ESPERANZA PARA LOS ODRES VIEJOS II
Un Liderazgo alineado a lo "Nuevo" de Dios
Por apóstol Dr. Daniel Guerrero
INTRODUCCIÓN
¿Sabes que si no renuevas tu fe y corazón delante de Dios puedes ser dejado atrás? ¿Sabes que en lo “nuevo” de Dios solamente puede entrar lo “nuevo” de Dios? ¿Sabes que sólo un corazón contrito y humillado delante de Dios nunca será rechazado por Él?
Cualquier viejo hábito, cualquiera forma vieja de pensar, cualquier costumbre o tradición que no sea compatible con lo “nuevo” de Dios, no podrá sobrevivir ni permanecer ante lo “nuevo” de Dios.
El Caso de Moisés y Josué
Después que los hijos de Israel se rebelaron nuevamente ante Dios, por su forma idólatra de pensar y actuar, Dios les mandó a Moisés y Eleazar, hijo de Aarón, hacer un censo de la población mayor de 20 años (Núm. 26:1-2). Y en vista que estos que se rebelaron a Dios y perseveraban en su vieja forma de pensar, Dios les decretó que morirían en el desierto, a excepción de Josué y Caleb (Núm. 26:63-65; 14:20-24).
Con los 24.000 que murieron en la mortandad provocada por la seducción de las mujeres de Moab, la generación más vieja, que se había rebelado cuarenta años atrás, finalmente pereció. Una nueva numeración de gente debía tener lugar, una nueva cuenta, en la que cada uno sabía su identidad y su posición, pero lo "viejo" fue dejado atrás…
Aún, un nuevo liderazgo debía ser establecido; un nuevo liderazgo que no tuviera los vicios mentales, emocionales y espirituales de la “vieja” generación pasada. Un nuevo liderazgo lleno del Espíritu de Dios, de la nueva mentalidad de reino que traía el Espíritu de Dios (Núm. 27:16; 18-20). ¡Lo que me impacta es el liderazgo y calibre espiritual de Moisés que reconoce su propia debilidad, su propia rebelión, y ora al Señor, por el Espíritu, por ese nuevo liderazgo!
Cuando el “viejo” liderazgo se alinea a lo “nuevo” que el Espíritu del Señor está trayendo, entonces es capaz de impartir la autoridad, la unción y habilidades necesarias para el nuevo liderazgo de la nueva etapa o nueva temporada que Dios pone delante de Su pueblo (Núm. 27:15-23).
No era suficiente que Josué fuera hábil y experimentado por más de cuarenta años, bajo el liderazgo de Moisés. Algo más era necesario; algo mucho más allá de las propias capacidades naturales de Moisés; algo sobrenatural, esa autoridad celestial que había afectado a ese pueblo rebelde, de tal manera que ellos habían seguido y respetado el liderazgo de Moisés, en el desierto, durante 40 años. Esa "autoridad" en particular que se le ordenó a Moisés pasar a Josué es hod, en hebreo: "una grandeza o majestad relacionada con la realeza" ("esplendor" en el Salmo 45:3 NVI). Esta autoridad capacitaría al “nuevo” liderazgo, con la cual influiría a la congregación para escuchar y obedecer su palabra. Y ella fue impartida por la imposición de manos y la liberación pública de la unción de Dios sobre Josué.
Y a la “nueva” generación, numerada por Moisés y Eleazar, se le recuerda que el tiempo es muy importante cuando venimos a adorar y servir a Dios… “Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas encendidas en olor grato a mí, guardaréis, ofreciéndomelo a su tiempo.” (Núm. 28:2 NVI; Heb. moedim: “tiempos señalados” en el original).
Así que, en los capítulos 28 al 29 se presentan de nuevo, para la "nueva" generación, "los tiempos señalados" de Jehová (junto con los sacrificios que se harían durante cada uno): Todos los días (mañana y tarde), semanal (sábados), mensual (Rosh Chodesh- cabeza o inicio del Mes); en primavera: Pesaj (Pascua), Matzo (panes sin levadura), Bikkurim (Primicias), Shavuot (Semanas, Pentecostés); en otoño: Yom Teruah (Fiesta de las Trompetas), Yom Kippur (Día del Perdón), Sucot (Fiesta de los Tabernáculos / Tabernáculos; con instrucciones para cada uno de los ocho días). Todos estos tiempos de Jehová (con sus respectivas ofrendas) están aquí dispuestos de una manera fresca y renovada delante de Su ejército, ante Su pueblo, mucho antes que sea hecho cualquier movimiento hacia adelante, hacia su nueva tierra.
Por lo tanto, es evidente que parte del proceso de renovación mental, emocional y espiritual de Dios para Su pueblo es que éste se presente delante de Él en los tiempos señalados, en Su kairós, se purifique y se prepare, para recibir de Él la bendición, la unción y el favor que solamente Él puede otorgar a todos aquellos que lo aman y le obedecen con todo su corazón, mente, alma y fuerzas.
CONCLUSIÓN
También en la Primera parte de esta serie de estudios decía que el Señor es capaz de darnos vestiduras nuevas, para el nuevo tiempo, y para el tiempo de cambio que Él está trayendo sobre Su pueblo y las naciones.
Y si nuestra mente y corazón, como odres no pueden ser renovados ni usados más, el Señor Dios Todopoderoso es capaz de darnos un odre nuevo; es decir, una mente nueva, un corazón nuevo y espíritu nuevo, para recibir el vino nuevo, la revelación y la gloria que el Espíritu del Señor está trayendo en este tiempo sobre Su pueblo y las naciones. ¡Pero necesitamos entrar en Su proceso de renovación y en Su tiempo, de manera que podamos adquirir "odres nuevos"!
¿Que podemos hacer para adquirir "odres nuevos"?
La solución la podemos encontrar muy fácilmente en la Biblia, la Palabra de Dios, en tres pasajes clásicos:
1.- En el Salmo 1 aprendemos que todo aquel que obedece a Dios y medita diariamente en Su Palabra experimentará renovación mental, emocional y espiritual; y disfrutará de bienestar integral en su vida.
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará."
2.- En el Salmo 51 también podemos observar que parte del proceso de renovación consiste en:
2.1. Confesar continuamente nuestros pecados y fallas delante de Dios
2.2. Humillarnos ante la poderosa, pero dulce presencia del Señor en oración y adoración
2.3. Abandonarnos en la poderosa presencia del Espíritu y dejarnos ministrar y llenar en Su amor
2.4. Exaltar a Dios y reconocer Su grandeza, gracia y bondad para con nosotros, Sus hijos.
"Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.
Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu.
Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente."
3.- Y en Romanos 12:1-2 también aprendemos que para ser renovados y transformados en nuestra mente y corazón, necesitamos continuamente:
3.1. Presentarnos en la presencia del Señor y rendirnos completamente a Él en adoración
3.2. Sujetarnos solamente a la guía de la Palabra y del Espíritu de Dios
3.3. Rechazar los esquemas mentales y culturales que la sociedad o el mundo nos ofrece
3.4. Dejarnos moldear nuestro carácter para que sea tan humilde, amoroso y servicial como el corazón de nuestro Señor.
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
Si desea leer el Primer mensaje de esta Serie de estudios, puede hacer click aquí.
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Por favor, incluya la siguiente declaración en las copias distribuidas: Por [Nombre del autor] © [Fecha] Comunidad cristiana Hay paz con Dios. Sitio web: http://haypazcondios.blogspot.com/
¡DÍGALE NO AL PLAGIO!
Y a la “nueva” generación, numerada por Moisés y Eleazar, se le recuerda que el tiempo es muy importante cuando venimos a adorar y servir a Dios… “Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas encendidas en olor grato a mí, guardaréis, ofreciéndomelo a su tiempo.” (Núm. 28:2 NVI; Heb. moedim: “tiempos señalados” en el original).
Así que, en los capítulos 28 al 29 se presentan de nuevo, para la "nueva" generación, "los tiempos señalados" de Jehová (junto con los sacrificios que se harían durante cada uno): Todos los días (mañana y tarde), semanal (sábados), mensual (Rosh Chodesh- cabeza o inicio del Mes); en primavera: Pesaj (Pascua), Matzo (panes sin levadura), Bikkurim (Primicias), Shavuot (Semanas, Pentecostés); en otoño: Yom Teruah (Fiesta de las Trompetas), Yom Kippur (Día del Perdón), Sucot (Fiesta de los Tabernáculos / Tabernáculos; con instrucciones para cada uno de los ocho días). Todos estos tiempos de Jehová (con sus respectivas ofrendas) están aquí dispuestos de una manera fresca y renovada delante de Su ejército, ante Su pueblo, mucho antes que sea hecho cualquier movimiento hacia adelante, hacia su nueva tierra.
Por lo tanto, es evidente que parte del proceso de renovación mental, emocional y espiritual de Dios para Su pueblo es que éste se presente delante de Él en los tiempos señalados, en Su kairós, se purifique y se prepare, para recibir de Él la bendición, la unción y el favor que solamente Él puede otorgar a todos aquellos que lo aman y le obedecen con todo su corazón, mente, alma y fuerzas.
CONCLUSIÓN
También en la Primera parte de esta serie de estudios decía que el Señor es capaz de darnos vestiduras nuevas, para el nuevo tiempo, y para el tiempo de cambio que Él está trayendo sobre Su pueblo y las naciones.
Y si nuestra mente y corazón, como odres no pueden ser renovados ni usados más, el Señor Dios Todopoderoso es capaz de darnos un odre nuevo; es decir, una mente nueva, un corazón nuevo y espíritu nuevo, para recibir el vino nuevo, la revelación y la gloria que el Espíritu del Señor está trayendo en este tiempo sobre Su pueblo y las naciones. ¡Pero necesitamos entrar en Su proceso de renovación y en Su tiempo, de manera que podamos adquirir "odres nuevos"!
¿Que podemos hacer para adquirir "odres nuevos"?
La solución la podemos encontrar muy fácilmente en la Biblia, la Palabra de Dios, en tres pasajes clásicos:
1.- En el Salmo 1 aprendemos que todo aquel que obedece a Dios y medita diariamente en Su Palabra experimentará renovación mental, emocional y espiritual; y disfrutará de bienestar integral en su vida.
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará."
2.- En el Salmo 51 también podemos observar que parte del proceso de renovación consiste en:
2.1. Confesar continuamente nuestros pecados y fallas delante de Dios
2.2. Humillarnos ante la poderosa, pero dulce presencia del Señor en oración y adoración
2.3. Abandonarnos en la poderosa presencia del Espíritu y dejarnos ministrar y llenar en Su amor
2.4. Exaltar a Dios y reconocer Su grandeza, gracia y bondad para con nosotros, Sus hijos.
"Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.
Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu.
Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente."
3.- Y en Romanos 12:1-2 también aprendemos que para ser renovados y transformados en nuestra mente y corazón, necesitamos continuamente:
3.1. Presentarnos en la presencia del Señor y rendirnos completamente a Él en adoración
3.2. Sujetarnos solamente a la guía de la Palabra y del Espíritu de Dios
3.3. Rechazar los esquemas mentales y culturales que la sociedad o el mundo nos ofrece
3.4. Dejarnos moldear nuestro carácter para que sea tan humilde, amoroso y servicial como el corazón de nuestro Señor.
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
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