajador itinerante, se puso a sí mismo como ejemplo para otros al trabajar con sus propias manos (He 20:17, 33-35; 1 Tes 4:11-12, 2 Tes 3:6-12). Claro que hay excepciones en las cuales algunos son dignos de recibir hospitalidad y ofrendas voluntarias por causa de su labor en predicar y enseñar (1 Tim 5:17). Mirando la situación de hoy en día, ¿es dar un sermón por una hora (o más) una vez a la semana el domingo y en otras ocasiones especiales lo que llamamos laborar en predicar y enseñar? Robert Baker, en A Summary of Christian History (Un Resumen de la Historia Cristiana), anotó, “estos líderes usualmente trabajaban para ganarse la vida y no eran apoyados financieramente por la iglesia. No se había hecho una distinción artificial entre clero y laico.”[16] La International Standard Bible Encyclopedia (Enciclopedia Bíblica Estándar Internacional) afirma que “el ministerio de la iglesia primitiva no recibía pagos. El ministerio eran titulares de un cargo, a quienes se les debía obediencia eclesial en virtud de su llamado y elección, y el haber sido puestos aparte por oración, y de pronto por imposición de manos, para el oficio sagrado; pero al mismo tiempo eran negociantes, artesanos o estaban involucrados en otros llamados seculares, y se sostenían a sí mismos . . . Si quienes ocupaban el cargo recibían una parte, era solamente por causa de su pobreza y porque estaban pendientes de las viudas, huérfanos y los más pobres. La introducción de los pagos ministeriales y la implicación de que de un ministro pago se esperaba que diera todo su tiempo al servicio de la iglesia hizo la distinción entre clero y laico más enfática. Cuando investigamos el asunto, es evidente que el hecho de que el clero sea pago complica todo; ya que los primeros en la lista son evidentemente aquellos que deben poder tomar de los fondos de la iglesia, y las viudas y huérfanos figuran como miembros de los ordenados o del clero.”[17]
Por ende, no es un requerimiento que todos los líderes locales renuncien a sus trabajos seculares y se entreguen a sí mismos exclusivamente a los asuntos de la iglesia. Sin embargo, están libres de dedicarse a sí mismos exclusivamente al ministerio de la iglesia si tienen una guía genuina personal de Dios para un ministerio extensivo más allá de la iglesia local. Es muy triste ver a muchos trabajadores cristianos sufriendo innecesariamente por finanzas debido a la perspectiva no bíblica del ministerio eclesial. Un “llamado al ministerio” es por lógica entendido automáticamente como abstinencia del trabajo secular. ¿Tenemos alguna base bíblica para esta arraigada creencia? Alex Rattray Hay observó que Pablo “definitivamente aconsejó a los ancianos de Éfeso a que se sostuvieran por sí mismos (He 20:32-35), y eso, eventualmente, fue la práctica general.”[18] Ciertamente algunos ancianos eran apoyados totalmente por la iglesia, pero esto era la excepción, no la regla.
Además, la plantación de iglesias y la multiplicación de la iglesia se vuelven difíciles si todos los pastores locales esperan depender completamente de la iglesia para su supervivencia. Más bien, deberían trabajar generalmente en el campo secular y dirigir una pequeña comunidad de creyentes. Las finanzas no son un problema mayor en una comunidad simple y pequeña en una casa, ya que los pastores pueden financiarse a sí mismos fácilmente y simultáneamente dirigir la iglesia. Sería una oportunidad maravillosa para ambos, pastores y creyentes, el apoyar a los misioneros y evangelistas itinerantes en el campo, incluyendo a los pobres y necesitados. Por ello, creemos que la iglesia en casa es un acercamiento sabio en el cual los pastores pueden ser trabajadores bi-ocupacionales, liderando pequeñas comunidades de manera efectiva.
6.- Facilidad de Acceso para los No-Creyentes
Una vez me preguntaron, “las personas ven la mezquita como un lugar santo para los Musulmanes y al templo como un lugar sagrado para los Hindúes. ¿No cree usted que es importante tener una edificación especial para los Cristianos que sea considerada sagrada?” El cristianismo es único porque la iglesia misma, toda la gente de Cristo, es el templo de Dios y cada miembro un sacerdote de Dios (1 Co 3:16, 1 Pe 2:5, 9). En nuestro intento de identificarnos con otras religiones paganas tenemos que ser cuidadosos de no perder lo que nos hace únicos. Al contextualizar el mensaje no debemos hacer concesiones hacia perspectivas no bíblicas. Frank Senn destacó muy bien que “los cristianos de los primeros siglos no tuvieron la publicidad de los cultos paganos. Ellos no tenían santuarios, templos, estatuas o sacrificios. No organizaron festivales públicos, danzas, actividades musicales o peregrinajes . . . De hecho, los cristianos de los primeros tres siglos usualmente se reunían en residencias privadas que habían sido convertidas en espacios apropiados de reunión por la comunidad cristiana . . . Esto indica la simplicidad del ritual de adoración de los primeros cristianos no debe tomarse como una señal de que sea primitivo, sino más bien como una forma de enfatizar el carácter espiritual de la adoración cristiana.”[19]
Cada estructura religiosa es vista como un lugar sagrado de un grupo religioso respectivo, y los no creyentes que pertenecen a un grupo religioso diferente se sienten muy incómodos en un lugar así. Un pastor amigo mío compartió una vez, “He formado amistades con muchos no creyentes y ellos se sienten muy cómodos al venir a mi casa. Pero si les pido que vengan a una edificación especial, de la cual la gente supone que es un santuario, les parece extremadamente incómodo venir. La casa es un buen lugar para ellos para ser invitados a venir y tener compañerismo.” Una casa es un lugar tan informal que incluso los no creyentes se sienten cómodos de venir, darse cuenta de cómo vivimos en comunidad y nos amamos unos a otros. ¿No es este amor el que identifica a los discípulos de Cristo ante el mundo, incluso dándonos una oportunidad de ser testimonio a ellos (Jn 13:35)?
Donald McGavran dijo una vez, “la congregación debería reunirse en los ambientes más naturales, a dónde los no cristianos pueden llegar con la mayor facilidad y dónde los convertidos por sí mismos llevan el servicio.”[20] No podemos esperar que los no creyentes vengan a una edificación religiosa, aunque algunas veces puedan venir ocasionalmente. La iglesia primitiva se reunía en casas y había ocasiones en las cuales también asistían los no creyentes (1 Co 14:23-24). Las casas se usaban para hospitalidad y también para las reuniones de iglesia. Michael Green mencionó, “uno de los más importantes métodos de compartir el evangelio . . . era al usar las casas.”[21] La iglesia en casa provee una atmósfera informal y amistosa para que los no creyentes permanezcan fácilmente en la reunión de la iglesia y experimenten el amor y el compañerismo de Cristo Jesús a través de Sus hijos.
7.- Persecución
Un día leía en el periódico que una iglesia había sido quemada. No me conmovió porque la iglesia, el pueblo de Dios, no había sido lastimada. Fue la edificación en la cual la iglesia usualmente se reunía, la que fue quemada. Muchos cristianos y no creyentes por igual piensan que la edificación es la iglesia, cuando en realidad es el pueblo redimido de Cristo quienes son la iglesia y el santuario de Dios. Durante los tiempos de persecución, son las edificaciones eclesiales, que son relacionadas como un lugar religioso para los cristianos, las que frecuentemente se convierten en los blancos principales de asalto. No es seguro para el pueblo de Dios reunirse en un lugar así cuando las situaciones son hostiles.
La reunión de iglesia en una casa es mucho mejor en tiempos de persecución. Esto no garantiza que la persecución no va a suceder. La iglesia primitiva se enfrentó a la persecución a pesar de reunirse en casas, y sin embargo reunirse en casas es mucho más seguro durante los tiempos de persecución que reunirse en una supuesta edificación religiosa. En muchos lugares del mundo, especialmente en países del tercer mundo, los creyentes se reúnen para compartir en una red de iglesias en casa subterráneas — pequeñas comunidades que secretamente se reúnen en las salas de los creyentes.[22]
Más allá, es interesante anotar que durante la persecución, tanto en la iglesia primitiva como hoy en día, las iglesias en casas se expanden rápidamente. Dios frecuentemente usa la persecución para doblar nuestras rodillas y poner en acción nuestros pies. La iglesia frecuentemente se vuelve activa, tanto en oración como en redes, cuando los tiempos son difíciles. Las iglesias en casa usualmente juegan un rol vital cuando las condiciones son hostiles. Las iglesias en China, así como en algunas partes de la India, están creciendo aceleradamente por medio de la red de iglesias en casa. Un reportero escribió, sobre el movimiento de iglesias en casa en China, que “es difícil estimar exactamente cuantos cristianos adoran y sirven en estas iglesias en casa. En el 2000, un reporte no confirmado afirmó que hay aproximadamente 80 millones de creyentes en el movimiento de iglesias en casa. Claramente el movimiento de Iglesias en casa ha sido la corriente principal del Cristianismo Protestante en la China.[23]
Parece que la persecución se está expandiendo rápidamente en muchos países. Los oponentes están buscando parar la obra de Cristo donde sea que esté funcionando activamente. Hay una gran necesidad de hacer la obra del Señor sabiamente en tales situaciones. Se requiere de mucha oración, mucho ánimo y mucha diligencia. El compartir de la iglesia es muy necesario para animarse unos a otros a permanecer fuertes en el Señor. Por eso creemos que reunirse como iglesia en casas es un modelo efectivo incluso durante tiempos de persecución.
8.- Alimentación y Multiplicación de Iglesias
Estaba hablando con un hombre que es miembro de una antigua iglesia que se reúne allí desde hace más de cien años. Le pregunté cortésmente, “¿Cuántas iglesias han plantado ustedes?” El dijo, creo que unas dos. Esto es porque se requiere un presupuesto financiero mayor para plantar y construir iglesias. Así el Reino de Dios no se puede extender rápidamente. La iglesia debe penetrar en la sociedad. La iglesia debería estar “centrada en ir”, no “centrada en venir.” Para que la iglesia se extienda a todo lugar de la tierra, la alimentación y multiplicación cuidadosa es esencial.
Se les dijo al primer hombre y la primera mujer, “Dad fruto y multiplicaos” (Gén 1:28), de la misma manera le es ordenado a la iglesia que se multiplique al ir y hacer discípulos de todos las naciones (Mat 28:19-20). ¿Cuál es la mejor y más eficiente manera que tiene un mayor alcance para la multiplicación de la iglesia? ¿Cuántos miembros de la iglesia están viviendo vidas infructíferas debido a una alimentación y motivación no apropiada? Reunirse en casas tiene un gran potencial para el cuidado espiritual y la multiplicación. En la medida en que el compañerismo crece fuertemente, más del tamaño requerido en una casa, la iglesia inevitablemente se multiplicará y dispersará a diferentes lugares. De esta manera, las iglesias pueden fácil y rápidamente multiplicarse por toda la ciudad o el pueblo.
Howard A. Synder observó la efectividad de iglesias multiplicadoras y describió, “No es el solo crecimiento numérico sino la multiplicación de iglesias locales la prueba de una iglesia saludable y creciente. El ideal bíblico no es ni producir una hueste de nuevos cristianos que llevan vidas independientes y separadas, ni expandir las iglesias locales existentes hasta que su membresía llegue a los miles. El patrón bíblico es formar a los nuevos convertidos en congregaciones locales y multiplicar el número de congregaciones en la medida en que se adhieren nuevos convertidos. El ministerio de Pablo y otros evangelistas del Nuevo Testamento era un ministerio de multiplicación de iglesias. Los convertidos en muchas ciudades rápidamente llegan a los miles; y sin embargo por casi doscientos años no se erigieron edificaciones eclesiales. Tal crecimiento bajo tales condiciones puede solo ser explicado como la multiplicación de pequeñas congregaciones.”[24]
Plantación de iglesias por saturación puede ser hecho de manera efectiva en un modelo como este, si trabajamos con diligencia y con la sabiduría y el poder del Espíritu Santo. La iglesia que crece solo en un lugar puede ser buena para presumir sobre los números, pero usualmente le falta un compañerismo cualitativo, cuidado espiritual y la motivación para expandirse. Conozco muchos miembros que pertenecen a una gran iglesia de “reunión de números”, pero que no tienen ninguna relación motivante con los supervisores y unos a otros. ¿El asistir los domingos a un servicio de dos horas convierte a alguien en parte del Cuerpo de Cristo? ¿Somos miembros de la iglesia solo de nombre? ¿Es ese el tipo de iglesia por el cual murió Jesús? ¿Qué significa el ser parte del Cuerpo de Cristo? ¿Estamos apasionados por expandir el Reino de Dios o por ver Su Reino crecer en un lugar?
Las iglesias que son bien alimentadas y se dispersan son aquellas que prosperan fácilmente, tanto numérica como espiritualmente. Una de las principales razones de que la iglesia primitiva prosperara grandemente es por causa de los creyentes alimentados espiritualmente que se dispersaron (He 8:1, 4, 11:19ss). La multiplicación de iglesia es más efectiva que la plantación de iglesia. Hay una gran necesidad de enfatizar más en la multiplicación de iglesias en vez de la plantación de iglesias. La multiplicación de iglesia es contagiosa. Es como un fuego en el bosque. ¿Pero cómo puede suceder esto? Wolfgang Simpson sabiamente escribió, “en las iglesias en casa, las personas son los recursos, Jesús es el programa, el compañerismo es la razón, la multiplicación es el resultado, y discipular a la vecindad la meta.”[25] Él escribió en otro lugar que “la iglesia está cambiando de regreso de ser una estructura de ‘venir’ a convertirse otra vez en una estructura de ‘ir’. Como resultado, la Iglesia necesita dejar de tratar de traer gente ‘a la iglesia,’ e iniciar con llevar la Iglesia a las personas. La misión de la Iglesia nunca se cumplirá con solo adicionar a la estructura existente; le tomará nada más que un crecimiento acelerado de la iglesia a través de la multiplicación espontánea de sí misma a áreas de la población del mundo, en dónde Cristo todavía no es conocido.”[26] Es por eso que creemos que reunirse en una casa como una pequeña comunidad crea más espacio para que la iglesia tenga un cuidado espiritual de calidad y la iglesia sea movida a multiplicarse.
9.- Discipulado y Multiplicación de Líderes
Hay una gran necesidad por la multiplicación de líderes bíblicos en las iglesias hoy en día. La multiplicación de líderes lleva a un crecimiento explosivo de Reino de Dios a través de la iglesia. Esto sucede cuando la iglesia es discipulada apropiadamente. Jesús no dijo, “vayan y tengan buenos servicios y reuniones.” Él dijo, “vayan y hagan discípulos” (Mat 28:19-20). Es discipulado es una manera íntima de equipar. La reunión de la iglesia es una oportunidad para el discipulado. Una de las maneras efectivas de vivenciar la multiplicación de líderes es al hacer discípulos.
El crecimiento de los creyentes y la multiplicación de líderes, a través del proceso del discipulado, son signos saludables de una iglesia bíblica. En la medida en que los líderes discipulen a la iglesia, la iglesia la iglesia se discipulará unos a otros y penetrará el mundo con una visión para el discipulado. Tristemente, en nuestro sistema moderno actual, el discipulado no es una tarea significativa y necesaria para la iglesia. Se supone que sea el trabajo de los centros de entrenamiento y discipulado o de las escuelas bíblicas. Dietrich Bonhoeffer acertadamente afirmó, “un cristianismo sin discipulado es siempre un cristianismo sin Cristo.”[27]
Dónde no hay discipulado, el potencial de la iglesia es sepultado y los posibles líderes permanecen sin identificar, desmotivados y por ende ignorados. ¿No sería una noticia chocante si se hiciera una encuesta sobre cómo las iglesias están discipulando, y la manera en que las iglesias están levantando y enviando líderes en un año o por lo menos en cinco años? ¿No nos dijo nuestro Señor Jesús, “La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” (Mat 9:37-38)? ¿Estamos orando, equipando, movilizando y enviando líderes al campo? ¿Cómo están las iglesias estableciendo metas y estrategias para la multiplicación de líderes?
El crecimiento de las pequeñas comunidades a través del discipulado frecuentemente resulta en el crecimiento de más líderes. Los líderes nacen y se desarrollan no por las predicaciones públicas sino debido al discipulado personal. Un mentoreo y una supervisión de calidad se manifiestan más en tales reuniones pequeñas, identificando y motivando así más líderes potenciales. Grace Wiebe correctamente destacó, “las iglesias en casa pueden ser una parte vital en levantar, entrenar y multiplicar a muchos líderes sirvientes (resultando en menos líderes quemados).”[28] En este tipo de contexto informal, hay una gran posibilidad para la multiplicación de discípulos, guiando como consecuencia a la multiplicación de líderes e iglesias. Por eso creemos que reunirse en casas es una manera efectiva para que la iglesia sea discipulada y para levantar, equipar y enviar muchos líderes.
10.- Los Pobres, Los Necesitados y Las Misiones
Una lectura cuidadosa de las Santas Escrituras revela que el dinero en la iglesia primitiva era usado en gran parte para ayudar a los pobres y necesitados.[29] Cada iglesia era autónoma y una organización social independiente. Incluso durante la mitad del segundo siglo, las colectas se tomaban principalmente para ayudar a las personas pobres y necesitadas. De acuerdo a la información encontrada en First Apology (Primera Apología) de Justino Martyr y en la Didache, el historiador de iglesia Earle E. Cairns menciona que al final del tiempo de compartir de la iglesia, “ellos finalmente tomaron una colecta para ayudar a las viudas y huérfanos, los enfermos, los prisioneros y los extranjeros. La reunión fue entonces despedida y cada persona se fue a su casa.”[30]
La iglesia primitiva también dio para las misiones. Sin embargo, muchas de las exhortaciones dadas a las iglesias sobre el dar, están enfocadas a ayudar a las personas en necesidad. Esto se ha descuidado prácticamente hoy en día. ¿Por qué hay allí un gran énfasis en ayudar a los pobres y necesitados, así como a las misiones? Pensemos - ¿Qué tanto valor tiene el predicar el evangelio a las personas mientras descuidamos el mostrar el amor y la compasión de Cristo con las obras? Juan escribió, “Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad” (1 Jn 3:17-18).
Mahatma Gandhi dijo una vez, “Hay gente tan hambrienta en el mundo que Dios no puede revelarse a ellos excepto en la forma de un pan.”[31] El evangelio de Cristo cubre ambas necesidades, las espirituales y las físicas. En Su parábola de “El Buen Samaritano,” Jesús enseñó que ‘amar a nuestro vecino’ significa ‘ayudar al necesitado’ (Luc 10:25-37). Incluso los pastores fueron exhortados por Pablo a que ayudaran a las personas en necesidad. De hecho es a ellos a quienes Pablo les dice, “Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir.’” (He 20:17, 28, 34-35).
Cuando los creyentes trajeron el dinero de las ventas de las propiedades y lo pusieron a los pies de los apóstoles, ellos lo distribuyeron entre las personas necesitadas (He 4:32-35). Es interesante anotar que la iglesia primitiva incluso vendió sus propiedades para ayudar a aquellos que estaban en gran necesidad. Las famosas palabras, “Dios ama al dador alegre” fueron escritas a la iglesia de Corintio en el contexto de ayudar a los santos de la iglesia que estaban en necesidad (2 Co 9:1, 7).
John MacArthur destacó muy bien, “el propósito principal del dar, de acuerdo a lo enseñado en el Nuevo Testamento, es para el apoyo de los santos, la iglesia. La primera obligación de un cristiano es apoyar a sus compañeros creyentes, individual y colectivamente. La primera responsabilidad financiera de la iglesia es el invertir en su propia vida y en su propia gente (véase 2 Cor. 8:1-5; 9:12-15; Fil. 4:14-16). Obviamente esta no es la única obligación económica que tenemos. La parábola del Buen Samaritano deja claro que debemos ministrar personal y financieramente a cualquiera en necesidad, independiente de su religión, cultura o circunstancia (Lucas 10:25-37). Pablo también enseña que nosotros deberíamos ‘hacer el bien a todos los hombres’ (Gál. 6:10). Pero en el mismo versículo él continúa diciendo, ‘y especialmente a aquellos que hacen parte de la familia de la fe’ (véase 1 Juan 3:17). En 2 Corintios 9:13 los apóstoles apelan por una generosa solidaridad ‘con todos.’ El apoyo a los pobres y necesitados en el mundo en el nombre del Señor es una actividad cristiana de alta prioridad de acuerdo a los estándares Escriturales.”[32] ¿Qué porcentaje del dinero levantado actualmente por la iglesia está yendo para las personas pobres y necesitadas? Incluso en el Antiguo Testamento, un diezmo especial era levantado una vez cada tres años para ayudar a los huérfanos, las viudas y otras personas pobres (Dt 14:28-29). ¿Cómo se usan los diezmos de las iglesias hoy en día?
Se dice que la mayoría del dinero hoy en día es generalmente usado para el mantenimiento y la administración, con menos dinero yendo hacia las misiones. En muchas iglesias, no existe ninguna consideración especial para ayudar a los pobres y necesitados. ¿Son ambos, los pobres y las misiones, una prioridad en el presupuesto financiero de las iglesias tradicionales? ¿Qué porcentaje del dinero recogido por la iglesia tradicional va para ayudar a los necesitados y las misiones? Los autores del Life Application Bible Commentary (Comentario Bíblico de Aplicación de Vida) en el Evangelio de Marcos, advirtieron, “si nuestras iglesias gastan grandes sumas en sus edificaciones físicas e ignoran las misiones, el evangelismo y el cuidado de los pobres, ellas también caerán bajo el juicio de Dios.”[33] Ya que reunirse en una casa es un modelo simple (lo que significa, que no se requiere dinero para edificaciones y su mantenimiento), el dinero puede ser usado para ayudar a los pobres y necesitados, incluyendo el apoyo a las misiones.
Palabras Finales
Para justificar sus prácticas, muchos de forma ignorante y poco razonable se oponen a esta enseñanza (como yo alguna vez lo hice) sin un estudio y un examen cuidadoso de cómo funcionaba la iglesia primitiva. No hay muchas cosas buenas que decir sobre la iglesia moderna hoy. Se requiere una reforma para ayudar al pueblo de Dios a funcionar más efectiva y bíblicamente. El reunirse en casas no es una solución perfecta en la cual nunca tendremos ningún tipo de problemas. Solamente es un acercamiento mejor y más efectivo. Al decir esto, me refiero a que tiene más ventajas y menos desventajas. Claro que los problemas que suceden, basados en diferentes situaciones, lugares y culturas, deben ser tratados en oración y sabiamente, de acuerdo a la sabiduría del Espíritu Santo y con el consejo de personas de Dios experimentadas.
Así mismo, que el lector no yerre en pensar que la iglesia está confinada a reunirse en una casa. Puede reunirse también en una oficina, un pasillo, un salón de clases, una cabaña, una carpa, etc. siempre y cuando el tamaño de la comunidad sea lo suficientemente pequeño para que la participación de cada miembro sea posible y movilizada. La estructura no es tan importante como lo es el funcionar de la iglesia. Este capítulo de hecho se podría titular, “Diez Razones para las Comunidades Pequeñas.” Ya que la casa es un lugar informal en el cual la gente generalmente se puede reunir en comunidades pequeñas, lo he usado frecuentemente en este capítulo. El pueblo de Cristo es libre de reunirse donde quiera que lo sientan conveniente y sin embargo funcionen de acuerdo al patrón de la iglesia del Nuevo Testamento.
Finalmente, que nunca olvidemos que cualquier paradigma eclesial es débil y le falta vida sin el empoderamiento del Espíritu Santo. Es Espíritu de Dios es la vida de la iglesia; sin Él cualquier iglesia está muerta. Busquemos ser revestidos con el poder de lo alto mientras constantemente buscamos establecer Su Reino en la tierra. ¡Que el Señor sea derramando abundantemente de Su Espíritu sobre Su Cuerpo, la iglesia!
Cierro este capítulo con un comentario digno de ser contemplado por el comentarista Anglicano David Prior. Él escribió, “es mejor estar preocupado por la calidad que por la cantidad: un diamante miniatura es por mucho más valioso que toda una carga de piedras. Es por esta razón que vamos a trabajar con grupos y pequeñas comunidades en vez de hacerlo con grandes multitudes . . . solo nos preocupan las comunidades pequeñas compuestas de personas que saben que ellos son la Iglesia. Es con ellos que vamos a establecer la obra de extensión del Evangelio, de proclamar en palabra y hechos que Cristo vino para liberarnos de la miseria y la opresión, bien sea espiritual o material. Trabajar en grupos pequeños vale por mucho más la pena. Una cucharadita de azúcar disuelta en una pequeña taza endulza el café, y eso es lo mismo con el Evangelio en una comunidad pequeña. Pero ponga la misma cucharadita de azúcar dentro de una gran jarra de café, y su sabor sencillamente se pierde.”[34]
Notas:
[1] David Watson, I Believe in the Church (Great Britain: Hodder & Stoughton, 1978), 121.
[2] Robert Banks, Paul’s Idea of Community (Massachusetts: Hendrickson Publishers), 90.
[3] Watson, 117.
[4] William Barclay, The Letters to the Corinthians, Revised Edition (Westminster Press, 1977), 135.
[5] Ronald Sider, Rich Christians in an Age of Hunger (Illinois: Inter-Varsity Press, 1977), 190-191.
[6] Robert & Julia Banks, The Church Comes Home (Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 1998), 84.
[7] Tomado de un artículo no publicado, “Services Versus Service.”
[8] Michael Green, Evangelism Now & Then (Illinois: InterVarsity Press, 1979), 103-104.
[9] Pablo menciona el problema en 1 Co 11:20-21 y finalmente da la solución en los versículos 33-34.
[10] J. I. Packer and Merrill C. Tenney, Illustrated Manners and Customs of the Bible (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1980), 540-541.
[11] Frank Viola, Pagan Christianity (Present Testimony Ministry, 2002), 99.
[12] John Havlik, People Centered Evangelism (Nashville: Broadman Press, 1971), 47.
[13] Robert Fitts, The Church in the House (Salem, OR: Preparing the Way Publishers, 2001), 18.
[14] He 11:30; 15:2, 4, 6, 22, 23; 14:23; 20:17-28; Fil 1:1; 1 Tes 5:12-13; 1 Tim 4:14; 5:17; Tito 1:5; Stg 5:14; 1 Pe 5:1-3; Heb 13:7, 17, 24.
[15] Gordon Fee, Gospel and Spirit (Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 1991), 139.
[16] Robert Baker, A Summary of Christian History (Nashville, Tennessee: Broadman & Holman Publishers, 1994), 11.
[17] Power Bible CD [CD-Rom] V4.5. Bronson: Online Publishing, 1999-2005.
[18] Alex Rattray Hay, The New Testament Order for Church and Missionary (1947), 299.
[19] Christian Liturgy, 53.
[20] Fitts, 18.
[21] Michael Green, Evangelism in the Early Church (1970), 207.
[22] www.bibleleague.org/church/planting/china.php
[23] Eternal Perspective Ministries, www.epm.org/articles/Chinesetorture.htm
[24] Howard Synder, The Community of the King (Illinois: Inter-Varsity Press, 1978), 122.
[25] Wolfgang Simpson, Houses that Change the World (Chennai, India: Mission Educational Books, 1998), 142.
[26] Ibid, 21-22.
[27] www.choosethelife.com/041100_article.html
[28] The Network for Strategic Missions, www.strategicnetwork.org/index.php?loc=kb&view=v&id=8614&fto=1269&
[29] He 2:45; 4:32-37; 6:1-4; 9:36; 20:34-35; Ro 12:13; 1 Co 16:1-3, 15; 2 Co 8:1-5; 9:1-2, 7; Gál 2:6-10; 6:9-10; Fil 7; Tito 3:8; Heb 6:10-11, 13:2-3, 15-16; Stg 1:27; 2:15-17; 1 Pe 4:9; 1 Jn 3:16-18.
[30] Earle E. Cairns, Christianity Through The Centuries (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1996), 84.
[31] Wheel Words, www.texaschapbookpress.com/wheelwords.htm.
[32] John MacArthur, The MacArthur New Testament Commentary 1 Corinthians (Printed in India: 1984 by The Moody Bible Institute of Chicago), 451.
[33] Bruce B. Baton, et al., Life Application Bible Commentary on Mark (Illinois: Tyndale House Publishers, Inc., 1994), 319.
[34] David Prior, The Church in the Home (Great Britain: Marshall Morgan and Scott Marshall Pickering, 1983), 163-164.
Fuente:
10 Razones para iglesias en casa
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2 comentarios:
Realmente las iglesias casas son el diseño de Jesucristo aqui en la tierra.
Así lo creemos hermana Judith. Es el modelo que resiste toda crisis y persecución; además que permite el debido crecimiento y participación de la mayoría de los creyentes en los ministerios de la iglesia. Dlsbm
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